Había una vez, hace mucho tiempo, en un salón recreativo muy lejano que seguramente ya no exista, nos dedicábamos cada tarde a soltar adrenalina acumulada durante las clases del colegio. Allí, frente a la máquina, poníamos rostro a aquel profesor que tan mal nos caía y siempre nos cateaba, o al matón de la clase que tan chulito se ponía.
Se llaman, técnicamente, beat’em-ups. Su mecánica es de lo más simple: el núcleo jugable dice que debemos pegar y avanzar, avanzar y pegar. Seguro que tú, tanto como yo, pasaste las mismas tardes gastando monedas de 25 pesetas. Estos son los que, desde mi más humilde opinión, merecen estar en un Top Ten. Hoy te invito a que, una vez más, saques brillo a tus puños. Let’s Fight.
10.- Renegade (Taito / Technos, 1986)
No voy a afirmar rotundamente que Renegade fuera el primer juego de la historia en el que la mecánica fuese limpiar las barriobajeras calles de macarras, liantes con cadenas y punkis con mala leche. Seguramente exista alguno previo al juego de Technos. Pero para mí y para cientos de miles de personas, estamos ante el Padre del género, o simplemente, aquel que decidió redactar los mandamientos del Yo contra el barrio e implementarlos, uno por uno, en forma de arcade.
Por supuesto, Renegade fue superado ampliamente por toda una legión de hijos, ya fueran bastardos, adoptivos o de leche materna compartida. Pero su legado es tan inmenso que sin duda merece figurar con letras de oro en cualquier lista de beat’em-ups que se precie.
Como nota añadida, mencionar que el origen del juego se encuentra en Nekketsu Kōha Kunio-kun, que así se llamó el juego original cuando se lanzó en Japón. Renegade no es más que la occidentalización de dicho título realizada por Taito, cambiando la mayoría de sprites de los personajes, e incluso el argumento; el típico guión en el que debemos salvar a nuestra chica no era tal en el juego nipón, donde el protagonista, Kunio, debía clamar venganza contra una serie de bandas callejeras que le habían dado una paliza de padre y muy señor mío.
9.- Alien VS Predator (Capcom, 1994)
Ya en la recta final del género arcade clásico, Capcom volvía a exprimir al máximo su placa CPS2, reuniendo en pantalla un número ingente de aliens, a los que debíamos dar candela ya fuera con dos personajes humanos -una teniente que aparecería con posterioridad en otros títulos de lucha de la compañía- o con alguno de los Predators que había en plantilla.
Utilizando esta vez las armas de fuego con mucha mayor asiduidad que cualquier otro título de los que se mencionan en esta lista, su currada historia y el género fantástico que aborda logran darle un poco más de variedad a este Top Ten, repleto de cadenas, látigos, bajos fondos y calles de fuego.
8.- Streets of Rage II (SEGA, 1992)
Venga ya. Si hasta en el título del artículo lo pone. Arcade. Ar-Ca-De. ¿A qué viene aquí un título de Megadrive?
Pues la verdad, debido a dos razones principalmente. La primera, para que te ganes un buen owned de estos que se llevan ahora. Streets of Rage II también se lanzó sobre placa arcade, concretamente, en Mega Play, un sistema muy parecido a los que Nintendo utilizaba para agrupar juegos de NES en una máquina recreativa y dejarnos un tiempo limitado para jugarlos -extendible, por supuesto, echando cinco duros-. No era fácil de encontrar, no es la máquina recreativa habitual, pero haberla, hayla.
La segunda razón, porque era un pedazo de juego. Y lo sigue siendo. La respuesta de SEGA al Final Fight que Capcom portó a Super Nintendo lucía una inolvidable banda sonora a cargo del recordado Yuzo Koshiro. Sus personajes también se forjaron un lugar en nuestros corazoncitos, y las diferencias jugables que reportaba el manejar a uno u otro se hacía digno de elogio. Fue uno de los pocos juegos que, como acérrimo usuario de Super Nintendo, envidiaba celosamente a mis archienemigos de Mega Drive. Qué tiempos.
7.- X-Men Arcade: 6-players (Konami, 1991)
Konami vuelve a la carga con una de las máquinas más espectaculares de todos los tiempos. Y no es que sus gráficos fueran impresionantes, o su jugabilidad revolucionara al adolescente derrochador de monedas de cinco duros. De hecho, el motor utilizado es idéntico al de otros títulos como Los Simpson, otro ilustre pegaostias y el mejor título de la historia que haya tenido como protagonistas a la familia amarilla.
Así, lo más importante radicaba en su cabina, dotada de una pantalla panorámica para abarcar más campo de visión, y la posibilidad de jugar seis personas al mismo tiempo. Cíclope, Lobezno, Coloso, Rondador Nocturno, Tormenta y Dazzler. Casi nadie al aparato. Épicos piques con la pandilla de colegas al completo, oiga.
6.- Golden Axe (SEGA, 1989)
Entre la amplísima oferta de míticas recreativas que SEGA es capaz de ofrecernos durante su dilatada historia, Golden Axe ocupa un lugar de honor. La temática medieval de espada y brujería, así como el carisma de sus personajes y la espectacularidad de sus magias y las monturas que podíamos usar, dragones incluídos, son sus señas de identidad. Como para olvidarnos de los dichosos enanitos escurridizos que había que aporrear para que soltaran nuestra dosis de maná y energía.
La leyenda del Hacha Dorada se alargó durante una saga que con sus numerosas entregas y cambios de rumbo, jamás pudo superar la repercusión de su entrega original; hace poco que ha salido la revisión Next-Gen del título, con un beat’em-up tradicional envuelto entre texturas y tridimensionalidad bastante solvente, a pesar de sus malas críticas.
5.- Double Dragon (Technos, 1987)
Fue Technos Japan la encargada de subir un escalón más en el, por aquel entonces, jóven género del beat’em-up. Tomando buena nota de su anterior Renegade, decidió añadir un modo cooperativo en el que los hermanos Lee pelearan codo con codo para recuperar a Marian.
Como os comenté en el artículo de hace unas cuantas semanas, el juego planteaba un buen abanico de golpes, armas y hasta un dilema moral, llegando al final del título y poniendo en la piel de los jugadores la decisión de luchar a muerte por la chica, o suicidarse mutuamente para que se quedara compuesta y sin macarra. Eso sí, como recomendación personal, evitar la película que hicieron con su nombre: peligro de muerte. En suma: mítico como el que más.
4.- Cadillacs & Dinosaurs (Capcom, 1992)
De nuevo tenemos un cómic como fuente de inspiración para un beat’emúp; en este caso, la obra de Mark Schultz llamada Xenozoic Tales, fue el punto de partida para Capcom en pos de crear otro de los mitos vivientes del presente artículo. Los cuatro personajes que podíamos seleccionar en Cadillacs & Dinosaurs tenían sus propias características y un buen puñado de movimientos especiales.
Además, ofrecía una amplia variedad de armas que recoger durante el camino, las cuales poseían un cargador de balas que había que ir recargando para seguir usándolas. La fase de ‘conducción temeraria’ en la que el protagonista era el famoso Cadillac, la estética puramente cómic que supuraba a cada instante y la introducción de los Dinos como la inocente máquina de guerra que el hombre malvado manipula hacían crecer aún más el interés en un título que agolpaba a la gente a su alrededor como pocos.
3.- D&D: Shadow over Mystara (Capcom, 1996)
El tercer puesto del podio lo ocupa el que muchos consideran como el último gran beat’em-up bidimensional, continuación directa del primer D&D: Tower of Doom, también para salones recreativos y convertidos ambos dos con posterioridad para Sega Saturn.
Con el mundo de Mystara y las directrices del universo Dungeons & Dragons como trasfondo, estamos ante un juego que introduce muchas variantes a un género que, allá por el 96, ya daba muestras de perder fuelle en cada puñetazo que propinaba. Shadows over Mystara ofrece gran variedad de personajes, un inventario con diversos objetos seleccionables, la posibilidad de cubrirse si disponíamos de escudo e incluso la posibilidad de elegir nuestro propio camino cuando éste se bifurcaba en distintas rutas.
Su calidad estaba fuera de toda duda, llevando al máximo exponente el arte gráfico en dos dimensiones, y poseía animaciones geniales en todos y cada uno de los sprites que participaban en la batalla. Como comenté al principio, estamos ante una especie de canto de sirena del género, emitido por la compañía que lo llevó a sus cotas más altas de popularidad.
2.- Final Fight (Capcom, 1989)
Capcom quería subir las apuestas del primer Street Fighter, encargando el trabajo a los pesos pesados de la compañía por aquel entonces, liderados por Yoshiki Okamoto. Provisionalmente llamado Street Fighter 89, el juego que finalmente quemaría las calles sería conocido como Final Fight, enrolando a personajes tan duros como carismáticos. Su líder, el mismísimo alcalde de Metro City, Mike Haggar.
Tanto su excelente modo de dos jugadores simultáneos, como los enormes sprites que manejaba, sus recordadas melodías y la jodida dificultad, con mención especial para los final bosses -ese Poli Loco-, configuraban un torrente adictivo imposible de parar, a menos que nos arruinásemos dejando la paga del mes en monedas. Un 1 fijo en cualquier quiniela donde se repartan ostias callejeras.
1.- Teenage Mutant Ninja Turtles (Konami, 1989)
En nuestra cultura adolescente, en aquella generación de los ochenta a la que orgullosamente pertenezco, la llegada de las Tortugas Mutantes y toda su parafernalia fue un torbellino arrollador a todos los niveles. La serie de animación hizo que cada uno de nosotros eligiera su quelonio preferido. Los muñecos de Bandai, venta segura en período navideño y petición fija en cada lista de Reyes Magos.
El punto culminante de esta bendita locura lo puso Konami al elevar al infinito el juego cooperativo con esta placa arcade. Destrozar soldados del Foot Clan con tres colegas más, ponerle la cara colorada a Rocksteady o azotar el trasero de Bebop no tenía precio por aquel entonces. Bueno sí, pero merecía la pena gastarse la paga y todas las tardes tras salir del colegio.
Niveles tan trepidantes como el del monopatín o la perfecta integración de los personajes de la serie en el juego son sólo dos gotas más de un manantial inagotable e inalterable con el paso del tiempo. Número 1 aquí y en muchos de vosotros. Cowabunga.