Lo que voy a soltar en plan parrafada introductoria lo podría firmar el mismísimo señor Perogrullo, pero no por hablar en nombre de tan insigne personaje perderé razón en afirmar que la sensación de satisfacción producida por algo o alguien es mucho más potente si te llega de forma inesperada. Y yo esperaba poco, muy poco de este nuevo Gears of War. ¡Sorpresa!
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[Impresiones] Gears of War 2: Primeras horas con el multijugador y Horda
Tras probar anoche unas cuantas horas a pantalla partida y en compañía de la teniente Chicazul, el esperado, hypeado y todo lo que acabe en «ado» Gears of War 2, os ofrezco algunas breves impresiones de los modos Multijugador y del flamante modo Horda, destinado a acabar con nuestras reservas de pestañas y retinas. También podéis echarle un vistazo al Review publicado en Metodologic, en el que he participado.
Arrasando en compañía
El multijugador de Gears of War fue uno de los baluartes mejor valorados del título de Epic; su segunda parte corrige y aumenta todos sus apartados. Para empezar, la confrontación entre humanos y mutantes podrá ser hasta de cinco contra cinco sobre los conocidos modos que ya vimos en la primera entrega.A la hora de enlazar partidas y jugadores, hará acto de presencia el Matchmaking propio del sistema online de Microsoft, que tan buenos resultados diera en títulos como Halo 3, se encuentra implementado de forma que resuelva en cada partida la formación de equipos, equilibrando en la medida de lo posible las fuerzas según la experiencia jugable de cada jugador.
El campo de batalla multijugador será una excelente oportunidad para probar nuevas situaciones, como retarnos contra el enemigo en aporrear rápidamente el botón rojo para cortarlo a cachitos, o lucir orgulloso nuestro “lancer” dorado si, como yo, habéis adquirido la edición de coleccionista. Me gusta el detalle de distinguir, de alguna manera, al que haya hecho el esfuerzo de conseguirla.Modos tan familiares para nosotros como Zona de Guerra o Anexión vuelven a ser de la partida, a los que se han añadido otros como Guardian, donde el líder cobra mucha importancia a la hora de resucitar a los demás, o el original Sumisión, donde un pobre humano será el juguete de ambos equipos y la llave para ganar la partida.
Pero la gran estrella de la noche tiene por nombre Horda. Sus premisas son tres, tan simples como directas: uno, nuestro escuadrón debe aniquilar a un número determinado de Locusts por ronda; dos, en cada oleada debe sobrevivir, al menos, uno de los cinco; y tres, hay hasta cincuenta oleadas, y cada una es más jodida que la anterior, aumentando la amenaza enemiga en número, potencia y mala leche.Todo esto deriva en un auténtico festival sangriento, adrenalina por las nubes, órdenes desesperadas a los compañeros, cargadores apurados hasta el último momento y frenetismo sin descanso.
En resumen, Horda consigue mezclar la brutal filosofía «made in Gears of War» con la acción descerebrada y trepidante de los arcades de vieja escuela. El resultado deriva en adicción elevada al infinito, y para mí, una de las grandes razones de peso para adquirir Gears of War 2 habiendo jugado y rejugado ya a su primera parte.