Dinamic ya se había dado a conocer en las islas británicas a través de Abu Simbel Profanation y Gremlin Graphics, pero fue a través de Army Moves cuando penetró verdaderamente en el mercado internacional, en lo que fue el comienzo de una brillante trilogía protagonizada por el comando especial Derdhal. El primer eslabón de la saga Moves se encuentra marcado por las señas de identidad de la compañía de los hermanos Ruiz: adictiva y terriblemente exigente, lanzándonos un reto tras otro cuya dificultad enloquecería al jugador medio actual.
Sin embargo, hace veinte años las cosas eran muy distintas, y los videojuegos tiraban mucho del recurso de la dificultad, ya que los demás recursos eran bienes escasos. Army Moves se divide en cinco fases, y la primera es la más difícil de superar. Esta decisión técnica no tendría ningún sentido en el panorama del software lúdico actual, donde los tutoriales mascaditos duran hasta la mitad del juego. Por el contrario, en 1988 todos (o casi todos) los que jugábamos pudimos disfrutar intentando llevar el famoso jeep a buen puerto. Otra prueba más de que las cosas han cambiado.
Fx Doble carga
Entrando ya en materia, hay que decir que, como era habitual en la época, Dinamic lanzó Army Moves con el eslogan de FX Doble Carga por bandera; ‘bonito palabro’ que se refería a la división del juego en dos partes totalmente diferentes, grabadas en cada cara del cassette.
La primera carga comenzaba, como ya os he comentado, con Derdhal manejando un jeep que cruza un peligroso puente de hierro. El recorrido tenía más trampas que la cuenta corriente de la Pantoja, y debíamos medir una y otra vez nuestros saltos para no perder una de las escasas vidas de que disponíamos.
Además, debíamos eliminar tanto a helicópteros como a jeeps enemigos, para lo que contábamos con dos tipos de proyectiles: tierra-tierra y tierra-aire. Aquí solía funcionar el famoso truco de asignar a la misma tecla los dos proyectiles para dispararlos a la vez.
Si lográbamos reunir las cantidades ingentes de reflejos y habilidad necesarias, pasábamos al segundo nivel. Al más puro estilo Choplifter, manejábamos un helicóptero que debía atravesar campo hostil, destruyendo a los enemigos y vigilando el depósito de gasolina. La carga terminaba cuando lográbamos aterrizar con éxito cerca de la base enemiga.
A lo boina verde
Hora de acceder a la segunda carga. Tras introducir el oportuno password, conseguido con muchos sudores, nuestro amigo Derdhal se lanzaba a pecho descubierto en pos de acabar su primera aventura. Tres niveles componían esta segunda carga, cuya dificultad era sensiblemente inferior a la del dichoso jeep.
En primer lugar teníamos que atravesar un paraje selvático, esquivando a los peligrosos pajarracos que amenazaban con ensuciarnos nuestro bonito uniforme. Entre salto y salto llegábamos al siguiente nivel, donde emulábamos al protagonista del Green Beret de Konami, sabia inspiración para Víctor Ruiz, el programador del juego.
Nuestra única preocupación era deshacernos de los soldados enemigos, los cuales nos atacaban por ambos flancos. Poco a poco avanzábamos dejando huella hasta llegar a la base militar. Este último nivel ofrece un diseño mucho más currado que el de los anteriores, aunque se nos antoja corto y nos deja con ganas de más.
Sin embargo, para volver a manejar a Derdhal solo tendríamos que esperar un par de años más, el tiempo que tardó en aparecer Navy Moves. La tercera entrega, Artic Moves, se retrasaría un poco más, apareciendo exclusivamente para PC y bajando bastante el nivel de sus predecesoras. La última entrega, Desert Moves, sigue aún en el limbo del videojuego.
8 bits, Imagine y la marcha militar
Las versiones de inicio de Army Moves fueron Spectrum, MSX y Amstrad CPC. Las dos primeras son idénticas, salvando que el jeep era verde en el ordenador japonés. Por su parte, en la versión para CPC sobresale el uso de la paleta de colores, sin caer en las brusquedades de scroll que a menudo nos encontrábamos.
La relevancia de Army Moves está fuera de toda duda. Aún con sus defectos –su excesiva dificultad llegó a mandar a más de uno al manicomio-, el juego convenció a la compañía británica Imagine, facilitando su entrada al Reino Unido y programando además las versiones de Commodore 64, Atari ST y Amiga.
La diversidad de niveles propició un acabado gráfico bastante variado, con sprites simples pero diseñados con muy buen gusto, mientras que las dos melodías que incluía el juego –una por carga- ambientaban correctamente la acción. Cabe destacar que las versiones de Imagine contaron con el excelente compositor Dave Whittaker, trasladando a dichas versiones la famosa melodía de la película El Puente sobre el río Kwai.
Nos vemos en Navy Moves
La primera misión de Derdhal toca a su fin. Con programas como éste, Dinamic consiguió que rompiésemos nuestro joystick una y otra vez por culpa del dichoso jeep.
Por suerte, su calidad hacía que le perdonásemos cualquier cosa. La compañía de los Ruiz seguía su imparable carrera tanto en nuestro país como fuera de él, y sentaba las bases de lo que sería uno de sus mejores juegos, Navy Moves… pero eso ya es otra historia. Descanse, soldado.
Enlaces relacionados
– Juegos de Dinamic en el PixeBlog
– Artículo original en Metodologic