Allá por el año 1989, Dinamic quería preparar un simulador de fútbol que pudiera responder al éxito de ventas que logró el Emilio Butragueño ¡Fútbol! de Topo Soft en nuestro país. Precisamente, este Míchel Fútbol Master coincidió en el tiempo de su lanzamiento con la segunda parte del Butragueño, en un duelo muy madridista en el que, particularmente, creo que salió muy bien parado el programa apadrinado por el ocho del Madrid.
Lo reconozco: los Splinter Cell nunca han sido santo de mi devoción. Reconozco que el primero de ellos supuso un gran salto en cuanto a méritos técnicos, de presentación y envoltura de una historia firmada por el prestigioso escritor Tom Clancy, y también reconozco el morbo que otorgaba el tener a nuestra disposición esa ingente cantidad de gadgets para darles por detrás a los malos sin que se enterasen.
DICE y Bad Company 2 vuelven a arrojarnos la responsabilidad de cargar con el rol de Preston Marlowe, el cuarto componente de la Bad Company, ese grupo de soldados malhablados y rebosantes de humor negro, que sin embargo son capaces de superar las misiones más letales que podamos imaginar. La frescura de este cuarteto protagonista regresa en esta segunda parte, en la que cierto arma de destrucción masiva será el epicentro de una campaña que comienza de forma muy peliculera, con un flashback que retrotrae a la II Guerra Mundial, y que prosigue por parajes tan variados como la selva, el desierto o territorios completamente nevados.
Mortal Kombat y toda su parafernalia, en la que caben desde Lunes teñidos de sangre y colas para comprar la conversión doméstica, hasta miles de secretos enterrados en lo más hondo de sus circuitos, pasando por la censura sufrida en la versión Super Nintendo de su primera entrega… En fin, Mortal Kombat, más que un rival de peso para el clásico Street Fighter II, ha sido una saga de culto que a pocos dejó indiferente.
Tras poder probar la versión definitiva de Runaway: A Twist of Fate, contando ya con su pertinente doblaje y traducción al castellano, no es muy arriesgado asegurar que su calado será bastante hondo entre cualquier amante del género de la aventura gráfica que tenga un mínimo de cariño por los clásicos de antaño.