De todos los momentos que nos aguardan pacientemente en la Chicago de Watch Dogs, el que más se va a repetir y, consecuentemente, el que pasa a reflejar el principal ‘leit motiv’ del juego es el hackeo realizado en un cruce regido por semáforos. Ya sea de pie o montados en un coche, asistiremos como espectadores a una brutal secuencia en la que varios coches arrancan a la vez y terminan colisionando. La hemos liado parda y nadie se ha dado cuenta de quién ha sido. La primera vez nos deja con la boca abierta. La quincuagésima nos hace levantar la ceja como si nos hubiésemos convertido en el primo hacker de Ancelotti.
Autor: Pedja
Curiosidades en juegos de fútbol
No va más: el Mundial de Brasil 2014 empieza esta misma semana, y para celebrar tan magno evento futbolístico, he recopilado unas cuantas curiosidades, anécdotas y otros datos que quizás no sabías sobre videojuegos de fútbol. Algunas de ellas las conté en el programa de radio de Videojuegos En Clave de Fútbol emitido a través de Radio Giralda el pasado jueves 5 de Junio. Si no lo has escuchado aún, te dejo aquí mismo el podcast. Prometo que no te aburrirás. Mientras lo escuchas, te puedes dar una vuelta por estos juegos de fútbol de JuegosJuegos.com donde encontrarás juegos que te recordarán a los que comento a continuación.
Retrovisión: Capcom’s Soccer Shootout
En fechas tan cercanas al Mundial de fútbol, a uno le apetece rememorar viejos clásicos del balompié digital. En concreto, existe un juego que quizás no tuviera la repercusión de otros juegos del género, aunque podría discutirse si dicha situación hace justicia con los enormes méritos conseguidos por tal cartucho. Soccer Shootout es el título con el que más familiarizados estamos, ya que Capcom se encargó de distribuirlo con tal denominación para consolas europeas y americanas. Sin embargo, sus orígenes se encuentran en la primera división liguera del país del Sol Naciente.
Review Trials Fusion
Grabado a fuego lento en la memoria, marcas en la piel, músculos doloridos y señales de polvo y arena en la indumentaria de motorista. Era Excite Bike, un videojuego que Nintendo lanzara para su primera consola de sobremesa que tantas buenas tardes nos proporcionase. Nuestro caballo de dos ruedas recorría un circuito que parecía haber sido diseñado por nuestro peor enemigo. Rampas, zanjas amenazadoras, vallas y un sinfín de obstáculos capaces de hacernos caer a las primeras de cambio.
Emilio Butragueño Fútbol: Topo, Animagic y coleccionismo
Este domingo pasado me encontré en el puesto de uno de mis coleguitas del Mercadillo Gaditano (Marca Registrada) el cassette de la versión Amstrad de un juego muy querido por mí en la época de los ordenadores de ocho bits. El principal reclamo de la edición comercial de este simulador futbolístico era un famoso jugador del Real Madrid. Emilio Butragueño, «El Buitre», tuvo momentos gloriosos con la camiseta blanca y con nuestra selección, aunque dudo con tremenda fuerza que alguna vez probara el videojuego que enarbolaba con orgullo su nombre.
La cassette que almacenaba el código de Emilio Butragueño ¡Fútbol! fue distribuida por Erbe, lucía el buen nombre de Topo Soft en su carátula e incluía, por si fuera poco, el beneplácito de contar con el logotipo de la venerada casa británica Ocean Software. Sin embargo, si bajamos al nivel del desarrollo, ni Topo ni Ocean estuvieron directamente implicadas. De hecho, si nos metemos un poco en los entresijos del manual de instrucciones que acompaña a la cinta, descubrimos en sus créditos a la compañía Animagic como encargada de su programación.
Como bien nos cuenta el crack Jaume Esteve en su artículo homenaje al tristemente desaparecido Javier Cano, el videojuego de fútbol que terminó desembocando en el programa que hoy recordamos fue una especie de tótem alrededor del cual acabaría generándose Animagic como empresa propiamente. De hecho, el fichaje de la imagen del futbolista fue el primer movimiento que realizó Topo –arrebatando al Buitre a la mismísima Dinamic, la cual parecía tener ya un preacuerdo con el delantero-, mientras que Cano, el cual era el encargado de gestionar los desarrollos freelance tras la reestructuración llevada a cabo en la compañía en 1988, respondió con un jaque en toda regla: vosotros necesitáis un juego de fútbol, y yo os puedo conseguir lo que necesitáis.

Una jugada aparentemente simple desembocó en una enorme cantidad de resultados: Topo lanzó el juego a través de Erbe, la cual vendió un número ingente de copias del juego; por su parte, el grupo freelance recibió un dinero que hizo que se consolidaran como empresa; Cano, desencantado con los vientos del cambio que se habían generado con la llegada de Gabriel Nieto, abandonaría Topo para liderar Animagic junto con Emilio Martínez. Sólo habían pasado unos añitos desde que ambos alumbrasen a la propia Topo. Y finalmente, un enorme programador y mejor persona, el cordobés Rafa Gómez, que en pocos meses se fijó en el exitoso arcade Tekhan World Cup y lo replicó a su manera en un videojuego entretenido en el que se anunciaba a bombo y platillo, con un letrero pixelado, que Butragueño -personalizado con su cabello rubio a diferencia del resto de jugadores- había marcado un gol.
Tanto en la parte externa de la carátula como en el interior, Topo incluyó la imagen del que hoy es la imagen institucional del equipo merengue. Sin embargo, y entiendo que para evitarse futuros problemas de licencia con el equipo que presidía Ramón Mendoza por aquella época, la foto de portada presentaba al jugador con la indumentaria pintada de rojo, mientras que, acompañando a las instrucciones, veíamos el careto del Buitre luciendo la camiseta de la selección española. Aunque el jugador y el cabecilla de Topo formalizaron el acuerdo con un apretón de manos y un suculento contrato, vuelvo a insistir en la razonable duda de que el menudo delantero llegara a probarlo. Suerte que hoy tenemos emuladores. Ya sabes, amigo Emilio, si estás leyendo esto, aquí mismo te dejo el enlace para jugarlo en Topo Soft 25 Aniversario. ¡De nada!
- Bibliografía: Ocho Quilates, una historia de la Edad de Oro del Software Español, por Jaume Esteve