Grabado a fuego lento en la memoria, marcas en la piel, músculos doloridos y señales de polvo y arena en la indumentaria de motorista. Era Excite Bike, un videojuego que Nintendo lanzara para su primera consola de sobremesa que tantas buenas tardes nos proporcionase. Nuestro caballo de dos ruedas recorría un circuito que parecía haber sido diseñado por nuestro peor enemigo. Rampas, zanjas amenazadoras, vallas y un sinfín de obstáculos capaces de hacernos caer a las primeras de cambio.