Sigue la racha de entrevistas en el blog, propiciadas por la búsqueda de datos y curiosidades del videojuego antiguo en la que me veo inmerso de forma exhaustiva desde hace un par de meses. Que queréis que os diga, si uno está laboralmente parado, debe moverse por otros medios e intentar que desemboque generando un fruto que, como mínimo, sirva de autorrealización personal y satisfacción con el esfuerzo desempeñado.
Este domingo pasado me encontré en el puesto de uno de mis coleguitas del Mercadillo Gaditano (Marca Registrada) el cassette de la versión Amstrad de un juego muy querido por mí en la época de los ordenadores de ocho bits. El principal reclamo de la edición comercial de este simulador futbolístico era un famoso jugador del Real Madrid. Emilio Butragueño, «El Buitre», tuvo momentos gloriosos con la camiseta blanca y con nuestra selección, aunque dudo con tremenda fuerza que alguna vez probara el videojuego que enarbolaba con orgullo su nombre.
La cassette que almacenaba el código de Emilio Butragueño ¡Fútbol! fue distribuida por Erbe, lucía el buen nombre de Topo Soft en su carátula e incluía, por si fuera poco, el beneplácito de contar con el logotipo de la venerada casa británica Ocean Software. Sin embargo, si bajamos al nivel del desarrollo, ni Topo ni Ocean estuvieron directamente implicadas. De hecho, si nos metemos un poco en los entresijos del manual de instrucciones que acompaña a la cinta, descubrimos en sus créditos a la compañía Animagic como encargada de su programación.
Como bien nos cuenta el crack Jaume Esteve en su artículo homenaje al tristemente desaparecido Javier Cano, el videojuego de fútbol que terminó desembocando en el programa que hoy recordamos fue una especie de tótem alrededor del cual acabaría generándose Animagic como empresa propiamente. De hecho, el fichaje de la imagen del futbolista fue el primer movimiento que realizó Topo –arrebatando al Buitre a la mismísima Dinamic, la cual parecía tener ya un preacuerdo con el delantero-, mientras que Cano, el cual era el encargado de gestionar los desarrollos freelance tras la reestructuración llevada a cabo en la compañía en 1988, respondió con un jaque en toda regla: vosotros necesitáis un juego de fútbol, y yo os puedo conseguir lo que necesitáis.
Una jugada aparentemente simple desembocó en una enorme cantidad de resultados: Topo lanzó el juego a través de Erbe, la cual vendió un número ingente de copias del juego; por su parte, el grupo freelance recibió un dinero que hizo que se consolidaran como empresa; Cano, desencantado con los vientos del cambio que se habían generado con la llegada de Gabriel Nieto, abandonaría Topo para liderar Animagic junto con Emilio Martínez. Sólo habían pasado unos añitos desde que ambos alumbrasen a la propia Topo. Y finalmente, un enorme programador y mejor persona, el cordobés Rafa Gómez, que en pocos meses se fijó en el exitoso arcade Tekhan World Cup y lo replicó a su manera en un videojuego entretenido en el que se anunciaba a bombo y platillo, con un letrero pixelado, que Butragueño -personalizado con su cabello rubio a diferencia del resto de jugadores- había marcado un gol.
Tanto en la parte externa de la carátula como en el interior, Topo incluyó la imagen del que hoy es la imagen institucional del equipo merengue. Sin embargo, y entiendo que para evitarse futuros problemas de licencia con el equipo que presidía Ramón Mendoza por aquella época, la foto de portada presentaba al jugador con la indumentaria pintada de rojo, mientras que, acompañando a las instrucciones, veíamos el careto del Buitre luciendo la camiseta de la selección española. Aunque el jugador y el cabecilla de Topo formalizaron el acuerdo con un apretón de manos y un suculento contrato, vuelvo a insistir en la razonable duda de que el menudo delantero llegara a probarlo. Suerte que hoy tenemos emuladores. Ya sabes, amigo Emilio, si estás leyendo esto, aquí mismo te dejo el enlace para jugarlo en Topo Soft 25 Aniversario. ¡De nada!
Bibliografía: Ocho Quilates, una historia de la Edad de Oro del Software Español, por Jaume Esteve
David López Guaita se presentó en las oficinas de Topo Soft en calidad de freelance y con un matamarcianos bajo el brazo. No era un juego cualquiera, no; de hecho, parece ser que fue un programa codiciado por otras compañías de software español de la época, pero que acabó siendo lanzado con una imponente ilustración de Alfonso Azpiri y bajo el sello de Topo Soft. Un sello, por cierto, cuyo logo se modificaría para el lanzamiento de Mad Mix Game, Black Beard y el propio Silent Shadow. Su diseño futurista fue desechado posteriormente, siendo remodelado de nuevo.
Barbarroja y Barbanegra tenían muchas cosas en común. Ambos reconocidos filibusteros, cazadores insaciables de tesoros y regocijantes catadores de ron, quedaron una noche para contarse sus batallitas en torno a unos suculentos barriles provistos de bebidas espirituosas. No contaba Barbanegra con que su colega le engañara, dejándole que se emborrachara para robarle el mapa del tesoro y poner a toda la tripulación de su imponente navío en su contra. Recuperado de la brutal resaca que le propinó aquel ron de baja estofa, Barbanegra comprendió que había llegado la hora de ajustar cuentas y realizar un peligroso abordaje… a su propio barco. Sigue leyendo Retrovisión: Black Beard, Topo Soft (1988)
“No intentes pasar, te dijo el viejo monje, pues seres horribles acechan en la oscuridad. Más mantén la calma, y al final del camino la luz brillará de nuevo sobre tí, prevaleciendo sobre las tentaciones.” Sigue leyendo Retrovisión Temptations MSX (Topo Soft, 1988)