En el año 1984, a mí no me interesaba el noble deporte del boxeo ni lo más mínimo. Seguramente influiría con un peso determinante el que contase con tan solo cuatro años. Lo cierto y verdad es que esta modalidad deportiva nunca ha sido de interés mayoritario en nuestro país, aunque es de justicia reconocer los picos de popularidad que alcanzase coincidiendo con cada entrega fílmica protagonizada por Rocky Balboa. Aún recuerdo ensimismado la sensación que me produjo la primera entrega, estrenada en 1976 y digna ganadora de tres premios Oscar.
Me esperaba una película palomitera en la que los mamporros del bueno de Sly fueran los protagonistas, y el gancho de derechas me lo llevé yo mismo al comprobar que el filme escondía mucho más. Una brillante y emotiva historia de superación del personaje, con el que empatizas rápidamente. Pero como decía al principio, corría el año 1984, y Nintendo lanzaba al mercado de los salones recreativos una máquina denominada Punch-Out.