Está muy en boga eso de conmemorar ciertos períodos de tiempo desde que algo nace, se crea o se lanza al mercado para su adquisición. Sin ir más lejos, la pasada semana nos hemos congratulado por los veinte añitos que ha cumplido Doom, uno de los videojuegos más influyentes de la historia. El juego, desarrollado en Id Software por un equipo liderado por Carmack y Romero, dibujó el camino a seguir en un género que florecía por aquel entonces, germinado de una semilla que plantasen Catacomb 3-d y Wolfenstein 3d. Pero no era mi intención extenderme sobre el tema, sino recordar cómo podía haber sido mi carta a los Reyes Magos hace veinticinco años.
No conservo tal documento, si es que existió; mi memoria no alcanza a tanto, aunque contando ocho años, lo más probable es que estuviera plagada de cintas de cassette para MSX, mi primer ordenador personal -oh, cuanta nostalgia encerrada en estas dos palabras que se han perdido en el implacable paso del tiempo-. Por supuesto, a mi abuelo lo tenía frito a base de señalarle en la Micromanía de turno los títulos que más me interesaban, y yo diría que serían muy similares a los que voy a citar a continuación…
Navy Moves: El reto marino de Nacho Abril
El primer nombre que serigrafié en aquella carta provenía de la casa Dinamic; en concreto, la continuación de aquel exitoso Army Moves. En esta ocasión, cambiábamos el jeep por una lancha, el helicóptero por un batiscafo y el entorno de operaciones terrestre por el naval. Un programa FX doble carga desarrollado por Nacho Abril, autor de Nonamed y hermano de Carlos, al cual conoceréis por Phantis o por el reciente Zack Zero. La presentación del juego era marca de la casa, con aquella enorme caja que encerraba en su interior varios regalos que hoy formarían parte de cualquier edición coleccionista de las que venden a ochentipico euros.
Concretamente, se incluía un póster gigantesco con la ilustración de Luis Royo, ese Arnold Schwarzenegger en la pose de la peli «Commando«; un par de sobres misteriosos con claves para decodificar ciertos códigos de la segunda carga del juego, así como el manual del juego en forma de telegrama. Además de todo eso, se incluía un mapa del juego, bocetos de los vehículos y, para terminar, una copia de la primera entrega de la saga, Army Moves. Detalles ideales para contrarrestar la puñetera dificultad que encerraba el juego -sobre todo aquellas maravillosas minas de la primera fase-. Todo un regalazo.
La siguiente publicidad apareció en el número de Diciembre de 2008 de Micromanía, segunda época. Parece que los marcianos tampoco podían resistirse a este mítico juego.
Bruce Lee, distribuido por Mastertronic
Cantidad, pero cantidad de juegos que nos llegaban en aquella época por la vía budget; buenos precios y ventas en lugares atípicos, como en la tienda de música situada en la Plaza de Abastos de Cádiz, o en algún kiosko de prensa mediante un expositor de estos que daban vueltas. Tantas vueltas daban que, por mucho que lo girases, no encontrabas ni un juego que te llamara la atención; sí, estamos hablando de cassettes ilustradas con carátulas feas, horribles, nada atrayentes. En ocasiones se incluía una carátula decente que se echaba a perder al ser enmarcada con dibujitos y letreros, dejando bien a las claras que estábamos ante una edición low-cost de un juego que había tenido en su lanzamiento un buen volumen de ventas.
Mastertronic acumulaba un buen puñado de budgets en su catálogo, entre ellos este Bruce Lee, un programa jalado por el ilustre tirón del excelso artista marcial, malogrado actor y auténtico modelo de vida y pensamiento para decenas de miles en el mundo. Como ocurriese tantas otras veces, el título del juego quedaba muy por encima de su contenido. Aún con todo, me lo pasé bastante bien con la versión MSX de este mini-Bruce, un amasijo de píxeles amarillos y negros, enfrentándose a rápidos ninjas y a un gigantesco verde-ogro-forzudo que acojonaba lo suyo. El lanzamiento original fue en 1985. Tres años más tarde, se publicitaba de esta manera en Micromanía, con el señor Mister Tronic en plan estrella. Había pasado el tiempo, pero ¿y qué? Los reyes se ahorrarían un puñado de pesetas gracias a esta edición publicada en nuestro país por Dro.
Erbe’ 88, pack de luces y sombras
Una compilación de juegos lanzada por la distribuidora española con el objetivo de azuzar las ventas de la campaña navideña; curiosamente, este pack incluía un par de juegos que aún no se habían lanzado al mercado, siendo su puesta de largo dicha aparición. Estos programas fueron creados en las madrigueras de Topo Soft, con suerte dispar. Mientras que Coliseum asombraba con su fanfarria romana -made in Gominolas– y la rutina de giro de scroll en el coliseo para acabar cayendo en una cadencia monótona de juego, Titanic nos embarcaba en una aventura dividida en dos partes, recordada a posteriori como uno de los más destacados del año.
Donde sí nos la colaban de verdad era con Chicago’s 30, en el que Topo desaprovechaba un incomparable marco: una especie de teatro en el que asistíamos a la representación de una peli de gángsters en plena ley seca. Un juego de acción lento, poco jugable e insanamente difícil. En contrapartida, una decente adaptación del arcade Operation Wolf y una agradable sorpresa con los cerdos bombarderos de Psycho Pigs Uxb.
Recuerdo vagamente el anuncio de televisión que se hizo para publicitar este pack, aunque la nitidez es mayor cuando me visualizo a mí mismo repasando la oferta de precios de la página de Mail Soft, con su avatar en forma de buzón con ojos y patines. Una tienda que, tras varias transformaciones, acabaría siendo absorbida por lo que hoy conocemos como Game España, y que seguro que satisfizo más de una petición de Rey Mago vía correo postal, en pugna con otros centro de similar calibre que también se anunciaban a través de las páginas de revistas especializadas, como Coconut o Telejuegos.
El superventas del año: Emilio Butragueño Fútbol
Vamos a finalizar añadiendo a la carta al juego más vendido de aquel remoto 1988, o al menos, del tramo final del mencionado año. Para ello qué mejor que recurrir a una lista que en su día se confeccionó con la colaboración de El Corte Inglés, proveedor consumista por antonomasia. Aunque yo tengo que decir que compré -corrijo, que me compraron- muy pocos juegos en los dominios del dichoso triángulo verde, más que nada porque nos cogía un poco lejos, a unos 50 kilómetros.
Yo era más de tiendas pequeña, más modestas, véase el flequillo eterno del chaval de Parodi, o una tienda Philips situada en plena calle Ancha gaditana que contaba con juegos difíciles de ver en otros lugares. A lo que íbamos: el líder indiscutible de ventas enarbolaba el nombre de todo un ídolo futbolístico de dicha época: Emilio Butragueño. El juego que programara Rafa Gómez y distribuyese Erbe Software fue un auténtico éxito comercial, por mucho que su jugabilidad fuera algo tosca y sus posibilidades reducidas a un amistoso de dos equipos inamovibles. Sin embargo, el tirón de que el delantero del equipo blanco tuviera el pelo rubio y provocase, al marcar un gol, la aparición de un estruendoso letrero («Gol de Butragueño!!«) lo llevó al top de ventas tanto en Spectrum como en Amstrad y MSX. ¡Me lo pido!
Majestades de Oriente vintage
Hasta aquí esta recreación de carta a los Reyes «25 years ago»… Lo que cambian las cosas en un puñado de años, ¿verdad? Pero os confieso una cosa… me ha hecho mucha más ilusión el intentar emular cómo sería esta carta que redactar la del presente año. Pero eso sería, seguramente, porque cuando contaba con ocho años aún tenía fe en sus majestades de Oriente…
A mí y a mi hermano ese año creo que nos cayó el Freddy Hardest de MSX y alguno más (puede que el Gunfright?). Pero lo que más recuerdo es que cayó algún Tente (si no me equivoco unos que había como del espacio que los bloques eran oscuros y con purpurina por dentro :D)
Me ha encantado. Nostalgia Mode On destructiva. La idea cojonuda (como siempre) y lo del flequillo de Parodi IMPAGABLE.
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Flequillos inabarcables que nos mostraban el camino de las novedades de Spectrum, Amstrad y MSX. Cuánta fidelización encerrada en un simple mechón dinámico de pelo.
Uno de los juegos que aparece en una de las publicidades de la época aquí en este reportaje, El Poder Oscuro, tuve ocasión hace escasas semanas de agenciármelo (estaba nuevo, impecable, y funciona) en un rastrillo de segunda mano, y por nada y menos. Se trata de la versión para Amstrad CPC. Además de ese juego, pude comprar otra decena larga de títulos viejos de Amstrad CPC, entre ellos el mítico Antiriad, todos como nuevos, en el mismo puesto. Nadie hacía caso de esas cintas, y me dije: «Pues para mí». Un saludo y Feliz Navidad.
Megacorpman: El Poder Oscuro es uno de mis juegos preferidos de la época por parte de los desarrollos patrios. La versión CPC sin embargo nunca llegué a probarla, sólo la de MSX; el Antiriad, por su parte, no estaba nada mal tampoco. Siempre hay que aprovechar esas ofertas de mercadillo y ejercer la labor de adopción de cintas de cassette lúdicas abandonadas.