Hace unos meses revisé desde estas mismas páginas el OlliOlli de PsVita, un título que provenía desde las islas británicas, concretamente firmado por el estudio Roll7. Como siempre ocurre cuando se lanza algún juego original para la portátil de Sony, dicha plataforma lo recibe con avidez, hambrienta de videojuegos que echarse al gaznate.
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Review OlliOlli PsVita
¿Alguien recuerda aquel lejano Skate or Die de Electronic Arts para Spectrum y otros ordenadores de 8 bits? No es que el género del skate se haya prodigado en exceso a lo largo de la historia del videojuego, pero algún título que otro reseñable podemos encontrar. Bien es verdad que han pasado unos 4 años desde la última entrega de Skate, una saga de la propia EA que acabó estancada, y otros tantos desde las intentonas recientes de Tony Hawk, las cuales acabaron con el monopatín por los suelos.
Review Skate 2 – Xbox 360
Hay cosas que son difíciles de explicar en este bendito mundo en el que vivimos. Por ejemplo, la extrema cantidad de seguidores que tienen programas como Supervivientes, con temas candentes, polémicos y harto interesantes como adivinar quién ha hecho el mejor salto desde el helicóptero hacia el agua. Y la verdad, tampoco tiene demasiada explicación que BlackBox sea la responsable de dos programas diametralmente opuestos como Need for Speed Undercover y Skate 2. Uno se mueve entre la mediocridad de su renqueante tasa de imágenes. El otro es un juegazo de impresión.
La verdad es que las cosas ya empezaban con buen pie; el primer Skate fue toda una sorpresa, hace un par de años. El género del monopatín digital, dominado hasta la fecha por los Tony Hawk‘s, sufrió un sonoro vuelco. En esta ocasión, las impresiones positivas se reafirman y ciertas decisiones de diseño no hacen sino reportar beneficios en el balance jugable.
Porque Skate 2 es uno de esos casos, cada vez menos frecuentes y que hay que aprovechar: siempre apetece echar una partidita. Es un juego tan asequible como exigente, tan profundo como superficial, tan capaz de engancharte como rápido a la hora de soltarlo. Todo depende el tiempo que le quieras dedicar, pero lo cierto es que siempre apetece; vamos, como todo lo que nos gusta en esta vida.
Móntate en el monopatín y haz perrerías por San Vanelona: el concepto de Caja de Arena se aprovecha hasta las últimas consecuencias, y gran parte de culpa la tiene la sabia decisión de permitirnos caminar a pie por la ciudad, algo que no podíamos hacer en la primera entrega. Esto, aparte de permitirnos subir escalones de una forma más ortodoxa, hace posible que podamos moldear gran parte de la ciudad a nuestro gusto, modificando los spots preconstruidos, o creándolos de la nada. La adición de este componente de puzzle y habilidad parece chocar al principio, pero merece la pena sacarle todo el partido posible.
Curiosamente, me ha parecido ver ciertos puntos que me resultan familiares. Por ejemplo, ¿alguien se acuerda de la forma de marcar récords de tiempo en cada calle de Burnout Paradise? Aquí pasa algo parecido: una vez dominemos un spot, el juego nos lanzará un reto, anunciándonos a bombo y platillo la máxima puntuación conseguida por nuestros amigos, como diciendo: «qué, vas a dejar que tus colegas te den caña?».
La libertad ‘sandbox‘ también se encuentra implícita en muchas de las pruebas repartidas a lo largo de San Vanelona: vale, alcanza tal puntuación, derrota a otros skaters, o salta hasta este punto. El cómo lo hagas quedará definido por tu propia creatividad y habilidad para encadenar los numerosos movimientos disponibles.
Y hablando de movimientos, hay que decir que el manejo de nuestro avatar se ha afinado un poco más, siendo algo más asequible que antaño. Sin embargo, cumple los cánones de lo que debe ser un buen juego: tardarás poco en controlarlo, y mucho en dominarlo. La distribución de técnicas sobre los botones del pad es un gran acierto, recayendo el mayor peso del control en el stick derecho, al igual que ocurre en muchos títulos deportivos de EA Sports.
Tecnología sobre ruedas
Visualmente hablando, Skate 2 sobresale por el cálculo de la física -en especial a la hora de gestionar las colisiones-, el tratamiento de la iluminación y por la fluidez en la tasa de frames por segundo, a la vez que decepciona ligeramente en términos de calidad de texturas, ciertos diseños de objetos -los coches son más cuadrados que un Seat Marbella– y, sobre todo, en las animaciones del personaje a la hora de caminar. Vale que la mayor parte del tiempo iremos sobre la tabla, pero todo la brillantez y soltura mostrada por el engine a la hora de encadenar animaciones sobre el skate se disipa en el momento en el que vamos a pata.
Ah, también quería destacar la presentación, bastante larga y a modo de vídeo grabado con personajes reales, con un estilo bastante cinematográfico. La primera vez que lo ví me dije: «joder, pues sí que han mejorado el motor gráfico, vaya realismo». Bueno, bueno. Ya será menos.
Por su parte, el conjunto sonoro sigue los estándares de calidad marca de la casa, con multitud de estilos musicales y grupos de renombre como Judas Priest o Rage Against the Machine. Los efectos de sonido cumplen con su cometido, siendo escalofriante el crujir de nuestros sufridos huesos al visitar la «Sala del Dolor».
¿Y qué es eso? Pues, en mi opinión, el modo multijugador más divertido de Skate 2. Por turnos, nos tiraremos a tumba abierta, cuesta abajo y sin frenos, para darnos el ostiazo padre y sumar puntos, al más puro estilo JackAss: la carcajada está asegurada. Otros modos de juego online son el Skate libre, o los Desafíos, otro punto de conexión bastante afín al mencionado Burnout Paradise. Bueno, puestos a fijarse en alguien, no han elegido un mal modelo.
Conclusión
Skate 2 logra, principalmente, dos cosas. La primera, reafirmar la idea de que el primer Skate ya era un gran juego, un cambio radical en la concepción de lo que todos pensábamos al mencionar los términos «juego de monopatines». La segunda es demostrar que la continuidad no tiene porque estar reñida con la creatividad: aspectos a nivel de diseño como la modificación de mobiliario urbano para los spots, o darnos la posibilidad de editar las repeticiones y compartirlas con la comunidad son el mejor ejemplo. Un juegazo.