«Mainest Able era la persona idónea para el puesto. El trabajo estaba diseñado para él, y se antojaba extremadamente difícil que nadie más pudiera pilotar aquella nave de la manera que lo hacía él. Seguramente estaréis pensando en sus nervios de acero, en la tranquila ignorancia que profesaba hacia las gotas de sudor que invadían su frente cuando vislumbraba la maraña de naves hostiles que vigilaban sus movimientos…En sus reflejos sobrehumanos a la hora de impulsarse en el espacio infinito por tercera vez consecutiva, como si de un saltimbanqui de circo se tratara. El símil, más que apropiado, con el funambulista que es plenamente consciente de que la red que le ampara sólo puede salvarle la vida una vez. Sin embargo, todas estas particularidades alcanzaban el calificativo de nimias en confrontación con lo que de verdad hacía de Mainest el piloto perfecto para aquella misión. Su esquizofrenia. Y es que alternar la polaridad del campo magnético de la nave con cada nuevo impulso sólo podía ser soportado desde su punto de vista. Blanco y negro. Bien y mal. Frío y calor. Un punto de vista, por supuesto, dual.»