Un estreno en condiciones. España ha logrado golear a su débil rival en el partido de su estreno en la Eurocopa de este año, y con eso ha conseguido algo más que tres puntos, al contrario de lo que proclama Aragonés. Porque ha conseguido tranquilidad, que falta le hacía. El ridículo preeuropeo que había firmado contra Perú y Estados Unidos bien merecía una elevación del nivel como la de esta tarde. También ha conseguido consolidar al ariete español, Villa, con un hat-trick más que merecido. Claramente, el delantero gijonés está un punto por delante de los demás.
Pero no todo lo logrado viene bien; la temida euforia vuelve por sus fueros, y ya se escuchan los gritos de Campeones por las calles. Aquí somos así. Más le vale a la selección mirar hacia atrás, porque hace dos años el comienzo fue prácticamente calcado: cambiemos a Rusia por Ucrania y mantengamos el nivel de vodka de ambas defensas, frágiles y con menos cintura que Jet Set Willy, y tomemos el fracaso final como un aviso de lo que puede pasar si el equipo se confía.
Por lo demás, decir que España, sorprendentemente, ha brillado en las jugadas de velocidad y profundidad más que en el toque y tiqui-taka; el contraataque ha sido nuestra mejor arma, y Torres nos sorprendió a la hora de robar el balón y asistir a Villa en el primer gol. Eso sí, la ‘caraja’ nos ha sobrevenido en demasiadas ocasiones, y los peregrinos rusos nos han tenido contra las cuerdas durante muchos minutos, tiro al palo y desajuste defensivo a balón parado incluído. Más nos vale andarnos con ojo cuando en lugar de Pavlyuchenko tengamos enfrente a Ibrahimovic.
Y en cuanto a jugadores, destello estelar de Iniesta y poco más, bien Senna en la destrucción, interesante refresco de Cazorla y muy mal Sergio Ramos, que me está decepcionando en los últimos partidos con la selección. A pesar de todo, la cosa ha empezado bastante bien. A seguir así. Y lo de Campeones, que se grite al menos, cuando superemos cuartos.