El sábado 13 de Diciembre amaneció un día cerrado en Sevilla, y no dejó de estarlo durante toda la jornada. Una pertinaz e intensa lluvia acabaría convirtiéndose en factor relevante a la hora de evaluar la afluencia en el evento de RetroSevilla, pero no fue óbice para que unos cuantos amantes de la informática clásica nos reuniéramos en torno al fuego virtual que ardía dentro del centro cultural La Almona de Dos Hermanas.
La primera edición del evento, organizado por la asociación Retro Sevilla, estuvo total y absolutamente enfocada desde el punto de vista del videojuego puro y duro. Aunque pueda parecer una perogrullada, no es así, y no lo es para cualquiera que se haya pateado otras reuniones de este tipo celebradas en diversos puntos de nuestro país. Me explico; al parecer, el Ayuntamiento de Dos Hermanas, que a la postre es la entidad que cede el recinto donde se han expuesto los stands de Retro Sevilla, no permitió ningún tipo de acción comercial en dicho lugar durante los tres días que duró el evento. Este suceso da pie a opinar sobre ello, y como suele ocurrir, por un lado están los pros y por otro los contras.
Comienzo por lo negativo: gran parte de los asiduos asistentes pertenecemos a una estirpe que podría ser denominada como cazadores de retrojoyas –me incluyo aquí, como es evidente-, y disfrutamos sumergiéndonos en esta intrincada y particular búsqueda del tesoro. La ausencia de stands de venta nos quita un gran aliciente a la hora de acudir al evento. Sin embargo, y enlazo aquí con la parte buena, se consigue evitar la posibilidad de abrirle la puerta a la brutal especulación que, desgraciadamente, invade este tipo de negocio en la actualidad. Debido a ello –o visto de otro modo y reformulando la frase, gracias a ello-, el visitante de RetroSevilla se puede centrar en el aspecto puramente lúdico de la corriente retro que nos invade, dedicándose a admirar colecciones bien conservadas y repletas de títulos míticos, probar máquinas recreativas y consolas, participar en torneos, asistir a ponencias y, en definitiva, contagiarse del matiz más sano y social del evento.
Sea como fuere, el centro de La Almona resultó ser un enclave incomparable para la reunión. Estamos hablando de unas instalaciones muy alejadas de lo que solemos ver en tales eventos, puesto que se trata de un centro cultural cuyo origen se remonta algunos siglos atrás; por aquel entonces, se trataba de una hacienda con molino para prensar aceitunas. Más adelante, se derivó su utilización para caballeriza del Regimiento de Alfonso XII. El sitio escogido se antojaba, permítanme el adjetivo, solemne y en consonancia con la veneración y respeto que la comunidad de asistentes le profesa a la retroinformática. Más importante aún, resultaba espacioso y tranquilo, siendo posible probar sistemas como Jaguar, Vectrex, CPC, MSX, un PC 386 –con el pionero Wolfenstein 3D a todo trapo- o un buen puñado de máquinas arcade sin agobios ni apelotonamientos. Por desgracia, y supongo que a causa precisamente de lo venerable del sitio, todos los pósters se quedaron tristes al no poder ser colgados para decorar el recinto.
Uno de los extras del evento lo simbolizaba la zona Indie, donde títulos como Vortex Attack de Kaleido Games estaban disponibles para que el público asistente pudiera probar su estado actual de desarrollo. Vortex Attack es un shoot’em-up que cuenta con una importante baza: dar cabida a un máximo de cuatro jugadores de manera simultánea. Me llevé buena impresión tanto por la opción multijugador comentada como por la posibilidad de cambiar de nave, incluyendo ejemplares a modo de homenaje a míticas del género. Nuevamente, destacar la buena accesibilidad de la sala dedicada a tal fin.
En mi estancia vespertina del sábado pude participar junto con Spidey y el compañero Salvador en un torneo de Street Fighter II Turbo, disputado en una Super Nintendo. El premio era jugoso –un mando personalizado con motivos decorativos de Retro Sevilla-, aunque la verdad que podía haberse disputado en otra estancia más espaciosa; además, eché en falta algún que otro torneo más. Claro que si en vez de ser eliminado en primera ronda hubiera ganado, igual no diría nada negativo sobre ello. El gen competitivo y sus efectos colaterales.
No quiero olvidarme de Pablo Avilés de Asupiva y su extraordinaria iniciativa de Juegos por Alimentos. Recuerdo hablar con él mientras me quedaba anodadado observando bolsas y bolsas de comida obtenidas gracias a la solidaridad del público que asistió a RetroSevilla. Además, también conversamos un rato con una de las figuras que posibilitaron la organización del evento, Juan Ventura, que se declaraba bastante satisfecho de cómo estaba saliendo este primer año, a la par que recordaba su dilatada experiencia asistiendo a eventos relacionados con la informática y el videojuego desde los tiempos del Amiga.
En definitiva, una experiencia muy satisfactoria que para colmo de dichas no supuso coste alguno para ninguno de los asistentes. La primera piedra ha sido colocada y parece bastante sólida de cara a próximas ediciones. Acabo de crear en mi disco duro la carpeta RetroSevilla 2014 para guardar las imágenes que capturé. Estoy seguro de que repetiré gustosamente esta acción en los años venideros.
Yo estuve la mañana del domingo hasta bien entrada la tarde. Vine desde Cádiz con un tiempo demencial, (que mala suerte en este aspecto) pero al final del día pude decir que el viaje mereció y mucho la pena.
Me llamó también la atención que a pesar de ser el primer año de RetroSevilla, el evento parecía consolidado y bien organizado. Un buen trabajo!
Salva, creo que la clave fue el no dejarse llevar por las ansias de querer abarcar demasiado y que la magnitud del tema se fuera de madre. Al contrario, se comenzó de forma modesta y moderada, pero con una organización y distribución ejemplar. Creo que nadie salió insatisfecho de allí.