Coincidí por vez primera con la gente de Kaleido Games en la RetroSevilla del año 2014, un evento de nuevo cuño diseñado con exquisito buen gusto y que permitía probar juegos -tanto añejos como recientes- con tranquilidad y sin agobios. Dentro de este ambiente distendido, Kaleido -cuya sede se encuentra en Brighton, UK, siendo su cabeza visible el español Jaime Domínguez– habilitó un stand en el que era posible echarle un tiento a Vortex Attack, un matamarcianos de pantalla fija cuya seña de identidad más palpable era la posibilidad de que tres jugadores coincidieran a la vez en la misma partida.
Unos cuantos meses después, gracias al código proporcionado por sus autores, me ha parecido idóneo trastear un buen rato con la versión BETA del shoot-em’up, llevándome una grata sorpresa que debo contextualizar para que el lector se ponga en situación. Corría el año 1986, y mi flamante MSX acababa de recibir un nuevo inquilino, listo para correr a través del reproductor de casetes. Se llamaba Valkyr, un juego de naves lanzado por esas fechas por la británica Gremlin Graphics en exclusiva para MSX. Su autor, Colin Dooley, proponía que el jugador moviese la nave a lo largo del eje horizontal inferior de la pantalla, derribando marcianos mientras una especie de máscara vigilaba desde las alturas, resultando, a priori, indestructible.
Tras regalarnos los oídos con una breve adaptación de los primeros compases de La cabalgata de las valquirias de Richard Wagner, la mecánica de Valkyr obligaba al jugador a recolectar los items que soltaban las naves enemigas para rellenar una barra antes de que el tiempo se agotase. Si se conseguía alcanzar el tope de tal medidor, el jugador podía destruir la insidiosa máscara. En caso contrario, se producía una aterradora escena, en la que aquella criatura descendía hasta la nave protagonista, sin que hubiera manera de esquivarla, hasta aniquilarnos por completo.
Treinta años después, Vortex Attack recupera gran parte de la metodología jugable de Valkyr; es decir, nuestra nave debe destruir a decenas de enemigos que salen en pantalla, recogiendo los triángulos que liberan para poder alcanzar el siguiente nivel. En este caso no existe máscara, sino un vórtice, aunque al final de cada compendio de fases nos encontraremos con un final boss con sus patrones de movimiento correspondientes y una enorme resistencia, capaz de poner a prueba nuestra experiencia en el género. Por supuesto, debo repetir lo que comenté al principio: se agradece, y mucho, la idea de los tres participantes simultáneos.
Las impresiones positivas se extienden hacia una banda sonora que acompasa perfectamente a la acción, y a la posibilidad de ir desbloqueando distintos tipos de naves, siendo una de ellas la mismísima protagonista de Valkyr, detalle que se me antoja como un guiño de auténtica categoría. La verdad que no es el único homenaje que Vortex Attack rinde al programa de Dooley. Por ejemplo, de vez en cuando aparece cierto platillo volante de color verde que resultará familiar al que probase el juego de 1986, al igual que el efecto de sonido emitido por los alienígenas al ser aniquilados.
Por contra, señalaría como puntos negativos el hecho de que los gráficos de los marcianos enemigos son muy simples y poco carismáticos, y que la experiencia de juego puede caer en la monotonía si carecemos de compañeros que nos ayuden en la partida. Con todo, la idea de juego funciona relativamente bien, y detalles como los marcadores online -aún no activos en la versión que he probado- pueden convertirse en un espaldarazo para que Vortex Attack -en plena transición hacia su publicación en Steam- se convierta en una opción recomendable para los seguidores del matamarcianos más clásico.
Resulta curioso que ese juego «Valkyr» lo tuviera en MSX y que hace relativamente poco busqué la rom pero no con ese nombre sino con el de «Batalla espacial». Arriba a la derecha no aparece «Colin» sino «Dulce».
Los enemigos no es que disparen una burrada, pero el hecho de tener que recoger algo que cae de los mismos al destruirlos lo hace complicado. Al principio cuando jugaba esquivaba eso por instinto, luego cuando sabes que tienes que recogerlos es arriesgado porque igual coges bala en vez de carga.