Desde hace algunos años, las compañías desarrolladoras de videojuegos, a menudo a instancias de los gerifaltes que mueven el cotarro económico en las empresas que distribuyen sus productos, han ido incluyendo publicidad explícita en sus productos; evidentemente, no estamos hablando de algo novedoso en demasía, pero sí es verdad que se han introducido conceptos como publicidad dinámica -que se va actualizando mediante la propia conexión a Internet- o anuncios adaptados al propio jugador según sus características, por no hablar del filón que han desenterrado tales compañías con el Free To Play, que al final resulta en una suerte de «juega-sin-pagar-pero-con-toneladas-de-publicidad».
Videojuegos y publicidad
Desmarcándonos un poco de esta arrebatadora corriente, procederé a continuación a desempolvar unos cuantos títulos del pasado en los que la publicidad y los sponsors resultaban de importancia capital dentro del propio videojuego, haciendo que, en estos casos, fuera prácticamente imposible concebir el juego sin su correspondiente patrocinador. Al ser un tema que ya se ha tratado en otros medios, evitaré los títulos más conocidos (recuerden por ejemplo a Global Gladiators de McDonalds o a Cool Spot, el punto rojo de Seven Up).
Aviso de antemano: ninguna de las marcas que se mencionen a continuación me van a dar un duro por su aparición en el artículo. Con lo bien que me vendría ante las compras que se avecinan…
Pepsi Invaders a.k.a. Coke Wins (1983)
Quizás la mayor rareza que me he encontrado en este filón. De hecho, se trata de un programa que se distribuyó mediante una tirada muy reducida de cartuchos, concretamente para Atari 2600. Encargado por la todopoderosa Coca-Cola, la idea era ridiculizar a su némesis de las bebidas refrescantes y excitantes, Pepsi, de modo que la nave original del Space Invaders atacara a hordas de letras unificadas con comportamiento hostil.
Como no podía ser de otra manera, dicha conjunción de letras sólo había hecho algo mal, pero no cualquier cosa, no: formaban la palabra maldita, P-E-P-S-I, en su inexorable descenso hacia nuestra zona de seguridad. ¡Sacrilegio!, gritamos, mientras machacamos el joystick con una mano y con la otra nos bebíamos una lata fresquita de Coke.
Como os comenté, este juego sólo se presentó en una convención de videojuegos en 1983, y en la actualidad forma parte del panteón de rarezas de nuestro vicio preferido. La verdad que me gusta más el nombre de Coke Wins; esa sensación de seguridad en la victoria otorgaba muchos puntos, en una campaña publicitaria infinitamente más original que llenar las redes sociales de latas con el nombre de tu pareja.
Tapper (1983)
Bally Midway consiguió calar hondo en los bebedores de cerveza de medio mundo gracias a su Tapper, el arcade en el que nos poníamos en la piel de un entregado camarero, deseoso por calmar la sed de los gaznates que frecuentaban las distintas barras de su bar. Sin embargo, este lanzamiento no estuvo exento de cierta polémica debido a un detalle muy concreto: el patrocinio de Budweiser, incluyendo logos a todo color de esta conocida marca americana de cervezas.
De este modo, la primera versión de Tapper fue rediseñada y renombrada un año después como Root Beer Tapper. El objetivo, como podréis imaginar, radicaba en eliminar la bebida alcohólica de la ecuación, siendo sustituida por la inocua cerveza de raíz. Bally Midway recibió bastantes quejas, acusándola de que al utilizar el patrocinio de Budweiser como reclamo, fomentaban el consumo de alcohol entre los adolescentes.
Nos encontramos, por tanto, ante uno de los primeros casos de videojuegos con dos versiones: la original y la light. Como suele ocurrir cuando hay polémica, dudo mucho que Steve Meyer, diseñador del juego, tuviera en mente algo remotamente parecido a animar a los jóvenes a beber…
Whopper Chase (1987)
En los años previos a la fundación de Topo Soft como sello de desarrollo, su empresa matriz, Erbe Software, lanzó varios títulos bajo la propia denominación de Erbe, entre los cuales nos encontramos Ramón Rodríguez o Las tres luces de Glaurung, uno de los mejores títulos en los que trabajó el añorado Javier Cano. Entre estos nombres topamos con uno realmente peculiar, por varios motivos. Detrás del código de Whopper Chase se encuentran nombres como José Manuel Muñoz «Rambo» (que también participase en Glaurung) o Carlos Arias, autores que pasarían a diseñar juegos de la propia Topo.
En esencia, Whopper Chase es un arcade carente de scroll en el que nuestro avatar puede saltar y disparar para evitar que los enemigos se lo coman. Y nunca mejor dicho, ya que el visionario argumento nos traslada a un futuro en el que la cadena de comida rápida Burguer King ha logrado materializar una hamburguesa inteligente, con ojos y patas incluidos. Así, esta Super-Whopper será capaz de llegar ella solita a las fauces de un hambriento cliente, aunque parece que la competencia quiere destriparla primero para conocer sus ingredientes secretos…
El juego era bastante mediocre, por no tildarlo de malo de solemnidad, ya que, aunque los sprites eran resultones y variados, era prácticamente imposible moverse por las pantallas sin que tuvieras varios enemigos encima, incluso con un patinazo tan grande como el pasar de pantalla y que al instante nos quiten una vida sin posibilidad de esquivar al maleante de turno.
Al fin y al cabo, estamos hablando de un videojuego que se regalaba en promoción comprando tu menú Whopper; una cassette con carátula en la que se grababan todas las versiones disponibles del juego, tanto Spectrum como Amstrad, MSX y Commodore; una forma de distribución que no llegué a ver en ningún otro título comercial de la época. Igualito que los muñecos de plasticucho que regalan ahora, ¿verdad?
Pepsi Challenge (1988)
Hay espacio en este artículo para que Pepsi se tome su revancha, y a mí me tiene ganado, por razones obvias. Lo comprenderéis en cuanto os deis cuenta de que, detrás de este rimbombante nombre -con el que Pepsi también denomina a una especie de reto anual en la que visitaba centros comerciales para que prueben las dos bebidas de Cola en discordia y proclamar a la vencedora-, se esconde una versión evolucionada de uno de nuestros héroes patrios del videojuego, el señor Mad.
Comecocos de profesión, diseñado por Rafa Gómez para Topo Soft, pudo ver como su puesta de largo en los ordenadores de ocho bits llamó la atención de Pepsi, la cual, en asociación con U.S. Gold, llevó Mad Mix Game allende nuestras fronteras con el susodicho nombre. El desarrollo del juego original permanecía intacto, aunque se introdujeron algunos cambios; el más llamativo, que el personaje que manejamos tenía patas con las que pisaba las bolas. Así es como Mad vio cercenada de un tajo su glotonería, perdiendo el sentido de la propia denominación de origen de «comecocos» y acercándose más al aspecto que tenía uno de sus enemigos más peligrosos, el Repugnantoso, que también aplastaba puntitos.
Pepsi Challenge era, como su nombre indica, un auténtico desafío que fue premiado con opulentos premios, entre los que, según el propio Rafa, tenían cabida coches de lujo como Porsches o Ferraris. Curiosamente, la vinculación del software con la marca no llegó más allá de mostrar el logo en la zona de marcadores.
Danone World Football (1998)
Ahora no queda ni rastro de las promociones de antaño, pero si peináis alguna cana que otra seguro que almacenáis en la memoria -o en el cajón del armario de tu viejo cuarto, ese que tu madre amenaza una y otra vez con tirar su contenido al vertedero- alguno de los «juguetitos» que solía regalar Danone con sus yogures. Así a bote pronto podría mencionar los rotuladores mágicos, los cuales cambiaban de color al aplicarle encima el de color blanco; también recuerdo unos capuchones muy simpáticos en forma de fruta que se colocaban en la parte superior de los lápices de madera, los amarillos con rayas negras, por supuesto.
Resulta que en el mismo año en el que se disputaba el mítico mundial de Francia 98, la empresa gala tuvo la brillante idea de promocionar un videojuego para PC en formato Cd-Rom, desarrollado por sus compatriotas de Ubisoft. Así, World Football fue comercializado utilizando el nombre de Kiko, uno de los mayores talentos futbolísticos de la cantera cadista. Sin embargo, muchos de nosotros jugamos de balde a una versión más reducida del juego gracias a esta promoción.
Y no era mal juego, no. Muy simple en su desarrollo, plagado descaradamente de trazos arcade, el espectáculo estaba asegurado con pepinazos desde la frontal del área, cabezazos del copón y chilenas imposibles. Pero ay, tenía un defecto, ese que todos estáis pensando. Comencé el artículo comentando que está muy de moda el Free-To-Play a cambio de tragar publicidad, ¿verdad? Pues aquí tenemos un claro ejemplo, ya que en el descanso de cada partido que jugábamos, el programa emitía un vídeo en el que un chaval se hartaba de yogures y marcaba un penalty por la escuadra, mientras el doblador de Robert -abogado…- de Niro retransmitía la jugada. Cincuenta y un segundos de publicidad marcadas a fuego para toda la vida.
Buen artículo… de hecho yo lo tenía en la recámara titulado «Fast Games: Los videojuegos como herramienta de marketing en la industria de la alimentación». Aún así, a lo mejor lo saco un día de estos, porque tenía unos cuantos más apuntados 😉
joji, que recuerdos!,me acuerdo del juego con la publicutre de futbol del danone, daba igual como le dabas a la bola,no sabias por donde iba a ir. Esta claro que no era el FIFA pero.al menos te entretenias.
@Manu: la verdad que el título te lo has currado bastante, tengo ganas de ver los que has encontrado por ahí. A Jaume Esteve le ha pasado algo parecido también con lo del artículo en recámara xD
@chico: el movimiento del balón era un tanto aleatorio, la verdad. ¡Pero más divertido era!
Excelente artículo, no he podido evitar acordarme del lamentable Pepsi Man