La corriente en la que se ha encauzado FIFA en sus últimas entregas suele seguir un patrón común, el cual podríamos definir cómo algo así: «coge el título del pasado año, cámbiale la velocidad, añádele un nuevo tipo de movimiento y pule el sistema de colisiones». Y bueno, sigue siendo admirable que, tras haber conseguido de forma unánime el título a mejor juego de fútbol de la generación, mantengan una metodología de diseño capaz de otorgar por un lado detalles muy aprovechables a la base jugable, y otros tantas que nos hacen torcer el gesto.
Encajemos a FIFA 14 en el mencionado patrón. En este caso, EA Sports le ha pasado la cámara lenta al desarrollo del juego, con un tempo de partido que, en general -y subrayo esto- se adapta al ritmo real de un partido de fútbol mucho más que en la sucesión de correcalles que contemplamos el pasado año. A ello contribuye en alto porcentaje el nuevo movimiento de colocar el cuerpo para proteger el balón sin perder de vista el esférico.
Esta habilidad se ha implementado con alto porcentaje de acierto, ya que nos otorgará una gran ventaja sólo si la usamos con moderación y en momentos determinados. Si abusamos de ella, perderemos el balón con total seguridad, pero resulta muy satisfactorio hacer que la jugada se congele un par de segundos para darle tiempo a los mediapuntas a darnos la opción de pasarles el balón en ventaja, o aún mejor, utilizarlo en carrera sin balón mientras pugnamos por la posición con un defensa, metiendo el cuerpo lo justo para hacernos con la posesión.
Ralentizar el partido también tiene otras consecuencias, o quizás el sentido sea el contrario: decisiones como aumentar el peso del balón, que por momentos parece medicinal, o agregar animaciones de transición de movimiento a los controles de balón, giros, fintas y disparos a puerta, canalizan los nuevos sedimentos de la jugabilidad de FIFA, a la que los expertos de anteriores entregas tendrán que acostumbrarse a marchas forzadas.
Y resulta curioso leer las quejas de auténticos cracks del juego, campeones de torneos mundiales en otras ediciones de la saga. Yo opino que esto no es mala señal: has conseguido que el jugador que antes dominaba vaya ahora a remolque, renovando por completo el reto y desechando la vana continuidad.
Sin embargo, y a pesar de que otros aspectos del juego como la IA defensiva -cerrando huecos que antes existían- y la ofensiva -ofreciendo desmarques con sentido y desdobles por banda- han pegado un subidón, no puedo dejar de mencionar la excesiva ventaja que se le ha dado al defensa respecto al delantero en cuestión de velocidad y aceleración. Es prácticamente imposible que un velocista supere con el balón controlado a un buen defensa; a niveles altos, un jugador con balón corre muchísimo menos que uno sin balón, algo que quiebra por momentos la abrumadora sensación de realismo que el juego logra el resto del tiempo. Una lástima que este lance de juego quede desajustado.
Cambiando de tercio, me detendré en este párrafo para mencionar los nuevos menús de juego. Todo es más visual, iconos grandes, multitud de imágenes de futbolistas, con una interfaz que me recuerda a bote pronto a los iconos de Windows 8. EA Sports nos muestra de manera directa diversas tablas de clasificaciones con las que picarnos con los colegas. En general, un buen lavado de cara, con mención especial para el menú de pausa, en el que de un tirón veremos la disposición de nuestro once inicial sobre el campo.
En cuanto a modos de juego en sí, parece que se maximiza, más si cabe, la importancia del Ultimate Team; lo que hace unos años era un simple añadido descargable, incluso mediante pago adicional, hoy forma parte de la columna vertebral de FIFA, añadiéndose para la ocasión algunas perlas estratégicas, como el hecho de aumentar la cohesión o “química” del equipo en el momento que juntamos jugadores en posiciones cercanas en el campo, que coincidan en nacionalidad o en el equipo actual en el que militan. Promete dar mucho juego, un año más.
Aunque particularmente, aparte del Ultimate Team, el clásico modo Manager y el remozado Entrenamiento, en el que se han añadido nuevas pruebas en la misma línea del pasado año y con rankings de puntuación online, pienso que la gran estrella sigue siendo las Temporadas online, donde de manera certera se ha añadido la posibilidad de jugar Temporadas cooperativas con un colega, con el que compenetrarnos vía Internet -que por cierto, el rendimiento de las partidas online sigue siendo ejemplar-, dándonos la posibilidad de tener alguien al que echarle las culpas si descendemos de categoría.
Gráficamente, la verdad, la cosa no ha cambiado apenas. Era de esperar, aunque uno siempre anhela ver algún tipo de salto gráfico que ya no se producirá hasta que vea la luz en la venidera generación. Se han añadido un puñado de animaciones destinadas a implementar de forma efectiva el mencionado movimiento de proteger el balón, pero la sensación visual se me antoja incluso peor que en anteriores entregas. Fíjense en las texturas de las camisetas, demasiado planas e inertes. La inyección tecnológica se echa en falta como el comer, y seguramente sea no porque el motor gráfico esté altamente desfasado, sino porque llevamos demasiados años viéndolo y ya es como el cuñado cansino de la familia que se repite demasiado.
Por su parte, el aspecto sonoro sí que ha sufrido un aumento cualitativo y cuantitativo, y esto es de alabar: los comentarios han añadido multitud de frases actualizadas destinadas tanto a los equipos como a los jugadores más relevantes, además de tener a Antoñito Ruiz dando por saco más de la cuenta. El ambiente del estadio también parece reaccionar mejor al resultado del partido o a la dualidad local/visitante. También se agradece que los comentarios incluyan información de la clasificación real de los equipos en juego, basándose en las últimas actuaciones que hayan tenido en sus campeonatos de liga.
En cualquier caso, salvando ciertos momentos, FIFA 14 logra de nuevo un equilibrio admirable en el terreno de juego, sacando partido de las novedades introducidas, acercándolo un poco más al fútbol real y, por encima de todo, convenciendo al comprador habitual de la saga de que este año merece la pena adquirir el juego, aunque sólo sea por volver a demostrar que el propio jugador es capaz de superar el reto. Y esto último, que leído de esta manera parezca algo nimio, resulta de importancia capital a la hora de decidir si comprar o no una entrega anual de una saga deportiva.
«no puedo dejar de mencionar la excesiva ventaja que se le ha dado al defensa respecto al delantero en cuestión de velocidad y aceleración» Pues estamos listos… como para jugar mucho contra la máquina. Si ya el año pasado, aun en los niveles de dificultad más bajo, el nivel defensivo de la maquina rosaba la perfección, eligiendo siempre la entrada y el movimiento defensivo perfecto, ahora que ni siquiera te puedas ir velocidad con Walcott debe resultar poco menos que desesperante, para todo aquel que no tenga un control del juego y del mando al nivel de Messi o Ronaldo.
Casi totalmente de acuerdo, pero con matices. Este juego es ciertamente, mejor que el 13, pero cuando lo juegas en profundidad puedes ver que tiene muchísimos errores, mas incluso, que el anteriormente mencionado. Centros, corners, despejes sin pulsar el botón, el portero (pfff) y sobre todo el excesivo tiempo que tardan en girarse o reaccionar algunos jugadores es sencillamente desesperante.
Tanto es así que EA ya ha comentado que están estudiando algunos de estos problemas y que intentaran arreglarlo con un parche.
En fin, a ver si por una vez nos sorprenden …
Me encanta ese juego, no puedo dejar de jugar!