Review FIFA 14 Playstation 4 y Xbox One

Review FIFA 14 Playstation 4-

Como era de esperar, comenzaré este artículo sobre la entrega de FIFA 14 para las consolas de nuevo cuño -lanzadas al mercado hace poco más de un mes- referenciando el análisis que publicase en octubre respecto a la versión del juego de la generación pasada. La base está ahí, y tanto las mecánicas jugables introducidas este año como los modos de juego disponibles no han variado un ápice en un programa que simboliza el estreno del deporte rey en la nueva hornada de sistemas de ocio.

Sin embargo, me he sorprendido al encontrar, rebuscando, más diferencias de las que a priori parecían existir. Como si del juego de los siete errores se tratase, se requiere de un ejercicio de agudeza visual más concienzudo para darse cuenta de las diversas adiciones y cambios introducidos. Ni que decir tiene que, en estos casos, debemos valorar si son modificaciones que realmente merezcan la pena o se quedan simplemente en párrafos rimbombantes que colocar en la contraportada del juego.

A mi juicio, está bastante claro: este FIFA 14 se puede convertir tranquilamente en la mejor entrega de la saga, y de aquí al final del artículo me afanaré en enumerar los cimientos de esta osada afirmación. Lo primero que voy a mencionar es lo más sencillo de notar: el aspecto visual. Gracias al nuevo motor Ignite, todo el conjunto gráfico parece haber pasado por un filtro de nitidez y pulido: no en vano, la resolución, que luce a 1080p a todos los efectos, me hace pensar en que estoy viendo una versión HD de las anteriores, y eso que las de 360/PS3 ya lo eran. Pero la metáfora más directa es pensar en que me he puesto las lentillas para jugar. Eso no falla.

Review FIFA 14 Playstation 4

El segundo pilar de esta versión también es visual, pero no reside en el qué, sino en el cómo. Aunque hayamos cambiado de motor, las animaciones de los jugadores son similares a las que ya nos conocemos de memoria. Bien es verdad que se han añadido más aún, las cuales iremos detectando poco a poco, pero lo que verdaderamente importa es cómo se plasman en pantalla; todo se conjuga a imagen y semejanza de una retransmisión futbolera, tanto en las escenas de vídeo como en los planos de cámara, así como en la obsesión por hacer que la acción no se corte nunca; un buen ejemplo son los saques de banda: siempre habrá un recogepelotas que nos eche un cable para darnos otro balón, de forma que no asistimos a ningún corte de plano. Sí, son pijadillas, pero están hechas por y para gente que nos volvemos locos con el fútbol. Y hay que ser agradecido cuando la ocasión lo merece.

Antes he mencionado el tema de los planos de cámara: esto es muy relevante, y no sólo a nivel gráfico. Ignite logra representar en pantalla el aspecto completo de cada estadio, tanto interior como exterior. Es un gustazo ver el Bernabéu desde fuera en su Paseo de la Castellana, desde una perspectiva en la que podríamos presenciar las jugadas a vista de pájaro. Dentro de lo que es el partido en sí, la cámara visualiza un ángulo de cámara más bajo de lo habitual, prácticamente a ras de césped. Se logra la sensación de que el público es más protagonista -aprovechando que han dejado de ser meros carteles pixelados- pero, sobre todo, nos otorga una vista más completa de la jugada, haciendo que mi ídolo, Xabi Alonso -o cualquier centrocampista de buen toque-, pueda hincharse a meter cambios de juego o pases largos sin necesidad de mirar el radar. Aviso: os costará adaptaros, hasta que llegue el momento de que no podáis concebir el juego de otra manera.

Y concluyo con lo más cacareado de la versión next-gen de FIFA; se decía que la mayor potencia de cálculo de las CPU facilitaría el manejo de diversas situaciones de juego que antes se escapaban, haciendo que los jugadores pudieran adelantarse a los acontecimientos y lances del juego y reaccionaran de forma más lógica e intuitiva. Bueno, todo esto suena demasiado farragoso; yo os lo voy a resumir en que se nota un principio de cambio de actitud en los futbolistas, eliminándose muchas situaciones absurdas o irreales en ciertos momentos: por ejemplo, a la hora de proteger el balón, saltar por el esférico o chocar en un balón dividido. Ahora salen regates al límite, momentos en los que nos llevaremos el balón «por un píxel» pero de forma justa, y que antes se resolvía de manera prácticamente aleatoria. Todo esto deriva en que jugar a este FIFA 14 sea un verdadero placer, y que buscarle errores resulte más complicado que nunca. Los tiene, por supuesto. La perfección la dejaremos para más adelante; de momento, no nos es necesaria con este título, un imprescindible de la primera hornada de juegos de la generación.

 

Publicado por

Pedja

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