Bartop arcade: el salón vuelve a ser recreativo

Todos aquellos que pudimos disfrutar la era dorada de los salones recreativos guardamos un buen recuerdo de tal puñado de tardes robadas a los deberes, trocadas por inolvidables ratitos de machacar botones y retorcer palancas de máquinas arcade, o de silenciosas miradas por encima del hombro del viciado de turno que se pasaba aquel juego imposible con cinco duros. Y en cierta manera, las sensaciones que se generaron en aquella época pueden ser recreadas en nuestro salón. Sí, he caído en la tentación y me he pillado una Bartop.

Bartop arcade ¿qué es?

¿Qué diablos es una bartop? sería la pregunta más lógica llegados a este punto. Bien, os recomiendo no buscarlo en la wikipedia, puesto que el primer resultado que os saldrá nos puede confundir con cierto baile sensual practicado en el quinto pino. Bueno, la verdad que se pasa un buen rato viendo dicha información… gráfica, pero no, no es esa Bartop la que he pillado. Una Bartop no es más que un estilo de mueble de máquina recreativa, de tamaño algo más reducido que el de la típica cabina que todos tenemos en mente. En su día podíamos verlo sobre las barras de bar alojando juegos simples tipo Trivial.

La Bartop que he adquirido a los chicos de FactoryArcade posee en su interior una placa base con su procesador y almacenamiento, de forma que sea capaz de hacer correr un emulador estilo MAME, haciendo que la máquina pueda emular prácticamente cualquier juego arcade que seáis capaces de recordar. A dicha placa puede accederse a través de una puerta trasera cerrada con llave, la cual se abre mediante bisagra.

Como podréis observar en las fotos que acompañan al presente artículo, el proceso de montaje está bien definido y resulta mecánico, ya que según nos cuenta Edu Sales, responsable de FactoryArcade, dicho proceso está bastante industrializado, llegándose a montar una máquina completa en unas seis horas, siendo lo más complejo de montar el monitor y el panel de control metálico.

Los materiales y componentes utilizados en esta máquina son de primeras marcas, y eso se nota nada más ponerse a los mandos de la Bartop. Los joysticks son modelo MagStick, y los botones (seis por jugador, imprescindible para los clásicos juegos de lucha one vs one) tienen el mismo tacto que tenían las máquinas de hace más de veinte años.

La Bartop utiliza un monitor industrial TFT de 19 pulgadas para proyectar los juegos que deseemos emular. Este punto quizás no acabe de gustar a todo el mundo, pues como bien recordaréis, la experiencia que vivimos en su día era a través de pantallas CRT, catódicos o “de tubo” para entendernos.

Sin embargo, es evidente que en la actualidad es mucho más sencillo el contar con un TFT, y os aseguro que la experiencia es bastante fidedigna, gracias al filtro exterior que posee la pantalla de la máquina, y al siempre socorrido uso de las “scanlines” emuladas; esto no es más que el efecto de simular que la imagen se dibuja a través del barrido de líneas horizontales, las cuales se refrescan constantemente y a tanta velocidad que nos da la impresión de que la imagen es estable.

Si el efecto conseguido en la pantalla es loable, también merece la pena destacar el aspecto externo del mueble, fabricado en melamina, pintado de color negro y decorado con una marquesina superior -el modelo que escogí enarbola el flyer de Street Fighter II: simple y directo, con la mirada de Ryu dándonos la bienvenida-, la cual posee en su interior una tira de LEDs que hacen iluminar dicha marquesina cuando la máquina se enciende.

Además, en los laterales escogí un par de vinilos que adornase la capa exterior, en este caso con los míticos personajes que protagonizasen Gauntlet allá por 1985. La combinación de juegos no es uniforme, pero me encantaron ambos diseños y considero que el resultado no ha quedado nada mal. Es lo bueno de que puedas configurar dicho aspecto a tu gusto.

En suma, tanto si eres un empedernido coleccionista temático del videojuego, como si añoras las sensaciones que te proporcionaban las máquinas arcade, escoger una Bartop acaba siendo una idea terriblemente satisfactoria para tus ansias de coleccionismo y de disfrutar de los clásicos con los mandos adecuados para ello. Si hasta el olor de la madera recalentada por el trabajo interno de la CPU y la placa hacen que rememores aquellos olvidados salones…

Aún así, hay que señalar que también se fabrican máquinas completas (en FactoryArcade venden como churros el modelo King Arcade, de dichas características), pero obviamente necesitarás para ello mucho más espacio, siendo más complicado de transportar.

Y hablando de transporte y más concretamente de ubicación, la evidente ventaja que tiene la Bartop (cuyas medidas exactas son 622 cm. de alto, 445 cm de ancho y 483 cm de largo) es su movilidad, aunque ciertamente pesa tela, podremos transportarla de forma más sencilla que, por ejemplo, la King Arcade que tiene pie. En mi caso, he adquirido para colocarla una mesa de IKEA Vika Amon la cual tiene 74 cm de altura, quedando a una buena altura para jugar de pie (a la vieja usanza) o sentado en un taburete al uso.

Terminando el artículo, poco más os puedo decir; poder disfrutar de una Bartop en el salón ha cubierto mis expectativas con creces, y por supuesto, espero que mis futuras reuniones con los colegas de toda la vida sean tan disfrutables como deseo. Al menos, tanto como hace veintitantos años.