Resulta todo un placer retomar los artículos de este calibre; recopilar los mejores arcade que pudimos disfrutar en los años ochenta siempre resulta refrescante y a la vez nostálgico, sabedores todos de que la sensación de entrar en nuestro salón recreativo favorito, atestado de niños con granos, chuletas que no dejaban jugar al resto y el típico chaval encargado de cambiarte la moneda de veinte duros por las cuatro de veinticinco pesetas… de que dicha sensación, digo, ya no volverá. Pero bueno, hagamos algo porque sea posible que regrese, al menos a nuestras mentes.
Arkanoid (Taito)
Esto es una auténtica y fidedigna definición de lo que sería el refinamiento de una fórmula que llevó al éxito a Atari. Años atrás, el Breakout daba cierta utilidad a la archiconocida raqueta que jugaba al Pong con una pelota cuadrada, en la prehistoria del videojuego. Dicha utilidad no era otra que la de machacar ladrillos, y quédense tanto con el verbo utilizado como con el sustantivo que le acompaña como términos acuñados para definir todo un género, actualmente extinguido.
Arkanoid, como os comento, refina el planteamiento de Breakout, le añade gráficos guapos y coloridos, un puñado de enemigos que nos dan por saco desviando la pelota cuando menos nos conviene, power-ups capaces de convertir a la raqueta en una potente nave de guerra o simplemente duplicarla en lo que a tamaño se refiere, y sobre todo, un contexto argumental en el que el palo que se mueve a lo largo del eje longitudinal cobra vida y responde al nombre de Vaus. Auténtico mito aún viviente, de esos que hoy día siguen copiando en los juegos diseñados para móviles que no tienen ni pizca de imaginación ni de vergüenza.
Chiller (Exidy)
La gente, más o menos entendida, tirará de archivo para responder a la pregunta de «¿Cuál fue el arcade más polémico por su violencia?», respondiendo directamente Mortal Kombat, juego que creó una saga, y saga que cuenta con un enorme y extenso legado, el cual se extenderá aún más en pocas semanas. Será más difícil que alguien cambie esta respuesta por Chiller. Pero la polvareda que levantó fue descomunal, y en mi opinión, con mucha más justificación que en el caso del One-Vs-One del dueto Boon-Tobias.
La osadía de Exidy consistió en ponernos a los mandos de una metralleta de juguete, la cual cobraba vida en la pantalla de la cabina arcade en la cual se representaban cuerpos humanos que mostraban signos de tortura, sin posibilidad de escape y resignados a su suerte. Una suerte que manejaba el jugador, el cual debía disparar con puntería a dichos cuerpos, siendo recompensado a medida que lograra más y mejores mutilaciones. Gráficamente explícito, a un nivel elevado para la época, el juego tenía como excusa que estas pobres personas se les denominaba «Monsters«, como queriendo alejarlos de su naturaleza aparentemente humana. No es la primera vez que Exidy utilizaba tal argumento: recuerden Death Race.
No corrieron tantos ríos de tinta como en Mortal Kombat, pero quizás lo mereciera mucho más.
Ikari Warriors, SNK
Juego de acción con scroll vertical y perspectiva cenital, primer título de una saga que continuó años más tarde con Victory Road y culminó con Ikari III: The Rescue. Estamos ante uno de esos juegos que, dado su éxito, era portado a múltiples plataformas de juego domésticas. Evidentemente, Ikari tenía dos claras inspiraciones. Por un lado, las desventuras de John Rambo, sirviendo dicha influencia para que los protagonistas emularan su apariencia; por otro lado, el gran éxito de Commando, el arcade bélico de Capcom.
Sin embargo, SNK introdujo un esquema de control totalmente diferencial respecto a Commando, ya que Ikari contaba con joysticks rotatorios, lo que permitía al jugador orientar los disparos de su personaje. Los guerreros Ikari -palabra japonesa que puede traducirse como Cólera- eran capaces de asaltar un tanque y pilotarlo durante ciertos períodos de tiempo en el juego. Ralph Jones y Clark Steel, los dos protagonistas, aparecieron años más tarde como personajes seleccionables en la saga King of Fighters de SNK.
Ninja Emaki, Nichibutsu
Ninja Emaki, seguramente el título menos conocido del presente artículo, simboliza una de mis recomendaciones personales que suelo introducir en este tipo de reportajes. Comencé jugando a este título en el clásico Bar Jamón gaditano, justo a la salida de mi colegio. Años más tarde, gracias a los emuladores, pude pasarme un juego de acción cenital tan adictivo como complicado, en el que la duración de cada nivel estaba perfectamente calibrada para que no nos aburriésemos y, tras esquivar innumerables obstáculos y destruir criaturas pesadillescas, nos topásemos con un Final Boss de impresión.
Eso sí, los power-ups eran totalmente legendarios, y tenían la particularidad de que podíamos elegir en cada caso el arma a escoger. No era cualquier arma, ojo: desde un par de «options» humanos que nos flanqueaban hasta una inmensa nube que destrozaba todo lo que se ponía por delante, pasando por una colección de remolinos de aire que nos rodeaban o un tremendo cañón multidisparo. En general, el diseño del juego, cien por cien oriental, era bastante atractivo y lo hacía desmarcarse del resto de juegos que copaban el género en su día. Ya sabéis: dadle una oportunidad. Es gratis.
Out Run, SEGA
Yu Suzuki firmó su gran obra maestra y nos dejó una cantidad ingente de conceptos que se convertirían, con el tiempo, en auténticos estereotipos del arcade de velocidad. De hecho, el tremendo scaling que utilizaba Out Run sigue siendo, 25 años después, la sensación de velocidad mejor conseguida que yo haya podido sentir en un videojuego. Qué decir de nuestra acompañante, la despampanante rubia que nos abroncaba si empotrábamos el Testarrosa contra un cartel de publicidad. El nivel de las palmeras, las olas del mar a un lado, el Magical Sound Shower a todo volumen en nuestra radio…
Da igual, seguiremos otros 25 años desgranando virtudes en otros tantos artículos, y Out Run seguirá siendo tan bueno como el primer día. Tremenda virtud.
Renegade, Technos / Taito
Qué curioso el caso de este beat-em’up. Pocos sabrán que, originalmente, en Japón, el título salió con el nombre de Nekketsu Kouha Kunio-Kun, donde manejábamos a Kunio, un estudiante que se enfrenta contra unas cuantas bandas de indeseables que le hacían la vida imposible -bullying- a su compañero de estudios Hiroshi. La versión internacional del juego se denominó Renegade, fue distribuida por Taito y sufrió una completa remodelación a nivel gráfico.
Como sabréis, en Renegade manejamos a un personaje algo macarrilla que visita los bajos fondos de la ciudad en busca de su novia, acabando el juego con un apasionado encuentro entre ambos tortolitos. Kunio fue la imagen de Technos Japan durante mucho tiempo y protagonizó un buen puñado de juegos; dichos programas, al salir de Japón, perdían a dicho protagonista y sufrían un proceso similar al de Renegade. ¿Sabíais que el clásico Nintendo World Cup era un juego de Kunio? Si os fijáis, los sprites de los futbolistas tienen un gran parecido al prota de Renegade…
Rygar, Tecmo
Un título con mucho carisma, que como muchos otros, no ha tenido demasiada suerte cuando le ha tocado sufrir el correspondiente proceso de transformación en Remake actual. Un guerrero legendario resurge de sus cenizas y toma su escudo, denominado Diskarmor, el cual utiliza como arma arrojadiza contra una cantidad ingente de criaturas hostiles. Un juego de acción y plataformas de scroll lateral en el que, realmente, no destaca por nada especial a nivel jugable, pero que lograba atraer a las masas con su sencilla propuesta y con una dificultad que iba «in crescendo», ajustada de forma magnífica, algo inusual para los títulos de la época.
Gracias por recordarnos estos títulos. Me han entrado ganas de jugaron de nuevo.
A mí siempre me ha fascinado lo gratuíto del argumento del Arkanoid, y en general del argumento de muchos juegos de la época. De hecho siempre he bromeado con que tendrían los huevos de hacer películas de Arkanoid o Tetris si lo vieran rentable… y tendrían cojones para hacerlas. Como en esta tira de Penny Arcade: http://www.elchiguireliterario.com/wp-content/uploads/2007/03/20030124h.jpg
Y sobre los demás juegos, el Out Run fue el primer videojuego al que jugué en mi vida. Mi hermano me llevó a los recreativos J.M., tenían la versión completa con la cabineta del coche y mi hermano manejaba los pedales y yo el volante. Recuerdo PERFECTAMENTE el elegir las músicas con el volante. La leche.
Buen artículo, todos unos clásicos!
Muy buena la ilustración del Arkanoid.
De la lista, los únicos que no me interesan son el Chiller y el Renegade, los demás se han quedado con incontables momentos de mi vida!
Ninja Emaki!!! vaya, es de esos juegos que no te acuerdas que lo tuvistes hasta que ves la portada y luego te entra como una sensación de «retrospektor»: nostalgia, melancolia, recuerdos, escalofrios… indescriptible!
Cierto, Taiyou. De pequeño nunca entendí el argumento del arkanoid. Una «nave» (yo veía un palo) debía acabar con Doh (no tiene nada que ver con los Simpson) que era… ¡Una estatua moai! Delirante.
Que bueno, ya cazaste a otro nostálgico, buen trabajo y buen emulador, gracias por el aporte admin.
chevere recordar cuando era pelado y se divertia con estos pasando horas viendolos
no se si me puedes ayudar con un juego que se trataba de dos pilotos (era un juego doble pero se podía jugar individualmente) que viajaban en unas especies de motojets y a lo largo del camino a mediada q eliminaban enemigos estos dejaban un puntaje el mismo que servia para adquirir armas otras motos u otros aditamentos que te ayudarían a continuar no se nunca supe su nombre pero al final de la primera fase tenias que enfrentarte a un dragón tipo lagartija (parecido a Shenlong) que lanzaba esferas de fuego por el hocico creo que la ultima vez que lo jugue fue en el 89