Hace mucho tiempo, cuando los salones recreativos comenzaban a florecer, poco a poco, dos años antes de que el comecocos arrasara en los arcade y tres años antes de que Miyamoto salvara el culo a Nintendo con un mono algo borrico y un carpintero con bigote; era 1978 y Exidy lanzó Death Race. La de Dios se montó. Ríase de la reducción del límite de velocidad.
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