Firaxis vuelve a retomar su saga favorita tras cinco años desde el lanzamiento de la cuarta entrega, y con ese título «puente» que salió para consolas, Revolutions; si bien dicha revolución era una piedra de toque ideal para aquellos que quisieran adentrarse en esta saga tan especial, Civilization V devuelve lustre y esplendor a esta colección de juegos que comenzara un tal Sid Meier en 1991.
Para ser claros desde un primer momento, la base del clásico Civilization permanece intacta en esta quinta entrega; otra decisión hubiera sido tan sorprendente como, quizás, contraproducente. El caso es que, en cuanto comencemos nuestra primera partida, los veteranos del lugar sufrirán un torbellino de recuerdos de tardes y tardes pasadas frente al monitor del PC, intentando llevar nuestro país a la supremacía final.
La clave está en localizar las novedades introducidas en este título, en sopesar su relevancia en el resultado final. Y la que más pesa en dicha balanza se encuentra en el minimalismo otorgado a todo lo que tiene que ver con la interfaz del juego. El objetivo a perseguir es que las opciones más habituales se encuentren a uno, dos pasos como mucho, haciendo olvidar complejos menús laberínticos.
Objetivo finalmente cumplido, algo a lo que seguramente ha contribuido, en parte, el mencionado Revolutions, en el que la simplificación era un hecho a todos niveles. Civilization V trata dicha simplificación de manera que nos permita realizar las mismas gestiones de siempre pero con el mínimo esfuerzo. Esto queda patente, por ejemplo, en la microgestión de la ciudad, la cual podemos dejar en manos de nuestros asistentes, si así lo deseamos.
Tenemos, pues, una interfaz limpia y accesible, y la posibilidad de configurar que las ciudades se autogestionen. Si recordáis Civilization IV, os sonará la novedad introducida de escoger una religión. Esto se ha eliminado de esta quinta entrega, lo cual parece un poco extraño dado que era un elemento capaz de dar juego. En su lugar, y sustituyendo además al añejo sistema de política que se resumía en escoger Monarquía, Teocracia u otro tipo de gobierno, podremos escoger Política Social.
Este sofisticado término nos da la posibilidad de escoger un árbol específico entre Honor, Piedad, Libertad y otros conceptos, en los cuales podremos canjear los puntos de Cultura acumulados por ventajas militares, económicas y tecnológicas para nuestra nación. Por cierto, que la gestión de economía y tecnología / ciencia permanece inalterable a través del tiempo: ciudadanos asignados a casillas que limitan con la ciudad, capaces de generar dinero y progreso científico. El tema bélico sí que ha cambiado un poco.
O más que un poco. Para empezar, os iré diciendo que las casillas ahora son hexágonos en lugar de cuadrantes; los movimientos posibles son seis y no ocho como ocurría hasta ahora. Para continuar, ahora es imposible que dos unidades coincidan en una misma casilla. ¿Recordáis cuando al atacar y destruir a una unidad, aparecía otra que estaba superpuesta, y así hasta el infinito? Esto ya no es posible, así que la ocupación del espacio y el movimiento de las piezas será clave, como si de una partida de ajedrez se tratase.
Consecuencia directa: habrá menos unidades, y éstas cobrarán más relevancia, siendo capaces de ser ascendidas y ganar ventajas por ello, combatiendo mejor en distintos tipos de terreno o simplemente reponiendo su salud. Además, los ataques a distancia de las unidades capaces de ello serán aún más importante, por motivos obvios: ya no vale con mover las unidades «a saco», sino que habrá que situarlas sabiamente para ganar un enfrentamiento. Sin duda, la novedad más importante y acertada de esta entrega.
El tema de la diplomacia sigue siendo el que menos desarrollado se encuentra, y asombra ver lo poco que ha evolucionado desde aquel mítico Civilization II. Al menos, ahora veremos en tiempo real al emisario de turno que conversará con nosotros para cooperar, proponernos un trueque o declararnos la guerra sin contemplaciones.
Para culminar con el paquete de mejoras y novedades, comentar detalles como el poder transportar de forma directa a tropas por el agua sin necesidad de pararnos a construir una embarcación para ello -aunque las tropas estarán claramente expuestas al ataque de naves de guerra-, o la habilidad de Firaxis de mantenernos en todo momento informados del estado de nuestras ciudades sin abrumarnos con exceso de datos en pantalla. Todo está, básicamente, orientado a facilitar la vida al jugador sin romper en ningún momento con el espíritu Civ y el exigente objetivo de atender a docenas de frentes de forma simultánea.
Una última novedad: nos encontraremos con ciudades-estado, o lo que es lo mismo, naciones independientes compuestas por un único emplazamiento central, las cuales nos propondrán una serie de desafíos a modo de misiones secundarias que nos reportarán beneficios. Un aliciente y a la vez un reto, ya que es posible jugar como ciudad-estado, con lo cual tendremos que dominar el mundo desde una única ciudad. Nadie puede decir que hay poca variedad de opciones en este Civ V.
El apartado tecnológico está bastante currado en lo que respecta al detalle gráfico. Se nota que se ha puesto especial mimo en representar ciudades, entornos, movimiento de unidades o efectos de agua y explosiones, así como el detalles de las animaciones de los emisarios enemigos, anteriormente mencionado.
Esto conlleva el aumento de los requisitos mínimos para jugar a Civilization V, aunque evidentemente muy lejos de lo que nos pediría un FPS puntero, por poner un ejemplo de perogrullo. Ah, y un pero al apartado musical: no es que desentonen las melodías, pero tampoco logran ser identificables; la BSO no será recordada especialmente… aunque es algo que siempre ha sucedido en toda la saga.
El multijugador no ha sufrido apenas cambios respecto a iteraciones previas, ni falta que le hace. Reseñar, eso sí, que los turnos se juegan de manera simultánea por los jugadores, y que acabar rápido el turno tiene el premio de ver tus acciones ejecutadas antes que el resto. Por otro lado, se ha habilitado en el menú principal la búsqueda de MODs que alarguen la vida del juego aún más, algo que denota a las claras el pasado modding del diseñador jefe, Jon Shafer.
¿Pegas? Pues poca cosa, si acaso, decir que el juego sigue reforzando la estrategia militar, siendo mucho más poderosa y posibilitando más opciones de conseguir la victoria que siguiendo un enfoque de desarrollo científico o conciliador y diplomático. Y que en los niveles elevados de dificultad, la IA sea algo fullera…
Conclusión
Es sencillo rematar un review como éste: Civilization V mantiene los mejores valores de la saga, a la vez que logra aglutinar una serie de novedades que encajan como un guante con la base jugable y permite una mayor variedad de opciones de juego y un acercamiento a una mayor cantidad de público, gracias al esfuerzo por hacer lo más accesible posible la interfaz de juego. Un auténtico devorador de horas de juego. Como antaño.