Review Crackdown 2

Realtime Worlds dejó el testigo a Ruffian Games para elaborar la continuación del primer sandbox que llegó a calar realmente hondo en los circuitos de la Xbox 360; el primer Crackdown dejó un gran sabor de boca a todos los que se adentraron a patrullar Pacific City y su temible entramado de bandas criminales.

Y es que resultó realmente interesante la original propuesta de encarnar a un súper-policía capaz de elevarse a base de brincos por los edificios, levantar coches y tirarlos contra los enemigos, y en definitiva, sembrar el caos de forma abierta y divertida. Para picarnos en el tema, el excelente sistema de progresión de habilidades para nuestro héroe, dividido en cinco apartados que cubrían desde la fuerza hasta la puntería con armas de fuego pasando por la pericia en la conducción, agilidad y habilidades con explosivos.

Sorprendentemente, Crackdown 2 puede resumirse de manera básica y rápida con el mismo párrafo que acabo de utilizar para recordar a su primera entrega. Ruffian Games ha introducido algunos cambios en el juego, pero ninguno puede ser considerado con suficiente peso como para generar la sensación de que estamos ante una mejora sustancial. Y es que hasta la ciudad se mantiene prácticamente impertérrita respecto a la primera parte, con la salvedad de que el entorno va más con el rollo post-apocalíptico y destructivo… por lo demás, ni siquiera la remodelación aparente del motor gráfico nos hace pensar que estamos ante un juego nuevo.

Hay que decir que el compendio de bandas criminales de Crackdown ha sido sustituido por dos grandes baluartes del mal: el grupo terrorista que se hace llamar «La Célula», con miembros repartidos por todo el mapa, y los mutantes, engendros con mala leche que no son más que pobres afectados por cierto virus. Estas criaturas suelen habitar en sitios oscuros y amenazan con campar a sus anchas por la ciudad cuando cae la noche.

Resulta valorable esta dualidad de enemigos, con comportamientos distintos, la cual nos exige utilizar técnicas y armas diferentes para cada uno de ellos, otorgando variedad al transcurso de las propias misiones del juego, las cuales, todo hay que decirlo, caen en la repetición demasiado pronto. Por suerte, un inspirado Ramón Langa animará el cotarro entre misiones, sin conceder ni un minuto de respiro, dándonos órdenes e información de manera constante desde la central, e incluso riñéndonos si la cagamos en alguna misión que otra.

Por desgracia, comprobaremos que han cambiado muy pocas cosas, aparte de lo que cuento en el párrafo anterior. La mecánica del juego sigue siendo divertida, con ese puntito de caos que deriva cuando entran en juego muchos enemigos y vehículos a la vez, pero Ruffian Games parece querer aprovechar hasta tal punto lo que se ganó en la primera entrega que hay puntos oscuros que ni siquiera se han retocado, como el sistema de autoapuntado, el cual hace algo complicado elegir el objetivo al que queremos disparar, siendo letal para nosotros en ocasiones de alto riesgo.

Por encima de todo, Crackdown 2 alcanzará su máximo nivel cuando nos adentremos en el modo cooperativo online a 4 jugadores; afrontar una misión de esas en las que tenemos que arrasar centenares de mutantes de todo tipo y color, y hacerlo con tres compañeros más, multiplica el interés en el reto por un factor muy elevado; no será ni la primera ni la última vez que la inclusión de un buen modo cooperativo a través de la Red de redes le salva el culo a un videojuego de la presente generación. Algo que no logra tapar lo evidente: la continuidad en Crackdown 2 era lógica y esperada, pero debía haberse disimulado muchísimo más.

Publicado por

Pedja

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