A ver si al final, el anuncio que tan famoso se ha hecho, parodiando a Mario Kart y sus clones ñoños, va a perjudicar más que otra cosa a Blur. A mí me resultó muy curioso el tema, estoy harto de escuchar por activa y por pasiva que la gran inspiración de la gente de Bizarre para este juego eran las veloces carreras de los personajes de Nintendo… y al final resulta que, al menos a mí, Blur me parece muchísimo más cercano a Wipe Out que a cualquiera de los programas anteriormente mencionados.
Y digo Wipe Out, sobre todo, por el tema de los ítems, que son muy similares a los que podíamos recoger en las futuristas pistas del clásico de Psygnosis. Desde la barrera que envuelve a nuestro vehículo, pasando por los distintos misiles que darán caza a los coches rivales, o las minas que podremos dejar repartidas por las pistas. Incluso la forma de conducir se me antoja parecida, aunque echo en falta ese maravilloso botón de «freno lateral» del Wipe Out para apurar en las curvas. Aquí me cuesta más tomarlas en condiciones, aunque tampoco nos penalizarán demasiado por «apoyarnos» en el borde del trazado para enderezar el vehículo.
Hay que reconocer, ante todo, que la idea es original y jugosa. Combinar el uso de vehículos reales con la parafernalia de los ítems de destrucción masiva resulta bastante atractivo. Sin embargo, la implementación de tal idea no ha sido todo lo redonda que uno hubiera deseado. Si bien se hace rápido el cogerle el truco a la mecánica del juego, pronto descubriremos que falta algo de inspiración a la hora de diseñar los trazados, demasiado previsibles y monótonos: se echan en falta más atajos, recorridos más retorcidos… este mal se extiende también al propio diseño artístico, y aunque se agradecen las ciudades reales, a uno le viene a la cabeza la magnificencia de los escenarios de los Project Gotham, con el que Blur sale perdiendo por mucho, al menos en este sentido.
Ahora bien, aunque los gráficos no son todo lo punteros que deberían, con una representación de vehículos que puede calificarse de normalita en los tiempos que corren, sí que hay que darle todo el mérito del mundo a la competitividad que genera este Blur. Para empezar, hay que decir que la IA hace bien su trabajo y nos joderá a las primeras de cambio, trocando nuestro flamante Focus en un horrible amasijo de hierros. Por suerte tenemos un sistema de acumulación de Power-ups con el que podremos almacenar hasta tres simultáneamente, intercambiando su prioridad para usar el que más nos convenga en cada momento.
Evidentemente, la competitividad mencionada se eleva exponencialmente con el modo multijugador. Para empezar, el recuperar las antaño populares partidas a cuatro personas con pantalla partida… aquí sí que me ha recordado al Mario Kart, concretamente al 64, con el que tres amigos y yo nos pasábamos noches en vela. Por supuesto, el modo online también es cien por cien aprovechable, con el infalible sistema de subida de niveles a través de acumular puntos y experiencia, para ir desbloqueando diferentes habilidades. Modern Warfare sigue extendiendo su legado, incluso al terreno de la conducción.
Conclusión
Blur acaba siendo un excelente campo de batalla para los picaos del multijugador, exhibiendo todo su potencial a través de carreras en las que el que mejor sepa utilizar los ítems repartidos por el camino será el que logre vencer. Aquí no suelen verse demasiadas ayudas para el que va el último, aunque el ítem del rayo fastidiará a los que vayan por delante. Por cierto, aún no entiendo muy bien la extraña decisión de quitarle todo el protagonismo a la música durante las carreras.
A pesar de que carezca de inspiración en la mayoría de los circuitos incluidos, Blur sabe aprovechar una fórmula de juego que, sin ser demasiado novedosa, sigue funcionando a las mil maravillas, con un tremendo potencial para que el modo online y el split screen a cuatro jugadores logren alargar la vida del juego hasta el infinito. Un buen juego que, sin embargo, podría ser mucho mejor, sobre todo teniendo en cuenta el currículum de Bizarre.
Muy buen articulo, como siempre 😉