Retrovisión: Mundial de Fútbol de Opera Soft

En estas fechas tan futboleras, qué mejor ocasión para rememorar un título simulador del deporte rey, realizado por una compañía española, Opera Soft, para ordenadores de ocho y dieciséis bits. El juego salió en el año 1990, y como puede deducirse por el título, se hizo para aprovechar la celebración del evento futbolístico por excelencia, en este caso, Italia 90. Como quiera que Opera Soft no adquirió los derechos de dicho evento, el juego se denominó simplemente «Mundial de Fútbol».

Por desgracia, la crisis del software español se dejaba notar, Opera Soft y sus compañeras de juego se encontraban en la recta final de sus carreras, y los medios eran cada vez más escasos. Como consecuencia, el juego salió a la venta en Octubre, meses después de que el propio Mundial hubiera finalizado con Alemania como gran campeona. Además de la tardanza de su salida al mercado, la situación de la compañía hizo que las versiones C64, Atari ST y Amiga se quedaran en cuartos de final y no vieran la luz. Nos conformamos con Spectrum y MSX, prácticamente calcadas y monocromas, Amstrad CPC, de gráficos agradables y coloridos y scroll de pantalla demasiado brusco, y la versión de PC, mejorando al resto de versiones.

Y debo empezar, no tengo más remedio, por la ilustración de portada. Tremenda no, tremendísima. El simpar Alfonso Azpiri realizó un trabajo realmente impactante, en el que un jugador remataba a bocajarro el balón, superando la inútil estirada del portero, cuyo rostro parecía estar sacado del de un fiero jefe final de cualquiera de los arcades contemporáneos al juego. En mi opinión, uno de los trabajos más conseguidos del dibujante, y a la vez, seguramente, de los que menos se conocen.

Entrando en materia con el juego propiamente, «Mundial de Fútbol» se inspira en los Kick-Off, tomando su perspectiva cenital. El juego ofrecía un ritmo de juego bastante dinámico, y hay que decir que la física del balón estaba bastante conseguida, siempre dentro del contexto en el que nos movemos. Las parábolas que describía el balón también nos hacía rememorar al clásico de Anco.

Existían varios detalles disfrutables en el juego, como el disparar las faltas a puerta salvando la colocada barrera, los espectaculares remates en plancha, los cuales a veces se pasaban de espectáculo y acababan con el delantero lanzado hacia el fondo de la portería, o incluso chilenas prácticamente imposibles de ejecutar. Y las palomitas de los porteros también resultaban agradables de ver, con un buen número de cuadros de animación que debían completar, sí o sí, para blocar el balón.

En el juego se reúnen las 24 selecciones que participaron oficialmente en el evento. De hecho, podremos rememorar el Mundial con los mismos partidos y grupos de clasificación que se celebraron en Italia. Cada equipo y cada jugador tenían sus propias características «físico-psíquicas» -cito textualmente de la publicidad oficial de Opera-, aunque a la postre, la verdad es que resultaba bastante similar jugar con España, con Alemania o con cualquier otro equipo. En definitiva, un juego capaz de proporcionarnos un buen rato de diversión a los amantes del balompié, aunque sin ser capaz de superar a Míchel Fútbol Master, en mi opinión, muy superior en el terreno jugable.