Review ArmA 2 PC

Bohemia Interactive vuelve a lanzarnos un reto de proporciones gigantescas, tanto como los vastos escenarios por los que transcurre la acción de Armed Assault 2, un paso más en la carrera bélica que comenzara brillantemente Operation Flashpoint hace ya bastantes años. La secuela de éste, y por tanto, precuela del juego que hoy comento, dejó un buen sabor de boca agridulce debido a los múltiples fallos de programación que dieron al traste con el ambicioso proyecto de recrear la crudeza y el realismo de un conflicto bélico moderno.

Armed Assault 2, con la ayuda de un par de parches que ya podemos instalar en la versión final, parece arreglar los errores cometidos en el pasado. El planteamiento es complejo: debemos encarnar a un soldado que debe preparar el terreno para una misión de la OTAN en un país ficticio de Europa oriental; a partir de ahí, iremos evolucionando en nuestras acciones para acabar liderando un pelotón de combate, ganando territorios, estableciendo bases y lidiando con las distintas facciones existentes en la campaña.

Pero si separamos el grano de la paja y queremos quedarnos con el quid de la cuestión, entonces estaremos ante un simulador bélico en primera o tercera persona -a gusto del consumidor- que requiere tiempo, paciencia y precisión, con objetivos a cumplir de manera sincronizada y coordinada con nuestro equipo, alejado totalmente de lo que sería un FPS arcade. Aquí una bala, incluso perdida, puede significar la muerte, así que es obligatorio calcular cada paso que demos. Además, la IA enemiga es bastante notable, aunque aún arrastre errores de versiones anteriores.

Por ejemplo, os comento una situación totalmente real: por un fallo de cálculo, hemos cruzado una carretera abandonada, poniéndonos al descubierto. El enemigo, a una distancia media, nos alcanza con un certero disparo y caemos al suelo. Tras superar el shock y con la vista enrojecida por la sangre, nos arrastramos por el terreno mientras pedimos ayuda por radio a uno de nuestros compañeros, mientras vigilamos que el enemigo no venga a por nosotros para rematarnos.

Pasan los minutos y todo parece en calma, mientras nuestro tiempo se agota. Entonces, el indicador del compañero asignado para curarnos se hace más visible: llega para proporcionarnos primeros auxilios. En ese momento, el enemigo letal sale de su escondite y mata a dos pájaros de un tiro. Pues así se las gastan los cabrones.

Lógicamente, graduar el nivel de dificultad hará más accesible el reto, proporcionándonos indicadores en pantalla del objetivo, de los enemigos más cercanos o de donde vienen las balas. Sin embargo, si lo subimos al máximo, tendremos que orientarnos con la brújula, el mapa y las indicaciones por radio de los compañeros. Y os digo y advierto: aún en los niveles más bajos de dificultad, ArmA 2 no tiene nada que ver con el típico FPS bélico: aquí Rambo no sobrevive ni de coña, y es importante que lo tengáis en cuenta para evitar posibles depresiones en cadena.

A veces, para ayudarnos a cubrir las enormes distancias del mapeado, podremos conducir vehículos de diversa índole, desde motocicletas hasta jeeps, pasando por blindados y aviones de combate. En este sentido se aplica la misma filosofía de toda la saga, ya que, por suerte, no resulta demasiado complicado hacerse con los controles de los medios de transporte. Sin embargo, hay veces que no podemos manejar ciertos vehículos repartidos por el mapeado, algo que sí ocurría en anteriores entregas.

Para rematar el buen trabajo realizado en una campaña con misiones tan variadas como el tomar diversos emplazamientos enemigos a plena luz del día o infiltrarnos en territorio hostil a oscuras y con la vista nocturna como aliada, hay que comentar el multijugador, que ofrece modos genéricos como Capturar la Bandera -hasta 64 personas simultáneamente- y otros más interesantes, como el jugar una misión de forma cooperativa, previamente diseñada por el propio jugador.

Tecnológicamente hablando, el engine gráfico de ArmA 2 ofrece momentos espectaculares, sobre todo en lo que concierne a plasmar la angustiosa atmósfera que dota del insultante realismo a la acción, sobresaliendo el apartado de iluminación. Flaquea bastante, sin embargo, si miramos a la cara a nuestros compañeros de pelotón, con un detalle y unas animaciones que no parecen haber mejorado demasiado desde el añejo Flashpoint.

En cuanto al sonido, decir que los contundentes efectos de sonido y las constantes transmisiones de radio eclipsan gran parte del tiempo a la banda sonora, inexistente por momentos, quizás para alcanzar un mayor realismo si cabe. Decir que las voces no han sido dobladas -sí traducidas-. La importancia de comprender y captar toda la información que recibimos por radio es capital, y echo de menos el doblaje, que nos permitiría actuar con más rapidez en lugar de tener que ir leyendo línea por línea en pantalla.

Sobre el rendimiento, pues decir que en mi equipo (Athlon Xp 3700+, 2 GB RAM, Radeon HD 4800)  puedo alcanzar una configuración media-baja a una tasa decente de imágenes por segundo y una resolución de 1024 x 768. La verdad es que se hace necesario un equipo de última generación para disfrutar al máximo sus efectos de partículas e iluminación, así como configurar la distancia de visión y dibujado al máximo.

Conclusión

Lo dicho: el concepto de simulador bélico sigue avanzando con cada implementación a cargo de Bohemia Interactive, aunque cada vez, y esto es mi opinión, se va especializando más, haciéndose muchísimo más abrupto e inaccesible para el jugador típico.

Tal ver por ello, veo complicado que pueda jugarse a Arma2 en Playstation 3 o 360. Si eres capaz de tener la suficiente paciencia para afrontar su campaña y te despojas por completo de los hábitos adquiridos en otros FPS, seguramente seas capaz de sacarle muchísimo partido a un juegazo que ha pulido sus errores y que, seguramente, no alcanzará el merecido reconocimiento público, precisamente, por ser meticulosamente fiel a sus principios.