Codemasters vuelve a llevar con honor el nombre del malogrado conductor, y como no puede ser de otra manera, logra su objetivo de componer un divertido híbrido arcade-simulador de rallies, apoyado sobre el sólido pilar de Ego, un engine gráfico que ya va por su tercera iteración, y que es capaz de renderizar uno de los mejores efectos de iluminación dinámica de la actual generación de consolas, algo que realza el conjunto gráfico hasta niveles insospechados.