Que el grueso de desarrolladores que dejaron aquella perla negra llamada Black para Playstation 2 y Xbox la pasada generación realizaran un FPS cuya máxima fuera la diversión y el espectáculo por encima de toda la parafernalia que últimamente embroza y hasta ahoga a ciertos componentes del género era una gran noticia. Que su desarrollo fuera algo tortuoso ya no era tan buena. Y que su demo dejara al público más frío que caliente, más chungo que comprarse el GolTv y que convoquen huelga a la jornada siguiente…