Los Simpsons han conocido ya múltiples encarnaciones en la historia de los videojuegos. Desde aquel mítico Simpsons Arcade Game de Konami, donde nos liábamos a tortas al más puro estilo del beat’em up de las Tortugas Ninja, hasta el Hit & Run para Playstation 2, en el que el concepto sandbox característico de los Grand Theft Auto se aplicaba a la peculiar ciudad de Springfield.
En estas Navidades hemos podido disfrutar del último juego Simpson hasta la fecha, el cual analizamos hoy para Xbox 360 y Playstation 3. Se le ha denominado simplemente Los Simpsons, el Videojuego, y con razón. Su historia es todo un meta-argumento, en el que la familia de piel amarilla vive su propio videojuego y se da cuenta de los poderes que puede disfrutar en el mismo, como la mega-bola en la que se convierte Homer o el clásico Bartman, el niño murciélago.
Tecnología made in Springfield
El apartado técnico de Los Simpsons es impecable, con un sobresaliente manejo de la técnica cell shading, dotando de una apariencia de dibujo animado muy cercana a cualquier capítulo de la mítica serie. El desarrollo del juego entremezcla escenas generadas con el motor del juego, con vídeos en alta resolución.
La tecnología Simpson se completa con un impresionante doblaje a cargo de los actores encargados de poner voz a los personajes en la tele. Una gran cantidad de diálogos y frases sueltas que no nos cansaremos de escuchar, ya que mantienen la acidez y el ingenio que ha enganchado a tantos espectadores durante toda su historia.
Multiplicando por cero
En lo que respecta a la parte jugable, Los Simpsons el Videojuego encierra un sencillo planteamiento: viajar a través de Springfield para ir desbloqueando capítulos que tendrán como protagonistas a dos componentes de la familia Simpson. El reto propuesto combina habilidad, plataformas y puzzles a partes iguales; tan pronto tendremos que hacer uso del doble salto como de la técnica budista de Lisa para levitar objetos y dejar vía libre a Bart, que planea con su capa de superhéroe; Homer aplasta y espanta enemigos, y Marge convoca a las masas megáfono en mano.
A propósito de Marge, la mamá del pelo azul protagoniza uno de los mejores capítulos, en el que debe convencer a los personajes más populares de Springfield en una caza de brujas contra el violento “Grand Theft Rasca”. La constante crítica al mundo del videojuego propicia un auténtico torrente de referencias, que acaban convirtiéndose en lo más sobresaliente del programa de EA Games. La fábrica de videojuegos, con Super Mario y Sonic venidos a menos, es otro buen ejemplo. Lo demás deberéis descubrirlo por vosotros mismos.
Y es que no hay mejor terapia que reírse de uno mismo. Todo rezuma ironía y cachondeo, sin dejar títere con cabeza: desde personajes famosos hasta empleados y franquicias famosas de EA, como Madden o Medal of Honor, se ven caricaturizados a lo largo de la aventura. El climax se produce cada vez que el dependiente de la tienda de cómics nos anuncia un nuevo cliché del videojuego: la típica barrera invisible o los barriles que explotan reafirman el mayor logro de Simpsons, el Videojuego.
Y es que, aunque el juego permita un entretenido modo para dos jugadores a pantalla partida, lo cierto es que el desarrollo general de las misiones se torna repetitivo con el tiempo, mientras que la cámara supera con creces al señor Burns en el papel de enemigo público número uno para el jugador. Si logramos superar estas dificultades, nos divertiremos como enanos, aunque me da la sensación de que el impresionante esfuerzo creativo de los diseñadores ha quedado muy por encima de la implementación final.