La avalancha de superhéroes de cómic que invaden las pantallas de cine no parece tener fin, y el último representante de esta corrien de poderes sobrenaturales tiene cierto parecido con el inefable Gigante Verde de los guisantes. En efecto, Hulk, o la versión cabreada de Bruce Banner, encarnada por Edward Norton, protagonizó el blockbuster del mes pasado. No se hizo esperar el correspondiente videojuego ,del que hoy os paso a hablar.
El increíble Hulk, desarrollado por Edge of Reality para Xbox 360 y PS3, sigue los pasos de Ultimate Destruction, la anterior aparición de la Masa en plan protagonista dentro de un videojuego, y nos plantea encarnar al gigantón mutado, suelto y peligroso dentro de una notable recreación de la New York City que acostumbramos ver en los cómics de Marvel. Protagonizaremos una historia que mezcla líneas argumentales de la película con otras escenas inventadas exclusivamente para el videojuego.
La acción nos propone una caja de arena en la que tendremos acceso a las distintas misiones principales, así como minijuegos y recogida de ítems especiales tales como recargas de gamma y energía. Todo lo que hagamos en el juego estará íntimamente relacionado con un claro concepto: destrucción. La sola presencia de Hulk ya impone a los inocentes transeúntes, que huirán despavoridos, o a los vehículos que pasen cerca nuestra, los cuales nos intentarán esquivar con cierto nerviosismo para terminar estampándose contra la pared más cercana.
Sin embargo, comenzar a entrar en acción liberará una auténtica espiral de caos sobre la ciudad, arramplando con todo el mobiliario urbano e incluso derruyendo edificios. No en vano, tendremos puntuación especial si le damos caña a todos los edificios emblemáticos que hay en el juego. Hulk será capaz, en definitiva, de usar sus poderes especiales contra los enemigos del juego, así como aprovechar el entorno a su favor, e incluso a los propios contrincantes. Por ejemplo, lanzar a un pesado robot contra un grupo de soldados del Enclave hará subir nuestro marcador como si de una partida de bolos se tratase.
Sin duda, aquí radica la mayor virtud del juego: hacernos sentir la mastodóntica fuerza de Hulk, comprobar cómo destruye todo a su paso, lanzar todo tipo de objetos, ya sean semáforos, farolas o los propios vehículos de la ciudad… sembrar el pánico a nuestro libre albedrío puede resultarnos lo más divertido del programa, y conllevará que nuestro «nivel de estrellas de delito», hablando en términos GTA, convoque al ejército al completo.
Esta mecánica contrasta con la excesiva simplicidad de las misiones, que suelen reducirse a escoltar una y otra vez a nuestra colega Rick y compañía. Una mayor elaboración en tales misiones seguramente haría elevar la calificación final. Los objetivos secundarios también echan una mano para romper tal rutina.
Tecnología verde
El nivel gráfico de Hulk presenta luces y sombras. Comenzando por una fantástica representación de la Masa a todos los niveles, tanto en detalle como en animaciones, pasando por una austera Nueva York, demasiado cuadriculada y con un conjunto de texturas que no llegan a aprovechar ni por asomo todas las posibilidades de la Next-Gen. La línea de visión no es demasiado grande, algo que tapará una neblina azul que nos impedirá tener una perspectiva más lejana de la ciudad.
Hay enemigos que están bastante bien conseguidos, como Ironclad o el propio Abominación, pero los modelos de los personajes en general no destacan especialmente. A decir verdad, el apartado gráfico se debate entre la mediocridad con ciertas gotas de brillantez. Por su parte, el audio tampoco llega a sobresalir en ningún momento, aunque escucharemos una buena adaptación de la BSO del film, además de una completa localización al castellano.
Conclusión
Otro juego de SEGA de superhéroes peliculeros, esta vez superior a Ironman, con aspectos enormemente disfrutables, pero con una lista de debilidades que no son propias de la criatura más fuerte del planeta.
Aunque la mecánica base del juego parece bien asentada, da la impresión de que los desarrolladores se quedaron sin chispa para componer una estructura de misiones lo suficientemente atractivas para que el jugador no se limite a hacer el cabra por Nueva York, algo que, como ya os comenté, nos permite pasarlo pipa. Se esperaba mucho más.