Ocurrió en la Worldwide Invitational del presente año, justo hace un par de días. Posiblemente Blizzard sea la única compañía desarrolladora capaz de hacerlo así. Nadie sabía nada de Diablo III, ni una captura, ni filtraciones, ni siquiera confirmación oficial de su proceso de desarrollo. Y de golpe y porrazo, vídeo de introducción y un inconmensurable trailer in-game de 19 minutos con todo lujo de detalles, comentado paso por paso por uno de los productores del juego, e incluso disponible con traducción subtitulada al castellano.
Nada de medias tintas. En Blizzard, o se hace en condiciones, o no se hace. Llevan muchos años impartiendo clases magistrales de cómo explotar tres sagas, evolucionando lo justo y necesario en cada entrega, manteniendo en todo momento un nivel sobresaliente de jugabilidad, sin dejar de ofrecer soporte continuo –Starcraft salió al mercado en 1998 y diez años después aún sigue recibiendo parches de actualización- y con una miríada incalculable de seguidores repartidos por todo el mundo.
Naturalmente, esta legión de jugadores que prácticamente aseguran las ventas suficientes para amortizar varias veces cualquier juego que saquen a la venta, conforman un colchón de tranquilidad que muy pocas empresas de software pueden disfrutar. Por eso, Blizzard se toma todo el tiempo del mundo para cada desarrollo, sin más presión que la que se impongan ellos mismos. World of Warcraft presentará en breve su nueva expansión, StarCraft II está al caer… y Diablo III ya ha sido revelado.
En Blizzard ya juegan a Diablo III
El vídeo donde se nos muestra la jugabilidad de Diablo III tiene partes realmente impresionantes. Es cierto que el aspecto gráfico no sorprende para nada, a estas alturas; sin embargo, hay dos pasajes con los que me he tenido que parar a aplaudir inevitablemente. Primero, al principio cuando el Bárbaro se pone a repartir ostias en medio de un estrecho puente, a cientos de no-muertos que atacan por ambos flancos. Los va despachando de un golpe y cada uno reacciona de manera distinta al caer, resultando espectacular cómo se van despeñando hacia el abismo.
El segundo momento estelar ocurre al final, cuando de forma cooperativa varias jugadores se enfrentan a un enorme ‘Final Boss’, capaz de arrasar con todo lo que aparezca en pantalla, incluídos los nuevos escenarios destruíbles. En suma, una ración ingente de hype y expectación que ha comenzado a lo grande; nada de enseñar una pequeña screenshot o algún que otro render. A lo grande.
Aunque lo que realmente es digno de elogio es la capacidad de atracción que posee todo lo que hace Blizzard, cuando en la gran mayoría de las ocasiones, la evolución e innovación jugable es prácticamente inexistente. Quizás, la clave sea el permitir tanto espacio de tiempo entre juego y juego, algo totalmente opuesto a la práctica totalidad de sagas, donde la norma suele ser uno o dos programas por año.
Y para terminar, algo extremadamente importante: Diablo III (parece) será exclusivo para PC. Dicho de otra manera, Blizzard se convierte en la gran esperanza para la delicadísima situación del videojuego en ordenadores personales.