Y llegó el momento, el instante y la oportunidad esperada por el futbolero de a pie, cada temporada, cada año, cada Octubre. Fútbol digital. Una historia escrita a base de pases al hueco, remates a la escuadra y paradas a mano cambiada. Y una historia que, en su estado más reciente, sólo da protagonismo a dos contrincantes. No podemos quejarnos: tenemos un partido del siglo cada año. FIFA 09 ya mostró sus cartas. ¿Y qué pasa con el equipo que entrena Seabass y preside Konami?
Pues pasa que Pro Evolution no acaba de amoldarse a la nueva categoría, la Next-Gen. Si bien el PES 6 de Xbox 360 fue un notable ejercicio jugable, la plantilla que se configuró para el pasado año con PES 2008 puede ser calificada de siniestro total, decreciendo con rapidez en su mayor baluarte, la jugabilidad. Ritmo desenfrenado, impropio de un simulador, a la par que una física del balón desconocida para la saga. El propio Seabass reconoció que podían dar mucho más de sí, emplazándonos para este año.
PES 2009 ha vuelto a cambiar. Lo que más llama la atención a priori es la velocidad de juego, la cual es más pausada, acercándose a la que vimos en PES 3, el cénit de la saga hasta el momento. Incluso la física que calcula el desplazamiento del esférico me recuerda a la de aquellos años. Dicen que más vale apostar por lo conocido. Parece que vuelve a cumplirse, y funciona.
Otro apunte, en este caso, relacionado con el control del juego. Podremos efectuar pases manuales, es decir, cuya dirección y potencia guiemos nosotros y no sea asistida por CPU. Se realizarán con el stick analógico derecho, pasando los regates a ser cosa de combinación entre gatillo y cruceta. Es una buena aproximación, aunque al igual que al mover al futbolista, el stick sólo responderá en 8 direcciones, limitando en demasía el sistema de pase manual. Por cierto, esto ya se hacía en PES 2.
Por lo tanto, ahora es más difícil regatear con movimientos especiales, y los partidos contra la CPU ganan en interés, siendo un reto mucho mayor que en otras ocasiones. Jugar contra un rival humano es otro cantar: el simple cambio de dirección de 90 grados puede romper cualquier cintura defensiva. Esto unido a la inmediatez propia de la jugabilidad PES hace que el espectáculo venza al realismo. Y soy consciente de que mucha gente lo celebrará, pero la simulación se resiente en grado sumo.
Forjando una leyenda
Vuelven viejos detalles made in PES. Por ejemplo, la clásica jugada en la que llegas a línea de fondo y pasas hacia atrás. Gol seguro con 95% de probabilidad. Hay cosas que nunca cambian. ¿Y ese instante fatídico en el que la CPU corre más y mejor que tú, y marca porque debe hacerlo? Auténtico.
Hay novedades en PES 2009 más allá de la simple corrección de errores. La más destacable, de largo, es el Modo Leyenda. Construiremos un jugador a nuestra imagen y semejanza a través de un potentísimo editor, al que incluso podremos importar nuestro rostro si disponemos de Playstation Eye. Una vez creada nuestra joven promesa y escoger demarcación en el campo, lógicamente estaremos más verdes que Hulk, así que la idea será ir ganando experiencia partido a partido para convertirnos en un Maradona de la vida.
A simple vista parece extremadamente similar al Be a Pro de FIFA09. Y lo es. La perspectiva de la cámara nos mostrará a nuestro jugador en todo momento, abarcando la mayor cantidad posible de campo. Podremos pedir el balón, asistir a nuestros compañeros… participar en el juego en definitiva. Cuanto mejor lo hagamos, más rápida será nuestra evolución. Y es que al principio sólo jugaremos partidillos de entrenamiento.
Y bueno, de ahí a triunfar en la selección, ahí es nada. El sistema de juego es entretenido y el ritmo de juego le sienta de maravilla. Lo único malo es que necesitaremos mucha paciencia para avanzar, y que no podremos escoger puestos defensivos. Capello y Clemente han declarado que este año no se compran el PES, así que no podrán jugar online con su avatar futbolero. Eso sí, sólo pueden conectarse cuatro personas a una partida como máximo. Un poco lejos del diez contra diez…
Menos licencias, más Champions League
El tema licencias es bastante peliagudo, hasta el punto de que la LFP ha caído de un plumazo y sólo quedan unos pocos equipos licenciados. Están el Madrid, el Barsa o el Villareal, pero faltan otros importantes como el Valencia, el Atleti y el Sevilla, aunque estos dos últimos se incorporarán mediante un parche anunciado por Konami dentro de un par de semanas.
Por suerte, los jugadores sí son los reales, pero los nombres de los equipos sin licencia serán algo así como Sevilla Verde y Blanco o Valencia Naranja, sus escudos serán puro arte cubista y sus indumentarias dignas de una tal Ruiz de la Prada. Para contrarrestar, hay que volver a defender la potencia y versatilidad del editor, que alcanza al diseñador de escudos y uniformes, e incluso a la posibilidad de grabar nuestros propios cánticos que sustituyan a los monofónicos del juego.
Para compensar la balanza, tendremos la oportunidad de jugar la Champions League, competir para ganar la copa «orejuda» y, sobre todo, subirnos la adrenalina con la mítica melodía. El resto de modos de juego son los habituales, con pocos cambios que reseñar.
Tecnología cuatro-cuatro-dos
En términos tecnológicos, PES2009 sigue sin despegarse de la anterior generación. Reutilizar la misma base gráfica año tras otro, a estas alturas, no es lo que esperaríamos de un título de su caché. En PES2009, por suerte, la transición entre animaciones está mejor conseguida, y se han añadido un buen puñado de movimientos que, gota a gota, solidifican el aspecto gaseoso que exhibía la edición anterior.
Existen detalles que merecen ser aplaudidos, como la representación de ciertos jugadores, calcados en forma y fondo a sus homónimos reales. Sin embargo, ver a los jugadores correr con esa postura tan forzada, o comprobar como las acciones cuerpo a cuerpo deparan resultados irreales denotan las carencias del motor gráfico. Un motor ya agotado, que cumplió su papel a la perfección, pero que pide a gritos retirarse y colgar las botas de una vez.
Por su parte, el apartado sonoro tiene muchos altibajos. Por fin, la música de los menús puede escucharse sin temer la potencial factura del otorrino, con temas cañeros muy escuchables. Ya en el estadio, se compaginan efectos de audio impresionantes, como el soberbio impacto en el palo -por cierto, nos hartaremos de escucharlo-, con otros mucho más irregulares, como los sectarios cánticos, los encontronazos Final Fight style o la inefable pareja Rivero-Maldini, que recicla demasiado contenido en comentarios.
Experiencia online y Conclusiones
Jugar partidos online es un auténtico vicio, si y sólo sí el flujo de datos está lo suficientemente optimizado para que nos de la sensación de que el rival está en nuestro sofá, con su propio mando. Por desgracia, no es el caso. Aunque no es tan flagrante como el pasado año, los partidos online de PES2009 no van del todo mal, pero resulta muy complicado defender y quitar el balón al contrario, aunque los dos participantes tengan buena conexión. Quizás el parche venidero estabilice la cosa; y eso que en PES6 de 360 iba perfecto…
Y como colofón al Review, quiero ser muy directo: PES2009 seguirá enganchando a todo aquel que disfrutó alguna vez con la saga, porque, gracias a los retoques realizados en la mediocre edición del pasado año, logra mantener, en esencia, su irresistible fórmula jugable; suficiente para sostener al juego. Eso sí, cada año que pasa hace más patente un estancamiento a todos los niveles, tanto jugable como, en especial, a nivel gráfico.
La consecuencia es que su rival viene por detrás con muchísima fuerza y lo sobrepasa, mientras que el conservadurismo del juego de Konami y ciertos lastres arrastrados desde hace tiempo, lo dejan en segunda posición y cada año a más distancia del liderato. Y es que escuchar a Seabass decir que no le importaría utilizar el motor de FIFA es un síntoma harto revelador.