Si aún hay alguien que no haya visto la película de Sofía Coppola, Lost in Translation, ya está tardando. Merece la pena ver cómo nos cuenta una intimista y curiosa historia entre Bill Murray y Scarlett Johansson, en mitad del bendito caos que supone vivir en Japón. Además, los golpes del antaño Cazafantasmas son desternillantes, explayándose gestualmente sin caer en lo excéntrico. Sirva este prefacio para presentar el tema de hoy: diversas curiosidades en la traducción de los textos de Street Fighter II, el juego de Capcom.
Y quién no conoce al one-vs-one por excelencia… Street Fighter II fue, por muchas razones y por muchos años, la excusa perfecta para gastar veinticinco pesetas. O también la razón de mayor peso para adquirir la Super Nintendo y arañar la cara de los sufridos poseedores de MegaDrive, que años más tarde tuvieron también su correspondiente versión. Millones de experiencias y combates que hoy siguen desarrollándose gracias a la versión para XBox Live Arcade, perfecta para no perder la forma y apalizar a los colegas a través de la red y la XBox 360.
La primera vez que escuché hablar de este arcade, recuerdo que fue porque un compañero de colegio no era capaz de pasar a un luchador español con máscara y unas garras como las de Freddy Krueger. En aquella época, todo el mundo adoptó como grito de guerra el «Ayuken». A mí, sin embargo, nunca me gustó esa forma de llamar a la bola de energía de Ryu y Ken, y conseguí que mis colegas cambiaran el Ayuken por el Ha-Do-Ken, con mucho esfuerzo. Eso sí, hacer que dijeran «Tatsu-Makisen-Pukyaku» en lugar de «Apachebruken» era una cruzada demasiado grande de llevar a cabo. Y conste que lo intenté.
Ejemplos como la experiencia que os he contado no son más que fiel reflejo de la vasta influencia que tuvo el arcade de Capcom, y no sólo en el terreno de los videojuegos. Sin duda, la anécdota más conocida y difundida vino de la mano de los cuatro jefes finales. Sagat, el tailandés gigantón del parche en el ojo, ya aparecía en el primer Street Fighter; los otros tres eran nuevos y sufrieron un grave trastorno de personalidad, pues dependiendo del continente en el que se encontraran, se llamaban de una forma u otra.
Originalmente, en Japón, estos tres luchadores tenían los siguientes nombres: el boxeador americano era M.Bison, el torero español era Balrog y el jefe de la organización Shadoloo se llamaba Vega. El problema vino a la hora de exportar el arcade a Estados Unidos, puesto que el boxeador se tornaba una parodia de Mike Tyson, compartiendo un nombre muy similar. Para evitar problemas de carácter legal, Capcom decidió intercambiar sus nombres en América; de este modo, el boxeador pasó a ser Balrog, el español fue Vega y el militar que era Vega fue M.Bison. Estos nombres fueron los que se exportaron también, finalmente, a Europa.
Personalmente, hay cosas que me parecen inexplicables; y es que el nombre de Vega se ajusta mucho mejor al torero-ninja, como finalmente ocurrió en la versión que pudimos jugar; también hubo múltiples interpretaciones para la M que antecedía a Bison. En mi barrio todo el mundo decía Mister Bison -algún que otro decía Mister Binso, lo cual era muy cómico-; originalmente era la M de Mike, pero al llevarse a cabo el baile de nombres, quedó abierta a la interpretación. La más probable de todas, Major, que en este caso podría corresponder al grado militar del despótico general.
Aún queda la anécdota más curiosa de todas, quizá menos conocida, pero es a la que más juego se le ha dado a lo largo de la historia de la saga. Si recordáis bien, una de las típicas frases que suelta Ryu cuando vence a su rival era… «You must defeat Sheng Long to stand a chance». Automáticamente todos pensábamos que Ryu se refería a derrotar a su maestro. Nada más lejos de la realidad, puesto que Sheng Long es un término japonés que significa algo así como ‘Dragón Místico’; así, el juego se quería referir al Dragon Punch o Sho Ryu Ken, la técnica especial de Ryu y Ken. La interpretación final no tenía nada que ver con la intención original de Capcom.
Es más, algunas versiones domésticas traducieron «Sheng Long» por «Dragon Punch» en el juego, lo cual era bastante aclaratorio. Pero el daño ya estaba hecho: en la mente de todos los jugones, Sheng Long existía como un viejo luchador que enseñó el Ha-Do-Ken y todo lo demás a sus dos pupilos, y resultaba un concepto difícil de cambiar. Sin embargo, allá por 1992, la leyenda de Long estaba a punto de alcanzar su punto más álgido. En la prestigiosa revista especializada Electronic Gaming Monthly (EGM) se lanzó una inocentada (April Fools Day en UK) donde se decía que Sheng Long salía en el Street Fighter II original, si es que lograbas pasarte con Ryu todo el juego haciéndote Perfect’s en cada combate. Incluso se adjuntó un fotomontaje, que adjunto en este párrafo.
Tal inocentada hizo que miles de fans volvieran a las máquinas para intentar ver al famoso Sheng Long, incrementando su leyenda. Desde Capcom nunca se desmintió si en realidad esta invención existía o no, para mantener la incertidumbre. La compañía veía asombrada como un error de traducción aumentaba la popularidad de su juego. La cosa no quedó ahí, puesto que tal revuelo y el propio fake llevó a Capcom a introducir en Super Street Fighter II Turbo a Akuma, un siniestro personaje que utilizaba las mismas técnicas que Ryu y Ken, y que posteriormente se presentó como el hermano de Gouken, el verdadero maestro de estos dos luchadores. Posteriormente, EGM volvió a repetir inocentada, incluyendo al supuesto maestro en Street Fighter III. Esta vez, el montaje estaba aún más currado y creíble.
En conclusión, y como podéis comprobar, la saga de Capcom da para mucho. Desde marzo de 1992 que apareciera en Japón, se pueden contar mil y una historias sobre la saga. A día de hoy, sin embargo, se echa de menos escuchar a algún niño por la calle gritando «Ayuuukeen»…