Freddy Hardest, además de ser el cowboy espacial más duro de toda la galaxia, fue el personaje más carismático de todos los que salieron de la factoría Dinamic. Al menos en mi opinión… espero que Johny Jones no me esté leyendo. Hoy hablamos del juegazo que protagonizó en 1987 para ordenadores de 8 bits.
Freddy es todo un playboy sideral. El amo de la noche galáctica, siempre de barra en barra de bares cósmicos. Pero llegó el día en que se saltó todos los controles de alcoholemia y, tras pilotar miserablemente mal su nave, dio de bruces con ella en el planeta Ternat. Aquí comenzará la primera fase de Freddy Hardest, un juego que, como recordaréis, ya hacía gala del famoso eslogan FX Doble Carga. Un término, FX, el cual amaban los hermanos Ruiz. Tanto, que acabó siendo el nombre de su nueva compañía. Pero volvamos con Freddy y sus problemas.
Como os decía, la primera fase se desarrolla sobre la superficie lunar de Ternat. Se trata de un arcade en toda regla, mezclado con partes de habilidad donde calcular bien el salto será del todo necesario para avanzar. Freddy debe defenderse de unos cuantos alienígenas que le saldrán al paso; puede eliminarlos tanto con una patada en salto -nuestro héroe está en forma a pesar del Ballantines marciano- como agachándose para apuntar con su pistola láser. Esta dinámica se repetirá a lo largo de todo el nivel, y basta con sincronizar nuestros movimientos para poder completarlo con éxito.
Así, se nos otorgará el código de acceso para la segunda carga, como era habitual. Recuerdo en este punto que uno de mis mejores colegas me comentó que, de pequeño, llamó a un teléfono cuyas seis cifras eran la segunda clave de este juego. No contento con ello, preguntó por Freddy Hardest. No recuerdo si consiguió hablar con él, pero el caso es que nuestro protagonista debe infiltrarse en la Base Enemiga y escapar de ella pilotando una nave enemiga.
La segunda carga tiene un desarrollo completamente distinto a la primera. Más pausada, el componente de videoaventura es mucho más acentuado, ya que debemos completar una serie de acciones hasta dar con la ubicación del hangar de la aeronave elegida y completar el juego. Así, debíamos cargar de energía la nave, conectar el hiperespacio y conseguir la clave del capitán de la nave correspondiente. Para ello debíamos localizar las Baterías de energía y usar los terminales repartidos por la base. Todo ello, claro está, esquivando o destruyendo un buen número de enemigos.
La variedad que se generaba al mezclar estas dos fases y la correcta factura técnica del juego, con gráficos bastante simpáticos aunque algo repetitivos -más chulos en Amstrad CPC y Commodore 64 que en Spectrum o MSX, donde Freddy se tiñó el pelo de negro, pero ofrecían un scroll muy suave-, y el carisma del personaje principal hicieron que Freddy Hardest fuera un éxito tanto en nuestro país como en el Reino Unido, donde Imagine hizo las veces de distribuidora.
Lástima que la segunda entrega del juego, Freddy Hardest en Manhattan Sur, fuera un completo desastre. Esta vez fue programada por los uruguayos de Iron Byte, y la convirtieron en un vulgar y mediocre beat’em-up que, ni por asomo, alcanzaba los niveles de calidad de su primera parte. Nos quedamos pues, con el Freddy original, un juego cuyo personaje tuvo un background en forma de cómic realizado por Ventura y Nieto, el cual fue publicado en su día en Microhobby. ¿Volveremos a ver el tupé algún día a nuestro héroe favorito?