Arcades olvidados: Pirates, Nix (1994)

En esta ocasión, el afán por hallar alguna placa recreativa que me llame la atención y, a la par, no resulte excesivamente conocida, me llevó a una empresa española. Concretamente, a Nix S.A., cuya sede se situaba en Barcelona. Sus videojuegos exhibían un arte gráfico bastante currado, aunque no podría decirse lo mismo de sus planteamientos jugables, al menos en lo que concierne a la originalidad de la idea. Por un lado, Genix Family resultaba una copia muy evidente del archiconocido Super Pang (1990, Mitchell), mientras que el juego del que hoy me ocupo toma su inspiración de aquellos arcades de acción y disparos que mezclaban el manejo de un avatar con la movilidad del punto de mira en pantalla para apuntar y acabar con los enemigos.

Ciertamente, el subgénero que acabo de describir suele ser conocido por Cabal-style, en honor al brillante videojuego de Tad Corporation. Manufacturado en 1988, Cabal supuso el pistoletazo de salida para múltiples clones que tomaban buena nota del estilo de juego implantando en dicha máquina y lo llevaban a otros contextos y a diferentes épocas, como Blood Bros -con indios y vaqueros- o NAM 1975 -ambientado en la guerra del Vietnam -. También podría entrar en este saco el videojuego Pirates (1994) de Nix S.A. , cuyo telón de fondo parece ubicarse en escenarios asaltados por los filibusteros que existieron en el siglo XVIII. Al menos podría darnos esa impresión, aunque si nos fijamos en las diferentes armas que podemos utilizar, más vale echarse a temblar si realmente aquellos bucaneros hubieran contado con semejante arsenal.

El juego se maneja de forma absolutamente similar a Cabal. Así, nos desplazamos sobre el eje horizontal mientras disparamos mediante el punto de mira, lanzamos bombas con otro de los botones habilitados en la máquina, mientras que el tercer botón realiza una acción que se antoja crucial en grado sumo para poder avanzar en el juego: esquivar. Resulta tremendamente curioso comprobar que dicha maniobra de deslizarse por el suelo nos convierte en invulnerables por unos momentos. Será clave estudiar el timing de la esquiva, para accionarla en el momento justo antes de que la bala perdida de turno impacte y nos quite una de los preciados corazones con los que contamos.

Los items, que se liberan si alcanzamos alguno de los animales que, eventualmente, cruzan la pantalla – como vacas o tortugas-, nos resultarán familiares si tenemos en mente la máquina de Tad Corporation: rejillas de disparo más grande, bombas adicionales… Pocas sorpresas en este caso, ya que incluso el patrón de los enemigos finales suele ser bastante genérico. Por supuesto, también debemos demoler edificios ubicados en los fondos. De hecho, lo más original del juego radica en la posibilidad de escoger nivel de comienzo -ordenados por dificultad- y en las voces digitalizadas en «perfecto inglés» que suenan en la introducción y al insertar monedas. Al respecto, me ha hecho gracia la referencia que he encontrado en la prestigiosa -y recomendable- web Hardcore Gaming 101, en la que comentan que la voz que entona la palabra «Pirates» dice, en realidad, «PieAss«.

Salvando el cutrerío derivado de tan atroz pronunciación, la verdad es que Pirates logra ser un arcade más que entretenido, sobre todo participando dos jugadores a la vez, y que en ocasiones puede resultar mejor que el original en el que se inspira. Nunca llegué a verlo en ningún salón recreativo, ¿vosotros sí?