En esta ocasión, el afán por hallar alguna placa recreativa que me llame la atención y, a la par, no resulte excesivamente conocida, me llevó a una empresa española. Concretamente, a Nix S.A., cuya sede se situaba en Barcelona. Sus videojuegos exhibían un arte gráfico bastante currado, aunque no podría decirse lo mismo de sus planteamientos jugables, al menos en lo que concierne a la originalidad de la idea. Por un lado, Genix Family resultaba una copia muy evidente del archiconocido Super Pang (1990, Mitchell), mientras que el juego del que hoy me ocupo toma su inspiración de aquellos arcades de acción y disparos que mezclaban el manejo de un avatar con la movilidad del punto de mira en pantalla para apuntar y acabar con los enemigos.