Charlando el otro día con un par de amigos, comenzamos a debatir la calidad de los videojuegos basados en películas y personajes Disney para los 16 bits. La opinión generalizada es que la máquina de Sega salió mucho más favorecida en esta «animada» batalla, teniendo como auténticos estandartes a World of Illusion, protagonizada por el inolvidable equipo que formaron Mickey y Donald, o la versión realizada por Virgin Interactive Studio de Aladdin, bastante desmarcada de la que Capcom produjese para Super Nintendo.
Llegados a cierto punto de la animada conversación surgió el nombre de The Magical Quest, un videojuego que sólo pudieron disfrutar los poseedores del Cerebro de la Bestia, así como los usuarios de la portátil Game Boy Advance, a través de una versión que fue lanzada años más tarde del lanzamiento del original, distribuido en 1992.
En la historia que nos cuenta Capcom en este videojuego, nos encontramos con que Mickey está jugando a la pelota con sus amigos Goofy, Donald y Pluto, cuando de pronto el inefable perro de color naranja va a buscar el balón y ya no regresa. El malvado Pete, una especie de némesis recurrente en muchas de las historias del famoso ratón, ha capturado a la mascota de Mickey; éste no duda en salir en su búsqueda, como no podía ser de otro modo.
El juego se desarrolla mediante la conocida mecánica de «avanza, salta y elimina«, aunque siendo Mickey el que está a los mandos de la aventura, la forma de deshacerse de los enemigos se tornaba en peculiar, estando bastante ligado a lo que, a la postre, se convertiría en la auténtica seña de identidad del videojuego: los disfraces.
Efectivamente, Mickey podía transformarse a lo largo de los seis niveles de los que constaba el juego. Tras leerse ingentes cantidades de tebeos de Mortadelo, el ratón emulaba los pasos del agente de la T.I.A.; de hecho, tenía a su disposición tres tipos diferentes de disfraces, otorgándole cada uno una habilidad distinta: mago, bombero y alpinista.
Cuando se convertía en poderoso hechicero, podíamos respirar bajo el agua, volar en alfombras mágicas -¿alguien ha pensado en Aladdin?- y disponer de un potente proyectil mágico que podía ser disparado mediante acumulación –Megaman style-. A la postre sería el que más usaríamos, aunque tanto bombero como alpinista eran esenciales en ciertos niveles, ya fuera lanzando agua para que se congelase y sirviera de plataforma improvisada, o para utilizar un gancho con el que poder cruzar los abismos de la montaña.
Qué curioso que ahora me ponga con este juego y me cuesta mucho más acabarlo que hace veinte años… se ve que la edad no perdona. Aún así, se le criticó en su día que su dificultad fuera demasiado asequible, supongo que por la orientación infantil-juvenil del personaje principal. Ello no era óbice, ni mucho menos, para que lo disfrutásemos al cien por cien, con un manejo exquisito y una jugabilidad sencilla y directa.
Si tuviera que quedarme con algo de The Magical Quest sería con sus inolvidables melodías. La banda sonora fue compuesta por Mari Yamaguchi; si la escucháis atentamente, con toda seguridad os recordará a otro score de un juego de Capcom para Super Nintendo: Super Ghouls and Ghosts. No es casualidad, por supuesto: Yamaguchi compuso ambas OST. Y curiosamente, en ambos juegos, mi preferida es la que suena en la fase de hielo.
Como curiosidad, comentar que en la versión anteriormente citada de Game Boy Advance, se nos permitía escoger a Mickey o a Minnie para completar el juego. La pareja del ratón tenía idénticas habilidades, así que era un añadido puramente cosmético. Sin embargo, no era la primera vez que se podía manejar a Minnie en un videojuego: en 1987 ya estaba pegando brincos en la NES, en Mickey Mousecapade, también de Capcom.
La saga dio para dos títulos más, los cuales, por desgracia, nunca pudimos ver por nuestros dominios. La segunda parte se llamaba The Great Circus Mystery Starring Mickey & Minnie, salió para las mismas plataformas de juego que la primera entrega y además en SEGA Genesis. La principal diferencia era que permitía el juego cooperativo de manera simultánea, manejando ambos jugadores a Mickey y a Minnie. Llegó a ver la luz en América, pero no en Europa.
Por último, la tercera parte era Disney’s Magical Quest 3 Starring Mickey & Donald siendo un juego exclusivo de Super Famicom y Game Boy Advance. Este cartucho no salió de Japón, donde pudieron disfrutar de una aventura muy similar a las anteriores, solo que la pareja protagonista la completaba esta vez el pato al que nunca conseguí entender al hablar: Donald.
Pedazo de artículo, fue de manera tardía y no con tanto impacto como en la máquina de Sega, pero tuvimos buenos juegos de la factoría Disney. Has mencionado uno de los mejores ejemplos y no te has olvidado de como nos obligaron a prescindir de sus dos estupendas secuelas, pero te has dejado otro GRAN juegazo protagonizado por el ratón para la 16 bits de Nintendo. El fabuloso Mickey Manía, el cual recorría a lo largo de sus fases la historia (y evolución animada/fílmica) del ratón creado por el tito Walt. Mostrando en cada una de ellas los cortos más representativos de su filmografía (fantástica la fase basada en el titulado «Mickey, Donald y Goofy cazadores de fantasmas» protagonizada por el famoso trío) e incluso aprovechando para alguna el recurrente Modo 7.
¡Gracias por los aportes, Doctor! 😀
A mandar!
«Que se tome dos de estas y mañana me llamas…»
Increible juego! Aunque un paso por detras de todos los que hizo sega para 8 y 16 bits (exceptuando el fantasia, que aunque producido por sega, estaba programado por infogrames y era una basura). El mickey mania era mucho mejor graficamente que cualquiera, pero jugablemente no se acercaba ni a lis de sega ni a los de capcom, que eran mucho mas disfrutables y gratificantes. Precisamente con los aladdin me ocurre lo mismo. Aunque es obvio que el de virgin tiene mejores graficos, el de capcom siempre me pareció mas disfrutable, mas entretenido, mas agil y mas variado, aunque mucho mas facil.
Gran analisis!