Toca de nuevo afinar en la puntería que dispara el arco de la nostalgia. Los ocho bits, nuestra habitual diana marcada con cuatro colores bien representados, de los cuales en esta ocasión nos quedaremos con la tonalidad del Amstrad CPC, aunque seguro que podemos marcar un par de colores más. Si es cuestión de afinar, como digo, rotularemos nuestra flecha con el nombre de Oh Mummy!, exclamación que cualquiera podría gritar al ver el producto de Gem Software, o, concretando mucho más, al escuchar un par de veces su hipnótica melodía. No era demasiado larga. Más bien intensa. Duraba diez segundos, pero ¿a que era fácil de aprender?
Amsoft fue una compañía fundada por Amstrad, destinada principalmente a nutrir de juegos al computador de 8-bits de la compañía. Desde 1984 a 1988 se encargó de sacar al mercado una gran cantidad de programas para el CPC, la gran mayoría cortados por el mismo patrón: características técnicas humildes y dinámica muy sencilla. Aún así, una buena cantidad de estos juegos nos hicieron pasar grandes ratos en su día, pero, con toda probabilidad, a día de hoy los veríamos extremadamente arcaicos.
El catálogo de Amsoft está plagado, por tanto, de programas bastante modestos, entre los que relucen algunas joyas, como el genial Fantastic Voyage, donde nos introducíamos dentro de un cuerpo humano para eliminar virus, al igual que en la película del mismo nombre. Sin embargo, el juego en el que me centro hoy, y que distribuyó Amsoft para CPC, no está basado en ningún film.
Bien podría ser el mismísimo Indiana Jones el protagonista de Oh Mummy!, programa cuyo argumento se resume rápido y ligero: un arqueólogo se adentra en una serie de peligrosas pirámides repletas de secretos, tesoros y peligros. Cada fase consta de una serie de pasillos que esconden veinte sarcófagos, los cuales lograremos abrir recorriendo el perímetro del mismo y dejando huellas a nuestro paso.
Curiosamente, aquí teníamos un efecto visual inversamente proporcional a lo que se proponía en Pac-Man: aquí el objetivo, o más bien el efecto del mismo, es rellenar de pisadas todo el laberinto, mientras que nuestra pizza incompleta preferida debía limpiar el camino de puntitos. Seguro que todo esto pasó por la brillante mente de los que diseñaron el juego, Daren White y John Line. O no.
El caso es que, regresando de esta disertación existencial, hay que señalar que no siempre hará falta recorrer todos los pasillos. De hecho, para lograr pasar la fase, hay que abrir únicamente dos tumbas: el sarcófago del faraón y la llave. Aunque claro, la localización de los ítems es aleatoria en cada nivel. A veces, las tumbas descubrirán un tercer objeto: el pergamino mágico, que nos permitirá eliminar a una momia para que nos deje en paz. Lo malo es que también podemos destapar a otra momia más, las cuales no nos dejan de perseguir en ningún instante.
Así, la dificultad se va complicando a medida que vamos superando fases, aumentando el número de enemigos a los que habrá que esquivar. Pero lo más difícil del juego, sin lugar a dudas, será evitar ser atropellados por la sintonía de fondo: la famosa danza exótica Hootchy-Kootchy, un loop de menos de diez segundos que sonará una y otra vez sin descanso. La primera vez que lo escuchamos resulta simpático, pero lo mejor será desactivarlo antes de que logre que nos de por coger un rollo de papel higiénico y emular a la saga de Tuthankamon.
Como podréis comprobar si probáis el juego –aquí podéis encontrarlo- en un emulador de Amstrad –por cierto, también existen versiones de Oh Mummy! para Spectrum y MSX, bastante peores que la de CPC– , la nimia complejidad del juego se convierte en una auténtica fuente de maná ancestral en lo que a diversión se refiere, a través del reto que supone llegar al final. Fue una demostración más del jugo que se le puede sacar a un planteamiento sencillo, bien llevado a la práctica y con medios técnicos irrisorios. Un ejemplo más para los diseñadores de videojuegos actuales.
Reseñar de forma destacada, para terminar, la versión para móviles que realizó la compañía Unkasoft, pasando el juego de perspectiva cenital a isométrica, y dotándole de unos gráficos bastante simpáticos. Podéis pasaros por la página web para echar un vistazo por si os convence.
Todo un clásico que como comentas, simple, pero que recuerdo con cariño. 🙂
Quería comentarte que también existe una versión para iPhone/iPod:
http://itunes.apple.com/es/app/oh-mummy/id317997374?mt=8
Aprovecho para felicitarte por el blog, hace tiempo que lo sigo.
Saludos.
¿Unkasoft? En serio, me estoy imaginando ahora mismo al presidente de esa compañía…
«NO ME GUSTA» xDDDDDDDDDD
Qué raro, parece que no hay versión para Commodore 64… :S