Revuelo pequeño el que se está armando con la última decisión del gigante japonés. Para el que viva en Marte o le hayan cortado la conexión a Internet, informarle que la desarrolladora favorita del pueblo zombie acaba de lanzar la última iteración de la saga Resident Evil, esta vez para Nintendo 3DS, en lo que viene siendo un mata-mata muy cercano a la corriente moderna de la saga, alejada actualmente de sus comienzos. Pero esa no es la noticia. Lo sorprendente es la capacidad de enbalsamar a nuestras partidas guardadas. Ni aquí ni en el universo paralelo de Walternative, ni siquiera un apocalipsis provocado por Jack Bauer podría eliminarlas del correspondiente cartucho.
Claro, tamaña decisión ha levantado ampollas aquí y allá. Aunque muchos recuerden que no es la primera vez que ocurre -por ahí he leído que en Dragon Ball Supersonic Warriors de Nintendo DS ocurría algo parecido, sinceramente no me ha apetecido comprobarlo-, lo sospechoso del caso es que todo parezca apuntar a un movimiento de jaque amenazador, en el que el jugador que maneja las temerosas piezas blancas se suele abastecer del habitualmente generoso mercado de segunda mano.
Y parece tener sentido. Es evidente que a todos nos aprieta la crisis, quién más, quién menos estamos deseando que la devolución de la renta nos salga positiva, o al menos que la Virgencita más próxima nos haga quedarnos como estamos y no tengamos que desembolsar a Hacienda. La cosa está apretada y, oigan, ahorrarse 10, 20 o incluso más euretes al pillar un juego usado se agradece sobremanera. Algo que las distribuidoras no parecen compartir, claro.
Pero nada más lejos de la realidad. ¿Cuál es el problema? ¿No podemos recomenzar la historia para volver a vivir los primeros compases de la aventura? Minucias. Si ya lo hemos jugado, ¿para qué volver a hacer lo mismo dos veces, verdad? Pues estáis muy equivocados. Todo esto es pecata minuta, daños colaterales, víctimas despreciables si lo comparamos con el objetivo principal.
¿Aún no os habéis dado cuenta? Os lo detallo sin problema, y nada mejor que recrearos la situación. Resulta que a vuestro hermano pequeño le ha dado por darle cañita a las consolas; en plena adolescencia y con las hormonas desatadas, como la rubia de la clase no le hace ni puñetero caso, os manga cada dos por tres la consolita. Ay, hermanito, ¿pero qué coño has hecho? Joder, mi partida grabada al 95%, justo cuando estaba enfrentándome al maldito enemigo final, tres meses de arduo trabajo haciendo acopio de experiencia… ¡¡y me acabas de sobreescribir la jodida partida!!
Y de pronto, de un suave y sutil plumazo, y de forma inversamente proporcional a la invulnerabilidad de la heroica partida guardada, Capcom logra que podamos desintegrar ese acongojante recuerdo de nuestra memoria. Qué maravilloso. O no.
Había visto algo del tema pero no le presté atención.
O sea, que al final consiguen que tengas un juego de usar y tirar, una vez acabado el juego no puedes volver a jugarlo, por lo menos mientras que no te queden ranuras para salvar partidas, que detalle más bonito. :m