Review Two Worlds II

El advenimiento de la segunda parte de Two Worlds ha supuesto toda una sorpresa para mi colega Spidey, así que le cedo la pluma estilográfica para que ofreza su particular análisis sobre el juego. Y eso que el primer juego era un compendio de ideas interesantes -fuertemente influenciadas por Gothic y Oblivion, todo hay que decirlo- implementadas de una forma que suscitó no pocas opiniones encontradas. La primera entrega logró aglutinar un buen número de seguidores, que se veían atrapados por la particular visión de Reallity Pump a la hora de plasmar una gran aventura de proporciones épicas.

Así, Two Worlds II es bienvenido, y más teniendo en cuenta que nos encontramos antes un RPG muy, pero que muy recomendable. Más allá de la épica de su historia (con la que los viejos aficionados al rol de toda la vida se sentirán muy contentos), el tratamiento lúdico otorgado por la gente de Reallity Pump no podía ser más adecuado, solventando en gran medida los problemas que hacían de la primera parte un título discutible. Esto se traduce en que pasear por el universo de Antaloor sea una delicia, contemplando un sólido planteamiento de juego cimentado por un motor gráfico tan hermosote como robusto, y lo que es más importante, sin los problemas de rendimiento que tanto afeaban la versión 360 de su predecesor. Y, por supuesto, una mecánica capaz de tornarse infinitamente más profunda y llevadera que la de su predecesor, pudiendo atrapar a neófitos y veteranos por partes iguales sin por ello perder profundidad en su desarrollo.

Cosas de familia

La aventura empieza tal y como terminó el primer Two Worlds. Acogemos estupefactos la revelación de que la hermana de nuestro personaje resulta ser la encarnación de un increíble poder… algo que no estaría mal saber si ambos personajes no estuviesen siendo torturados por el malvado Gandohar, el cual nos necesita para exprimir y controlar el citado poder. Afortunadamente, el héroe es extrañamente rescatado por una facción de orcos cuya prioridad es la de ayudarnos por encima de todo. La espectacular huída (pocas veces hemos visto un tutorial tan bien disimulado) servirá para que nos encontremos con la resistencia local, que nos pondrá al día acerca de nuestro verdadero destino y de lo que se cuece entre los muros del malévolo Gandohar. El mundo abierto de Antaloor se presenta ante nosotros para que elijamos nuestros pasos en pos de salvar al mundo y, por supuesto, rescatar a Kyra, nuestra querida hermana.

Cabe decir que el comienzo engancha. La narrativa, aún sin recurrir a unas cinemáticas de calidad (el juego de cámaras es pobre, no existe la captura de movimientos, etc), termina resultando determinante para que exista esa empatía que tan imprescindible en todo buen RPG que se precie. La huída junto a nuestros inesperados rescatadores es emocionante, aún sin presentar retos de magnitud a considerar. Esto hace que, sin siquiera haber tenido toma de contacto con el Two Worlds original, nos interesemos sobremanera por aquello que nos deparará si formamos alianza con los orcos… Otra opción parece poco viable, a tenor de los grandes poderes de Gandohar.

El resto, como podréis suponer, nos deja elegir el curso de acción, a través de un mundo abierto repleto de territorios por explorar. Las primeras incursiones, con objetivos más o menos determinados, parecen resultar sencillas, pero pronto nos toparemos con personajes hostiles que parecen a todas luces imbatibles para nuestro pobre nivel. Me he visto rodeado por un grupo de “groms” a los que he podido vencer repartiendo tajos como un loco, con una espada corta en cada mano… hasta que llegó uno un tanto más fornido capaz de matarme de un solo porrazo… ¡adoro que no tengamos autolevel! Y es aquí donde entra la estrategia, determinante para resolver este tipo de situaciones. Si bien la mecánica de combase se ciñe bastante al concepto hack’n slash, las bases del juego tienen más en cuenta los niveles de los personajes que nuestras habilidades “arcadianas”, por lo que ir a lo loco ante enemigos potentes significa el suicidio inmediato. Cabe por ello ser hábil utilizando la geografía del escenario, gestionar sabiamente nuestro inventario y, por supuesto, ponderar hasta qué punto nos conviene encarar a tal o cual personaje.

Nuestro desarrollo tiene bastantes detalles de cara a que avancemos según nuestros designios, para lo cual es ideal aniquilar monstruos a tutiplén. Los característicos puntos de experiencia adquiridos nos servirán para disponer a nuestro antojo de las distintas habilidades: fuerza, destreza, salud… y otros matices más especializados. Aparte, Two Worlds II presenta un curioso sistema de artesanía, con el cual podremos trabajar en mejorar nuestras armaduras, escudos y las distintas armas, siempre y cuando contemos con los materiales necesarios para ello: hierro, madera… Otros elementos que encontremos, como por ejemplo el escudo de un enemigo caído, nos podrán servir para obtener madera. De forma similar, las artes de la alquimia tienen bastante peso, de la misma manera que la magia forma parte fundamental de cara a afrontar determinadas situaciones. Esto hace que nuestro personaje pueda llegar a ser de lo más versátil, y, al contrario que con otros títulos, bregar con estas características es de lo más divertido.

Lo admito, estoy enamorado del mundo en el que se desarrolla Two Worlds II. La variedad de situaciones, la fauna, las múltiples tribus… La extensión de terreno es ingente, pudiendo recorrer los escenarios también a caballo o, lo más idóneo, a base de teletransportarnos por los diferentes portales que inundan el mapeado. En todo caso, es un placer el hacerlo, ya que la belleza de estos parajes es absolutamente compatible con un código especialmente optimizado para la ocasión, dejando atrás aquellos temores que suscitaba el recuerdo del primer Two Worlds para videoconsola.

Y es que, aparte de lucir a las mil maravillas, el juego corre a una tasa de imágenes por segundo que da gusto ver, sin excesivas taras en lo que a brusquedad se refiere. Esto si tenemos en cuenta la extensión de los terrenos, la ausencia de popping y la gran cantidad de vegetación y demás efectos que recrean la salvaje naturaleza del decorado es digno de elogio. Igualmente, los personajes están definidos a la perfección, otorgando a cada uno un carácter absolutamente definido. Es una forma más de lograr la empatía con la historia de la que os hablaba en los primeros párrafos, llegando a apreciar a tal o cual personaje… Atención que no faltarán escenas algo subiditas de tono, como la que se muestra en la siguiente imagen.

La banda sonora logra aportar un importante granito de arena en cuanto a la inmersión se refiere. Two Worlds II no cuenta con Harold Faltermeyer (el creador de la famosa sintonía de “Superdetective en Hollywood”) como ya hiciera con la primera parte, pero el equipo de Glorian’ MusicMarks (Bard‘s Tale, Worldshift) consigue estar a la altura de las circunstancias. Es un buen trabajo, manteniendo el mismo tono de épica y grandilocuencia. También es genial en el sentido de que se adapta como un guante a las situaciones que se presenten ante la pantalla, y esto lo hace solemnemente bien. Tampoco defrauda el tema sonoro, adecuado con los efectos de magia y combate y mejor aún con los relativos a la ambientación de los escenarios. Finalmente, decir que el doblaje (disponible en inglés, alemán y francés) es bastante correcto, aunque el quejido que hace nuestro protagonista al saltar es algo… inquietante.

Casi se me olvidaba mencionar las posibilidades multijugador de Two Worlds II, algo de lo que ya podía presumir su predecesor. No es que esté excesivamente poblado a día de hoy, pero algo me dice que no tardará en estarlo, ya que las posibilidades que ofrece no son pocas y el resultado en sí es bastante divertido. Ofrece cinco modos susceptibles de adaptarse a todos los gustos, con opciones para combatir en arenas o, mejor aún, lanzarnos a la aventura con hasta ocho jugadores simultáneos. Esta última modealidad cooperativa es ciertamente apasionante, un vicio en el que la colaboración, la subida de niveles y los épicos enfrentamientos terminan pidiendo a gritos el que convenzas a tus colegas con eso de que adquieran Two Worlds II cuanto antes.

No, todavía no me he acabado este Two Worlds… pero lo que llevo jugado me encanta. Me tiene enganchado para descubrir qué trama mi enemigo y comprobar si de verdad las intenciones de nuestros aliados orcos son tan puras y nobles como parece. Me fascina explorar Antaloor, perderme en sus parajes, encontrar criaturas hostiles con las que quebrarme la cabeza en pos de salir indemne, asesinar sigilosamente a esa banda de forajidos que días atrás dieron buena cuenta de mí… en fin, un inabarcable mundo de posibilidades y aventuras que, de todo corazón, merece la pena. Es más, asevero que Two Worlds II es mi RPG favorito del ya finiquitado 2010.

Publicado por

Pedja

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