Uno de las mejores síntesis de información y opinión sobre el nuevo hit de Sony Santa Monica que haya podido leer en la red; la pluma es la de Spidey y el juego no necesita presentaciones. Ahí va.
Mira que hace poco he podido disfrutar de las bondades tecno-lúdicas de Dante’s Inferno, juego que, por así decirlo, “adaptaba” a la next-gen la metodología de God of War. Vamos, como ya sabemos, la gente de Visceral Games fusiló con su habitual buen oficio todas y cada una de las premisas jugables del título de Sony Santa Monica, consiguiendo en conjunto un más que digno resultado. Pero amigo, es introducir God of War III en la consola… y es que Dante’s Inferno cae irremediablemente al más profundo de los olvidos. Menuda salvajada.
Y no estoy despotricando contra el producto publicado por Electronic Arts, nada más lejos de la realidad. Solamente ocurre que God of War III, aún compartiendo mecánica y tal, está a años luz del infierno de Dante. Es más, el juego de Sony está a años luz de cualquier juego de acción que se te pueda ocurrir. Puede sonar esta aseveración un tanto gratuita, pero es que, tras cada intensa sesión de vicio a los mandos de Kratos, pues… como que no se me ocurre otra cosa.
Salvajada técnica
Sí, el juego es bueno. Pero es que en lo tocante a lo técnico logra el que PlayStation 3 dé el puñetazo sobre la mesa más directo y rotundo jamás visto en estos menesteres. Tal y como hiciera en su momento dentro de los circuitos de PS2, Kratos dispara las posibilidades de la máquina en la que se sujeta conformando un compendio audiovisual capaz de elevar el listón de la actual generación hasta lo indecible.
Pese a contar con una serie de recursos ciertamente manidos, God of War III eleva a la categoría de arte el tema de los diseños conceptuales, implantados con tremebunda sapiencia hasta en el último píxel.
Desde los primeros minutos (la subida hacia el Olimpo, los titanes, el increíble Poseidón…), Sony Santa Monica busca llamar la atención del jugón. Más bien, tritura los sentidos a base de golpes de efecto, ejerciendo un furtivo flirteo hacia los usuarios de otras máquinas. No en vano, hasta el más feliz de los poseedores de una Xbox 360 debería hacérselo mirar si, tras contemplar las magnificencias de God of War III, no deseara hacerse con la máquina de Sony. No cabe duda de que este juego es un auténtico vende-consolas… y, de hecho, me siento hasta tonto tratando de contar lo que opino de este lanzamiento, cuando sé de buena tinta que aquel poseedor de una PlayStation 3 lo va a comprar sí o sí.
Y es que es tal el grado de potencia demostrado por este tercer capítulo que da la impresión de que nuestras consolas se han dopado a lo bestia. Dentro de lo que es el furioso tour de force que es la –teóricamente- limitada campaña de God of War III tenemos el mayor ejemplo de saber hacer que podamos encontrar en PS3. Con el permiso de Guerrilla con su Killzone 2 y de Naughty Dog con Uncharted 2, Santa Monica ha logrado aunar en un único Blu-Ray la mayor expresión de buen hacer técnico que uno se pueda imaginar. Optimización de ensueño (sesenta imágenes por segundo prácticamente imperturbables), polígonos y texturas que quitan el hipo, efectos visuales de otra dimensión… ¡buf! Se me erizan los pelos de pensar que todo lo que es God of War III lo puedo disfrutar cuando quiera en mi consola.
Para colmo, y a la altura de lo que se podía esperar en esta ya clásica saga, la banda sonora resulta ser aplastante. Gerard Marino, Mike Reagan, Winifred Phillips, Ron Fish y Cris Velasco han parido una serie de partituras repletas de coros y golpes épicos empecinados en elevar todos y cada uno de los momentos del juego a la mayor de las glorias audiovisuales. Ciertos temas como “Brother of Blood” o “Force of the Titans” bien merecerían pasar a la historia de los videojuegos. Vamos, como God of War III en sí.
La historia toca a su fin
Sin desvelar un ápice de la historia desarrollada, cabe decir que God of War III cierra teóricamente la historia de Kratos. Y desde luego que lo hace a lo grande, apostando por las exitosas premisas jugables de los títulos originales a la par que eleva todas sus virtudes a la máxima potencia. Todo esto se traduce en un Kratos que se maneja a las mil delicias, ejerciendo una simbiosis con el usuario refrendada por la perfecta implementación de los movimientos con respecto al control pad.
Que no os quepa duda de que gran parte del placer jugable se deben al suave transcurrir de los espectaculares gráficos, donde ayudan sobremanera los 60 fps. Los combates contra decenas y decenas de enemigos se tornan en poesía animada, manifestándose en pantalla una grácil coreografía cuyo final es siempre el de la carne y los huesos triturados. Sintonía que llega a ser bíblica cuando los grandes jefes arrasan entre las líneas de la alta definición, desafiando nuestros sentidos y casi imposibilitando una respuesta coherente por nuestra parte ante el imponente trabajo de diseño.
Ojo, que si bien la tecnología refuerza las virtudes lúdicas del programa, todo se iría al traste y nos encontráramos ante un vacío jugable de peso. Nada más lejos de la realidad: la buena respuesta de Kratos y la magnífica presencia de nuestros movimientos son sólo un detalle más ante la cuidada curva de dificultad, medida y templada por los favores particulares de los gigantescos y desafiantes escenarios y, como no podría ser de otra forma, de un diseño alucinante de enemigos capaces de aportar lo suyo en cuanto a complicarnos la vida (y, por qué no decirlo, otorgándonos un malsano vicio al más puro estilo arcade cuyo único objetivo es acabar con todo el Olimpo).
Los distintos niveles de dificultad y un buen surtido de extras aportan el detalle de la longevidad, por no decir que la propia espectacularidad de God of War III lo hace ya de por sí rejugable. ¿Quién da más?
Conclusión
De poco os servirá que siga parloteando acerca de lo grandioso que es God of War III. De hecho, raro será el que no lo tengas ya pululando por tu habitación… y es que lo último de Sony es uno de los títulos más imprescindibles del mundo del videojuego, capaz de aupar PlayStation 3 a lo más alto y, de paso, ganarse algunos adeptos “de otros bandos”.
La última aventura de Kratos, aparte de ser todo un ejemplo de buen beat’em up (porque, en un género tan manido, es estupendo ver cómo huye constantemente de la monotonía en su afán por divertir), es un increíble ejemplo de perfección audiovisual. Nacido para abrir bocas y descuajarringar mandíbulas, God of War III debe ser tuyo… por los dioses que debe ser tuyo.
«…la propia espectacularidad de God of War III lo hace ya de por sí rejugable», que gran verdad, yo me saque el platino del juego, y ahora mismo lo tengo prestado hace unas 2 semenas, pero tengo unas ganas de jugarlo de nuevo
god of war es lo maximo en la bandeja de vido juegos que tendo,es la ley
lo malo es que no hay mas para poder seguir con la saga