Bioshock 2 es un constante enfrentamiento, de principio a fin, de cabo a rabo, desde que comienza con el flashback donde el pobre Delta parece acabar su corta historia de Big Daddy primigenio, hasta que termina con uno de los cuatro posibles finales, los cuales vendrán marcados a través de las diferentes disyuntivas que el título nos plantea a lo largo de su desarrollo y en las que tendremos que elegir entre redención o condena. Otorgarnos el distinguido rol de jueces de vida y muerte está muy de moda últimamente…
Decía que el juego es un enfrentamiento puro y duro. Si ya habéis jugado largo y tendido a esta interesante secuela, seguramente os podáis imaginar los contendientes de dicho combate. Por un lado, la habilidad del estudio 2K Marin para hilvanar una nueva historia sobre los cimientos brillantemente establecidos en la primera entrega por Ken Levine y su equipo, ausentes para esta segunda parte. Por otro lado, el tremendo peso que atesora el propio Bioshock, un FPS al que le faltan vitrinas para lucir sus reconocimientos, absolutamente merecidos, por cierto.
Dicho lo cual, vayamos colocando cada cosa en su sitio: lo primero, alabar a 2k Marin por salir airoso de un combate dificilísimo de librar. Su primera clave es aprovechar todo lo bueno del legado de la primera entrega. Esto significa que, aunque el arco argumental es totalmente distinto a la historia de Atlas y Ryan -a los cuales apenas escucharemos en algunas grabaciones ‘Bioshock Style’-, y las localizaciones son totalmente nuevas, el estilo visual y el método jugable es harto similar al de su antecesor. Las revoluciones para los franceses.
Bioshock 2 nos hace encarnar a todo un Big Daddy, el mencionado Delta. Su historia es francamente interesante, aunque el objetivo de un Review no debe ser contar el argumento; os dejo a vosotros que lo descubráis. Total, que Delta, como buen Papito, podrá apadrinar en ciertos momentos a una Little Sister, algo que desembocará en otra de esas decisiones morales que tanto nos gusta tomar, y además, en una o varias secuencias en las que la niña nos llevará hasta un cadáver para extraerle el Adam, mientras que nosotros debemos estudiar el entorno y defender a la niña del asfixiante asedio por parte de los Splicers.
Estos combates forman parte de los dos añadidos más interesantes del juego: se libran en espacios abiertos en los que podemos manejar diversas tácticas combinadas. Por ejemplo, colocar remaches trampas en todas las puertas, parar con telequinesis las bombas que nos lancen y devolverlas, o embestir con nuestra flamante taladradora a varios enemigos a la vez. Creatividad al poder.
El segundo, cómo no, se lo reservo a la Big Sister, una versión femenina del Papito con idéntico poder ofensivo, mucho arte para utilizar telequinesis e incineración, y un plus de agilidad. Sus apariciones son difíciles de predecir, pero suelen venir introducidas por un estremecedor aullido. Para afrontar tales combates contamos con una interfaz de juego mucho más ágil que la de la primera entrega, gracias a la posibilidad de usar plásmidos y armas a la vez, sin necesidad de cambiar entre unas y otras. Una decisión de diseño inteligente que se suma a otros pequeños detalles, todos orientados en la misma dirección: dotar de mayor fluidez a la experiencia de juego.
Y para complementar la campaña y ejerciendo de fichaje estrella de Take Two, Digital Extremes se ha encargado de diseñar un multijugador que adapte las clásicas directrices de los DeathMatch y Captura la Bandera con el universo de plásmidos, armas y envolturas de Big Daddy ‘made in Bioshock’, dotando de un curioso trasfondo argumental a un modo que, sin llegar a impresionar en ningún momento, sí que se le puede sacar bastante jugo durante un buen puñado de horas.
Hasta aquí todo parece rememorar imágenes de vino y rosas. No es así del todo. Y no es así porque Bioshock 2 pierde en ocasiones la partida contra su propio padre, aunque otras veces simplemente queda en empate. Y cuando se produce un empate, se suele mirar el goal-average, donde la primera parte siempre sale va a salir vencedora. Los galones son los galones. Ejemplo: gráficamente parece haberse quedado estancado en la época de esplendor de Andrew Ryan: no es que sea malo, puesto que el diseño visual y artístico sigue rayando a un elevado nivel, pero cantan detalles como la carga retardada de texturas, defecto clavadito al de su predecesor.
Por un lado me sabe mal ponerle pegas a este Bioshock 2, ya que acumula bastantes méritos, pero, aún a riesgo de emular a Perogrullo, se parece demasiado al primero. Se supone que manejar a un Big Daddy debería ser completamente distinto a llevar a un simple humano que, de golpe y porrazo, se ve chutándose jeringas azules para poder lanzar bolas de fuego o congelar a yonquis de mediados del siglo XX. Sin embargo, a la postre, las diferencias prácticas no son tan grandes como cabía esperar, y el mayor ejemplo quizás sea el concepto de poder caminar por el fondo del océano: una idea genial que se desaprovecha por completo, ya que se limita al simple paseo sin haberse implementado ningún tipo de combate en tales condiciones.
Por otro lado, su desarrollo argumental, aún siendo bastante bueno y luciendo un par de giros argumentales capaces de dejarnos con la boca abierta, no logra alcanzar las exhuberantes cotas de brillantez del primero; aquella inmersión en bastiscafo donde Ryan nos daba la bienvenida a Rapture mientras observábamos la silenciosa y letal belleza de la ciudad desde fuera…
Con todo, las sensaciones finales son mucho más positivas que negativas. Un gran juego que, sin llegar a acercarse a la magnificencia del Bioshock original, ofrece un reto interesante para cualquier amante del género.
Yo lo estoy jugando y me parece sinceramente un poco más de lo mismo aunque me encanta 😀 Cierto es que si la fórmula funciona ¿para qué cambiarla?
Lo de los 4 finales no lo sabía así que espero toparme con el mejor de todos en base a las decisiones que tome; y si no pues a jugarlo de nuevo para verlo.
Buena review 😉
Yo lo alquilé en el puente del día de Anadalucía y la verdad es que me encantó, y aunque sí que es verdad que hay pocos cambios, los que hay son lo suficientemente grandes o importantes para diferenciarse de su predecesor. Por ejemplo el nuevo sistema de pirateo, con las bonificaciones, la cámar de espionaje, que pasa de tomar fotos a grabar vídeos, las nuevas armas, como los remches trampa, que hacen que el juego sea más estratégico, sobre todo, como bien se ha dicho, a la hora de recolectar ADAM, etc. En definitiva el juego rebosa por todos lados el olor al oceano de Rapture, por lo que aquellos que tengan morriña del primer Bioshock disfrutarán seguro con esta continuación.
P.D. del multiplayer no opino, ya que ni lo probé porque la historia me tenía absorvido.
A mi me ha parecido bastante por debajo del original. Lo mejor de Bioshock era la sorpresa que suponía la estética Art Deco, la música, la ambientación y el carisma de la historia. En Bioshock 2, a pesar de mantener en gran parte el nivel en los tres primeros puntos, no hay sorpresa y eso le resta bastante.
Además sigo pensando que los FPS con héroes mudos están demasiado vistos ya.
Si a Bioshock 1, le daría un 8.5 al 2 no le daría más de un 7.