Realmente, uno ve la cuesta muy empinada hacia arriba a la hora de afrontar un análisis de este calibre; en realidad, las diferencias que existen en este NBA Live 10 son, por así decirlo, muy sutiles respecto a la entrega del año pasado, pero hay que estar bien atento para quedarse con lo que ha cambiado y hacerlo notar con bastante suficiencia en el texto, de modo que al lector le quede claro. A veces, uno piensa que las franquicias deportivas, tales como la que hoy nos ocupa, deberían espaciar más sus lanzamientos para que se notara un verdadero distanciamiento y un salto de calidad exponencial. Sin embargo, el mercado de ventas manda, no nos engañemos: cada año veremos cómo se incrementa en una unidad la cifra que acompaña al título del juego.
Y por todo ello, lo mejor en estos casos es dejarse de parafernalias e ir directamente al grano. En NBA Live 10 vamos a encontrarnos con un mayor acercamiento al ritmo de juego real de lo que sería un partido de baloncesto en vivo y en directo; el correcalles, el despiporre, la sucesión de sláloms finalizados en orgías de mates cada dos por tres, todo eso, es cosa del pasado. Ahora nos va a a costar un riñón y parte del otro el poder lanzar a canasta con suficientes garantías de éxito. La clave de todo esto radica en el endurecimiento de la defensa y en la mejor gestión del cuerpo a cuerpo entre jugadores, claves por cierto, muy similares a las de FIFA 10.
De hecho, defender al contrario y seguir la estela del jugador atacante nos va a costar un poco menos: aunque deberemos estar atentos para seguir su trayectoria, si lo hacemos bien, taparemos los posibles huecos de penetración -aunque suene terriblemente mal esta frase- y el jugador contrario deberá hilvanar la jugada o sacarse de la manga una finta magistral para poder finalizar con éxito la jugada. Si damos la vuelta a la tortilla, pues ocurrirá lo opuesto: una vez sobrepasada la línea de división de campos, debemos mover el balón unas cuantas veces, a la vez que pedir constantemente penetraciones y bloqueos para poder encestar. En este sentido, el uso del Pick & Roll para pedir dichos bloqueos o tomar el control del jugador que lo realiza seguirá siendo tremendamente útil.
El acercamiento al género del simulador no es óbice para que el espectáculo no aparezca en el juego; los partidos se hacen mucho más igualados, la satisfacción de lograr canasta es mayor, y a todo esto también contribuyen nuevas animaciones de los jugadores, ya sea para recuperar un balón perdido al límite de nuestro físico, o para entrar a canasta saliendo disparado hacia el sufrido parqué. El conjunto gráfico se mantiene bastante similar al año pasado, lo cual no es malo, ya que el nivel era muy notable, consiguiendo en este caso mejorar aún más la cohesión necesaria entre animaciones para resultar convincente al ojo medianamente experto.
En su contra, podría decir que existen momentos en los que la física de la pelota se hace demasiado extraña, sobre todo a la hora de impactar con el tablero o atravesar las mallas de la canasta. También hay veces en los que la Inteligencia Artificial del compañero se atasca un poco y no reacciona ante un balón dividido, pero esto último no es nada habitual, rindiendo bastante bien en líneas generales.
En cuanto al apartado online, el rendimiento es prácticamente perfecto, sin rastro de lag ni cortes en la conexión; modos tales como el poder disputar un campeonato de liga online con treinta equipos, o un partido cinco contra cinco en el que cada cual encarna a un jugador, serán un enorme aliciente para alargar la vida útil del juego. Por supuesto, está el modo de Dynamic Season para controlar a tu equipo NBA preferido, bajo circunstancias absolutamente reales y paralelas a las que vayan ocurriendo durante la presente temporada de NBA que acaba de comenzar.
Pero oye, a mí me sigue perdiendo la posibilidad de disputar un campeonato FIBA; además, este año se han aumentado el número de selecciones disponibles: vale, en España sigue estando Carlos Jiménez en el quinteto inicial, pero no nos pongamos tan tiquismiquis: acabo de disputar un vibrante encuentro online España contra Estados Unidos en el que he perdido de dos en el último segundo, y la verdad es que poder defender a la Roja es un plus capaz de añadirle puntos que su gran contrincante, la saga 2K, aún no llega a ofrecer.
En definitiva, NBA Live 10 sigue la carrera ascendente de los últimos años, con un ritmo de juego y una dinámica mucho más cercana a lo que debe ser un simulador, con opciones de juego suculentas, propiciando partidos encarnizadamente igualados y, por supuesto, con detalles a mejorar. Una estupenda opción para jugar al basket en Xbox 360… aunque ¿merece la pena adquirirlo teniendo el del pasado año? La pregunta del millón de dólares, tan complicada de responder como siempre. Por mi parte, lo he disfrutado mucho más que NBA Live 09. Quizás eso baste a algunos, y a otros no. La decisión, como siempre, saldrá de cada cual.
Yo he jugado algo al de ps2, la verdad es que gráficamente no se parece las imágenes al juego, pero bueno, no es algo que me importe.
No puedo decir mucho, solo he jugado el modo exhibición, entre otras cosas porque no tengo espacio en la memory card para crearme ningún perfil, pero en fin, si que he visto a veces que incluso estando solo el jugador no hace un mate sino una bandeja y si que he visto que no se hacen demasiados mates a menos que estés practicamente solo y debajo de la canasta, sino harán bandejas o ni eso.
A mi lo que me mosquea (no en el mal sentido), es en los tiros libres, cuando el partido está terminando (3º o 4º periodo) y el rival está a pocos puntos, que el mando vibra un poco y fallan más los tiros, como si estuvieran nerviosos.