Antes de comenzar a charlar sobre Tuareg, me gustaría agradecer todos los comentarios que he recibido acerca del artículo de las Heroínas made in Spain del pasado Lunes; de verdad, que te enlacen gente tan grande como Pixfans o GamesAjare -ya sabía yo que os gustaría- en primera plana es todo un honor. Como el tren de las novedades del presente año aún no ha salido de la estación, volveré a fijarme en mi época favorita, la de los ocho bits.
Y qué curioso, otro portadón de Azpiri que incluía en el paquete una mujer de orígenes arabescos; ilustración que bien podía haber tenido cabida en el mencionado artículo, aunque bien es verdad que dicha fémina no tenía una participación activa dentro del juego. De hecho, yo diría que el 99 por ciento de los que lo jugaron ni la vieron… así de jodido era Tuareg, aunque bueno, la dificultad de los Spanish Games no es algo que nos coja de sorpresa.
La compañía hispana Topo Soft aplicó varias políticas de mercado a lo largo de su historia, pero quizá la que más marcó su carrera fue la de lanzar cuantos más productos, mejor. Esta especie de eslogan se aplicó en el año 1988, en el cual pudimos disfrutar de una considerable cantidad de videojuegos con el sello Topo.
Este modus operandi se traducía en programas acabados con demasiadas prisas, en los que se resentía la calidad final del juego. Por poner un ejemplo, en 1988 se lanzan grandes juegos como Mad Mix Game o Titanic, mezclados con auténticas decepciones como el incomprensible, indescifrable, injugable e impertinente Score 3020 o el desesperante Chicago’s 30.
Tuareg también pertenece a este año. Carlos Arias, que a posteriori participaría en la creación de Viaje al centro de la Tierra, realizó esta videoaventura ambientada en Marrakech en la que controlamos a uno de los famosos hombres azules del desierto. Ben-Yussef, nuestro héroe, debe rescatar a la hija del sultán de mano de unos cuantos bereberes con mala idea.
Versión CPC: colorines a gó-gó
Con los hombres azules
La aventura se desarrolla pantalla a pantalla, y en cada ‘localización’ puede haber hasta cuatro salidas que corresponden con los puntos cardinales. Esto será de capital importancia para lograr terminar con éxito la aventura, ya que para encontrar a Ait-Amar, nuestra Sherezade particular, debemos orientarnos con la suficiente pericia como para no perdernos en Kasbah y sus Mil y una Noches.
El paso del tiempo, precisamente, fluctuará entre día y noche. Será conveniente descansar en posadas cuando el sol se marche, en pos de recuperar nuestras fuerzas. También podremos alimentarnos en mesones, aunque sólo nos dejarán entrar en un horario determinado: eso de trasnochar no se lleva en Marrakech. Cabía la posibilidad de que tuviésemos que pasar la noche a la intemperie, algo que nos dejaba más agotados que la presidencia de Calderón en el Madrid; podía haberse explotado mucho más este factor, haciendo aparecer a Dinio criaturas nocturnas o algo similar…
Existen muchos otros elementos en esta videoaventura, como el sobornar a los ciudadanos con dinero para que nos digan la dirección que debemos seguir si queremos rescatar a nuestra chica. Si vas escaso de dinero, prueba a robar a una mujer del desierto, aunque tu fama de ladrón correrá por todo el barrio en el que te encuentres, serás hostil para todos los ciudadanos y te darán información falsa. Es lo que tiene ser el único Tuareg que hay en todo el juego: la peña te calaba del tirón.
Versión MSX: no tantos colores pero mola
Tras toda esta parafernalia se esconde el objetivo de entrar en los garitos –debidamente custodiados- y acabar con todos los guardianes bereberes, hasta lograr dar con el escondrijo donde mantienen capturada a la princesa. No olvides comprar balas en la armería y esquivar los botijos que nos tiran desde los balcones. Duelen, en serio.
El apartado técnico de Tuareg no era ninguna maravilla, pero cumplía con creces su cometido de ambientarnos y situarnos en las calles de Marrakech. Escenarios ricos en detalles y bastante coloridos, en contraposición a sprites numerosos pero con muy poca variedad. El sonido era bastante malo, destacando únicamente la melodía del menú principal, a cargo del siempre eficiente Gominolas.
Conclusión
Tuareg nos proponía un reto bastante diferente al que Topo nos tenía acostumbrados. Fue una de las escasas videoaventuras que distribuyeron, con aspectos realmente originales a la par que curiosos, como el tener que pernoctar en hostales y posadas, o la orientación necesaria para llegar al final. Logró entretenernos un buen rato, quedando por encima de la media de la enorme cantidad de juegos que facturó Topo en 1988.
Podéis probar el juego, como es acostumbrado, en World of Spectrum Online, sin necesidad de bajaros ningún emulador, a la par que también os recomiendo otra reseña del juego, en esta ocasión en Insert Coin, además de la correspondiente ficha en Computer Emuzone.
El gran problema de este juego es su dificultad aleatoria, ya que una partida podía ser imposible, y en otra podíamos pasarnos el juego en unos minutos…
Ya, pero al menos le otorgaba variedad. Siempre podías decir que habías tenido mala suerte si te daban p’al pelo xD
Gracias por decir eso de que somos grandes, Normalmente sólo lo suelen decir las conejitas de Playboy en referencia a nuestros miembros viriles ¡¡Y YA CANSA!!! Que también tenemos nuestro corazoncito y no somos máquinas. Por Dios.
Claro, claro, pa mí que las conejitas os cansan pero por otros motivos 😛
Muchas gracias por la referencia, Pedja. Como afirmas, el juego era mejorable, pero suponía un soplo de aire fresco dentro del software español, que por aquella época se estaba anquilosando repitiendo fórmulas de éxito en el pasado.