Poco pensaría Andrés Samudio y su equipo de Aventuras AD, tras colocar a Doc Monro a merced de los tiburones que rondaban la costa de Cozumel, que después de sus aventuras en aquella desconocida tierra, de más cultura Maya que piratesca, el mismísimo Guybrush Threepwood en persona pondría pie en la Isla de Las Golondrinas para ver las maravillas del pueblo de San Miguel, oler el penetrante aroma de las olas del Caribe mojando la arena, saborear la habanera comida cozumeleña, oír sin descanso el rugir de la multitud de voces que recorren sus calles y tocar con sus propias manos el templo de la sagrada diosa de la fertilidad maya, Ixchel.
Fue en 1.990 cuando aquella aventura conversacional tocó el cielo para gloria de sus desarrolladores, dejando para siempre ecos de su gran recuerdo para todo aquel que se preciara a disfrutarla en su época. Aquel niño de 12 años que jugando con Cozumel dejó volar la imaginación hasta convertirse poco más tarde en todo un pirata con Monkey Island, se casó 18 años después, treintena ya celebrada a sus espaldas. Como viaje de novios iba a vivir la aventura más real jamás jugada: hoy os voy a contar mi viaje a Cozumel, y estableciendo un paralelismo con aquel gráfico-conversacional, veréis como descubrí in situ muchos secretos que jamás pude alcanzar a través de la pantalla.
El viaje comienza
La verdad es que Doc Monro no llegó con muy buen pie a la isla. De hecho, se valió de sus poderosos bíceps y fuertes gemelos para poder nadar hasta la costa, donde llegó calado hasta los huesos y sin más atuendo que sus desaguisados pelos y su raída barba de tres días, y con la única compañía de una poderosa soledad. Yo por el contrario, abandoné la península del Yucatán en el enlace marítimo rutinario, el ferry de la población de Playa del Carmen, disfrutando del vaivén del Caribe y cuarenta minutos después, puse por vez primera pie sobre Cozumel, sintiéndome como deseé siempre: más aventurero que nunca.
Así pues, y recordando mientras caminaba por allí mis visitas a Cozumel cuando era niño a través del Spectrum, hacía una comparativa mental entre el juego y la realidad que me iba encontrando, por lo que cada paso que daba y cada nueva imagen que captaban mis ojos, era igual que teclear un punto cardinal y leer una nueva descripción de pantalla.
Dicho esto pude comprobar enseguida que la distribución de los diferentes puntos de interés de la isla en el juego están de manera totalmente desordenada con respecto a la realidad, por lo que al querer moverme por la isla mapa en mano, iba descubriendo con asombro como la playa se extiende de norte a sur (y no de este a oeste), como el pueblito principal se adentra en la isla hacia el este (y no hacia el sur), y como el templo de la diosa Ixchel se encuentra en el noreste de la isla (y no al sureste), entre otros.
Obviamente, los chicos de AD hicieron el mapa del juego sin pensar que alguien algún día le sacaría punta, ya supieran la localización exacta de los entresijos de la isla o no, pero no deja de resultar curioso la forma en la que llegas a tener un mapa de Cozumel dibujado en la mente durante años y al llegar a ella tener que reorganizarlo para poder moverte bien por allí.
En aquel viejo televisor conectado al Spectrum, y después de huir de un amenazante tiburón (que curiosamente encontré en persona más tarde en una plaza en la isla), los primeros pasos de mi alter ego en 48k, serían dados sobre la arena de la playa hasta llegar a un embarcadero, donde, tras examinar concienzudamente las decrépitas canoas, hallaría unos pantalones cortos de su talla, para impedir que los habitantes de la isla lo señalaran como exhibicionista.
Como detalle significante cabe destacar que en la versión final de Spectrum, y al contrario que la demo jugable que la siempre bien recordada revista Microhobby un buen día ofreció, la localidad en donde se encontraban las canoas con el pantalón, carecía de gráfico alguno, como en muchas otras solo había texto. Obviamente, y con el desarrollo del juego, se incorporaron más tarde en la versión definitiva otros gráficos en otras localidades que por cuestiones de ¡oh! memoria mandaron al cajón del olvido el gráfico de las canoas, que hoy para nuestros lectores, rescato del baúl de los recuerdos aventureros.
Si alguien afila la vista, verá que el tipo de letra que se utilizó en esta demo jugable cambió en la versión definitiva, quizá para diferenciarla un poco de La Aventura Original. Este embarcadero frente al pueblito de la isla está realmente en la avenida Rafael Melgar, arteria principal del paseo marítimo de Cozumel y primera calle que se pisa en cuanto se arriba a la isla. Mi experiencia fue tan mágica que a los pocos minutos de llegar a Cozumel, encontré el embarcadero, encontré las canoas, e incluso los pantalones cortos sobre una de ellas.
Gracias a este tipo de juegos, pude vivir una experiencia fascinante. Normalmente cuando leemos un libro del que luego se hace una película tenemos una extraña sensación, ya que por costumbre, al ver las imágenes reales de algo que habías simplemente imaginado, tiendes a experimentar una cierta desilusión por encontrarte con algo diferente a lo que teníamos en mente.
En este caso, es todo lo contrario. Interactuar de niño con una aventura gráfico-conversacional ambientada en un lugar real que termina siendo el destino de tu viaje de bodas, y encontrarte cara a cara, con todo aquello que visitaste con la imaginación y jamás te llegaste a plantear que conocerías algún día, con imágenes vivas y no estáticas, que tienen sonidos, colores y olores es sencillamente un suspiro en mi corazón que sé que jamás volveré a sentir.
Un viejo conocido en la iglesia colonial
Esto se vuelve a justificar con mis ojos encharcados simplemente por estar de pie en la plaza de San Miguel de Cozumel, un hecho de lo más cotidiano y donde la más simple sencillez se magnifica hasta la más enorme grandeza. Esta plazoleta, es la misma que encontrábamos en el juego al sur del embarcadero, la de la fuente, y que da la bienvenida a la isla justamente tras cruzar la avenida del embarcadero.
Como nota curiosa cabe decir que NO existe ningún San Marcos en la isla de Cozumel. El nombre correcto es San Miguel, por lo que años después encontramos un pequeño desliz por parte de la buena gente de AD. No sería el único, pero de esto hablaré más adelante. La plaza de San Miguel de Cozumel es un lugar que rebosa vida; allí, la fuente que vemos en Spectrum es una preciosa fuente con una estatua de una caracola con cuerpo de mujer. En el juego, y al igual que en la realidad, la plaza de San Miguel es un lugar de paso y como tal, será visitado en más de una ocasión.
Una vez que la hemos atravesado y pocos metros después, ficción y realidad vuelven a coincidir para dar lugar a la pequeña iglesia colonial, donde sin ningún tipo de alarde y en contraste con el bullicio a pocos metros de distancia, el respeto y la quietud te tocan con su etéreo cuerpo con solo acercarte a la puerta de entrada. Cuando llegué y me asomé por su pórtico lateral no pude evitar sentir un precioso sentimiento de déjà vu, puesto que lo que tenía ante mis ojos no era otra cosa que la imagen real de lo que tenía en mi mente, la imagen de Spectrum que acompaña estas letras.
De todas formas, si hay algo sorprendente en el mundo es cuando la realidad supera la ficción, y si hay algo que supere esto todavía más, es cuando en un juego español de 1990, el cura de una iglesia de una isla del Caribe sea un personaje que necesita de un bastón para poder paliar su cojera y, en una visita real a esa isla 18 años después, te asomes a la iglesia del juego en cuestión y al ver al cura, sonrías como diciendo: “este debería ser el del juego” y que te sorprenda con sus torpes andares: cojeando.
De joyas, contrastes y mercadillos ambulantes
En las inmediaciones de la iglesia, al seguir vagabundeando por las pantallas de 48k, encontrábamos cuatro pantallas interconectadas que correspondían a un mercadillo, una red de tiendecitas vital para conseguir lo necesario para culminar con éxito la aventura. Cierto es que Cozumel está literalmente plagada de tiendas de todo tipo, pudiendo comprar una refrescante lata de Mirinda para paliar la sed que el verano caribeño regala a cualquier viandante.
Antes de marcharme definitivamente a ver qué ofrecían los pequeños comercios de la isla, observé la fachada principal de la iglesia y leí con cariño la placa que puede verse a la izquierda de la primera puerta, digna de un buen examen de historia. Haciendo un ejercicio de empatía, bien podríamos pensar que el bueno de Doc Monro fue capaz de leer esta placa mientras erraba por estos lares durante su aventura en la isla, pero los programadores del juego se la saltaron y solamente nos dejaron con una vista lateral de la iglesia. Aun así, aquí os la dejo imagen de la lápida tal y como es posible encontrarla en este preciso instante aguantando el paso del tiempo desde el 6 de mayo de 1951.
Ahora sí, ya de tiendas, es posible comprar todo tipo de artículos y regalos de recuerdo, llamando la atención el chile habanero y el chipoctle, debiendo evitar ambas salsas si no os lleváis bien con la comida picante. Eso sí, si alguna vez queréis ir a Cozumel y os gustan las joyas, habréis visitado el lugar correcto: haciendo un terrible contraste con las humildes tiendecitas de las calles que se adentran en San Miguel, en la avenida principal Rafael Melgar, paseo marítimo, es posible encontrar numerosísimas y lujosas joyerías, en donde, al igual que en las otras tiendas, los empleados te agasajan de manera insistente y agobiante desde la puerta de entrada al comercio para que te gastes tus euros, dólares o pesos.
La simplicidad se mezcla con lo elaborado de una manera casi chocante para el turista. Y no decir desde las primeras calles cercanas a la costa a los barrios que se encuentran un poco más adentro en la isla. La comparación es perfecta si decimos que en Cozumel es posible pasar caminando desde un lujoso y vivo paseo marítimo, donde decenas de turistas campan a sus anchas con el último modelo de cámara fotográfica al cuello mientras compran la sortija de su vida, al más triste y deprimido chabolismo donde los chicos corretean sucios y descalzos por las calles sin asfaltar, en menos de diez minutos caminando.
Rumbo al templo de Ixchel
Y como de caminar se trata en el juego, habrá que decir cerca de la plaza de San Miguel es posible tomar (que no coger, ¡ojo con el vocabulario en México!) un taxi que desde allí y en unos 20 minutos te llevará al destino clave en la aventura conversacional: las ruinas de San Gervasio, al noreste de la isla, donde se encuentra el templo de la diosa maya de, entre otras cosas, la fertilidad: IXCHEL.
Como podemos observar, aquí vienen otras dos grandes incongruencias que tiene el juego y que descubrimos solamente con la visita: las ruinas de San Gervasio están en el juego en el extremo suroeste de la isla, pero la realidad nos dice que están en el extremo noreste. Esto es un detalle sin importancia, pero ahora descubro que las botas que el maestro nos da en el juego deberían ser de primerísima calidad, pues no solamente tendrían que soportar picaduras de escorpiones sino caminatas de kilómetros y kilómetros desde un punto a otro.
Como no, el buen maestro había oído de la diosa pero no estaba muy bien documentado, puesto que recordamos que en su pizarra, con algunos caracteres borrosos tenía escrita las palabras IX CHELL, nombre que luego nos revelaría para, una vez pronunciado su nombre frente al templo, desapareciera el campo de fuerza y pudiéramos entrar en él.
El nombre correcto de la Diosa de Cozumel es IXCHEL, y es apasionante llegar al lugar y oír su historia de boca de una guía autóctona, pues descubrimos muchas cosas, como por ejemplo, que todas las mujeres mayas debían peregrinar a este templo al menos una vez en la vida, ya que aparte de la diosa del amor, es la diosa de la fertilidad, entre otras cosas.
Dieciocho años después, el círculo se cierra
Cuando llegué a las ruinas en persona, mis ojos estaban ávidos por encontrarse con aquella pantalla de Spectrum con templete de color amarillo, y cuando mi vista se dio de bruces con él, millones de imágenes desde que tenía 12 años hasta ese preciso momento pasaron por mi cabeza en menos de 2 segundos. Nos caracterizamos por intentar que los sueños se conviertan en realidad, y yo a mis 30 años puedo decir que logré estar en persona en el mismo sitio en el que ya estuve con la imaginación siendo un crío.
Era un momento mágico, por fin iba a estar frente al templo de la mismísima Ixchel, deseando no tener que pronunciar su nombre para desactivar ninguna fuerza misteriosa… Aún así, y preso de una locura aventurera desenfrenada, dejé de ser un hombre para volver a ser aquel pequeñajo y con la misma ilusión con la que vencí aquel bug en la versión de Spectrum para poder entrar en el templo, pronuncié ante él la palabra mágica.
No había campo de fuerza, pero sí mucha fuerza sobre el campo, así que tomando de la mano a mi esposa, me dirigí hacia aquellos viejos bloques de piedra, y preso por una fuerza incontrolable, mezcla de sueños, aventuras, amor y emoción, la besé. Quizá Ixchel en algún sitio se sonriera al ver la escena.
Epílogo
El resto pertenece a la ficción: Doc Monro pudo entrar en el templo de Ixchel, que en realidad es macizo, conocer a la Diosa y erradicar no sin sufrimiento su hechizo, logró salir de Cozumel en una barca de regreso a la península del Yucatán, visitó las ruinas de Tulum y Cobá, y por fin, tras multitud de aventuras, pudo conocer en persona en el interior de su propia y archiconocida pirámide, en la sagrada ciudad de Chichén Itzá, al majestuoso dios maya Kukulcán (serpiente emplumada), a bastantes kilómetros de distancia de donde empezó su naufragada aventura frente a la costa de Cozumel. Yo también lo hice.
Por lo tanto, ¿quién dice que la vida no es una aventura?
Alvaro Rodríguez ‘Guybrush’
Dedicado a Sara, mi esposa y acompañante en este viaje de ensueño, a mi familia, a mis amigos, al equipo de AD y como no, a la multitud de compañeros jugadores de aventuras gráficas y conversacionales, pues sin ellos este artículo carecería de sentido. Gracias a todos por hacerme soñar cada día.
Espero a todos que os guste el artículo. Ha sido la mejor aventura de mi vida. Gracias a Pedja por publicármelo en el blog. ¡Saludos!
¡Excelente el artículo! Me han gustado mucho las curiosidades que no conocía sobre las diferencias con la demo de microhobby y también las comparaciones entre los lugares del juego y los de la isla. Fenomenal, de verdad.
Por cierto, entre la diosa Ixchell y la tuya, sin duda sales ganando ;D
¡Enhorabuena por ese viaje de bodas aventurero!
Hace un par de años hice el mismo recorrido por la Rivera maya y saqué tropecientas fotos. Pensaba hacer con ellas un artículo para la edición de aquella época del SPAC mezclando, igual que tu, el juego con las anécdotas del viaje real… pero lo fui dejando, dejando, y al final me olvidé del tema. Lo que sí salió de allí fue un video con un montaje de fotos y pantallazos de la versión de Cozumel para Amiga que expusimos en el stand que el CAAD montó en el MadriSX de ese año.
Estuve por los mismos sitios que tu. Respecto de la fidelidad del «mapa» del juego hay que decir que en la ficción de Samudio la escena del templo se desarrolla en el pequeño templete que hay en El Cedral, un pequeño nucleo poblado al sureste de la isla (que, incidentalmente, no llegué a visitar por falta de tiempo). En ese sentido su localización sí es más o menos fidedigna. Por lo que pude documentarme todo el entramado de ruinas de San Gervasio ha salido a la luz en años recientes, por lo que en el 89 es posible que el equipo de AD ni siquiera supiese que estaba allí.
El montaje con las fotos puede verse en este Youtube:
http://www.youtube.com/watch?v=IzxK9JM3h9Q
Teniendo en cuenta tu nick creo que te va a gustar la música que le puse a la parte del final 😉
Pues no sé yo eso de que el templete del juego sea en El Cedral, ya que en la isla de Cozumel a cualquiera que le preguntes por el templo de Ixchel, te manda a San Gervasio. Es más, en el juego, hay una bifurcación, por un lado te vas al templo y por otro a El Cedral….
Me gusta la musica y muy interesante el link con el vídeo, hay que ver lo que nos gusta soñar y soñar…También tengo vídeos de cuando llegué a los diferentes puntos del juego, a lo mejor los cuelgo también, es una buena idea, pero por ahora, prefiero centrarme en el juego.
En el foro del CAAD estoy ampliando la información con nuevos easter eggs….
¡Saludos!
Yo hice lo mismo cuando fuí a rivera maya de viaje de novios! Pero con Chichén Itzá! Es que el último juego de la saga es canela fina: y empecé a sacar fotos a todo, el cenote sagrado, el observatorio, el juego de pelota… estaba todo en vivo! Pues vaya lagrimones de emoción!.
Muchas gracias por el artículo, me has hecho recordar un buen juego y un inolvidable viaje de novios. De nuevo, gracias!
¡¡Muy buen artículo!!!
Cogerlo ahi. No vea, el juego es la realidad. Es como jugar a indiana jones y la ultima cruzada y ver la pelicula, es lo mismo. Pero a este creo que no juegué, me suena un monton el nombre e incluso la portada pero no llegué a comprarlo en su momento. Se me escapó.
Aparte de magnífico, como ha dicho todo el mundo… Viejo Archivero, ¿podrías subir fotos de Chichén Itzá?
Y Guybrush, el último templo que se ve en la foto, ¿es el Cedral?
¡¡No!! Es Chichén Itzá, tal y como pongo en el artículo. Acabaron las aventuras allí, y yo también.
Buenísimo artículo, Guybrush 🙂 El sueño de todo jugador que haya gozado de la saga de Ci-u-than. Qué envidia me das 😀 Enhorabuena !!
Bueno, pues el artículo ha tenido la aceptación que esperaba, su calidad y originalidad lo merece. Hace ya unos cuantos meses que, amigo Guybrush, te escuché decir «me voy de viaje de novios a revivir Cozumel, la aventura gráfica».
Primero exclamé un sonoro «Ojalá!», incrédulo. Luego te felicité y ya apareció en mi mente el primer esbozo de este artículo, que por supuesto te recomendé realizar. Hoy, me alegro de poderlo leer, orgulloso de que figure en mi humilde Blog.
Un abrazo.
Guybrush dijo:
«Pues no sé yo eso de que el templete del juego sea en El Cedral, ya que en la isla de Cozumel a cualquiera que le preguntes por el templo de Ixchel, te manda a San Gervasio. Es más, en el juego, hay una bifurcación, por un lado te vas al templo y por otro a El Cedral….»
Sip, seguramente ahora sí, pero, como te dije, me documenté en su momento sobre el asunto. Aunque se ha estado trabajando en los yacimientos de San Gervasio como poco desde los años 70, el recinto tal y como lo conocemos ahora debe de ser bastante reciente. Hace dos años, cuando buscaba info sobre por donde moverme por Cozumel justo antes de ir, las referencias al yacimiento se contaban con los dedos de una mano, mientras que ahora te salen decenas y decenas de páginas en Google. Buscando referencias sobre ruinas mayas en la isla, sin embargo, si había (insisto, entonces) muchas menciones al pequeño templete de El Cedral, como si fuese lo más conocido en ese momento.
Con mucho despiste me presenté por mi cuenta en la isla, ya que había fundido todo el dinero de excursiones guiadas en Tulum, Cobá y Chichén. Tras mucho preguntar y llegar a San Gervasio en taxi me encontré con un emplazamiento con pinta de no llevar mucho tiempo funcionando y con los empleados hablando entre ellos sobre como promocionarlo para que fueran más turistas y la gente se enterase de que estaba allí. Por allí encontré el mismo templo que tu, y por lo que me explicó una chica que trabajaba allí (significativamente su primer día) cuando volví a la entrada, efectivamente las inscripciones encontradas en él hacían suponer que era un edificio dedicado al culto a Ixchell.
Por eso, como comenté precisamente no hace mucho en los foros del CAAD, pienso que de haberlo sabido Samudio (o quien fuera el encargado de documentarse para el juego) hubiera considerado ese templo como un lugar mucho más apropiado para ubicar la escena de la diosa en la aventura. Pero mi hipótesis es que en los años 80 (Cozumel se hizo entre el 89 y el 90, así que el proceso de documentación del juego es como mínimo de esos años) las ruinas de El Cedral eran lo más habitual para las visitas de turistas, así que probablemente era lo único o lo mejor que conocían.
Preguntando por El Cedral a la gente que trabajaba en San Gervasio me contaron que, en lo que a ruinas mayas respecta, no había más que un minúsculo templete que apenas merecía la pena visitar. Hubiera ido a verlo por seguir la ruta del amigo Doc Monro lo más fielmente posible, pero ello hubiera supuesto perder el último ferry de vuelta. Con todo, podemos echar un vistazo al puñado de fotos que hay de él en Panoramio…
http://www.panoramio.com/photo/11409251
http://www.panoramio.com/photo/11270295
http://www.panoramio.com/photo/15389592
…y ver que ese pequeño edificio se parece bastante a la ilustración que prepararon para las versiones de 16 bits:
http://img513.imageshack.us/img513/8174/pepo001zy2.jpg
Da ahí mi hipótesis de que ése era el lugar que tenían en mente aunque los que hemos visitado la isla ahora sabemos que San Gervasio era un sitio mucho más apropiado. 🙂
Rockersuke, me parece muy interesante todo lo que expones. Gracias por tu dedicación a la hora de hacer un nuevo comentario. Estaría muy bien preguntarle a Samudio por el equipo de documentación y si en el juego realmente se referían a «La carcel del Cedral» o a las ruinas de San Gervasio.
La verdad es que es un tema que da para mucho y que me resulta sumamente fascinante. Seguramente, si no hubiera sido por los juegos, jamás me habría interesado por el tema y, como dicen allí, al oir las palabras Chichén Itzá hubiera preguntado: «¿Cómo dices? ¿Chicken Pizza?»
No he podido encontrar la dirección de e-mail de Andrés Samudio pero sí el de una de sus hijas, que a día de hoy me lleva una demora de respuesta de 3 días. No sé si lo leerá, pero me encantaría que, tal y como le he dicho, revisara el artículo, se lo enseñara a su padre y que nos contaramos anécdotas, no ya del juego en sí, (que también), sino de lo que suponen para ellos la civilización Maya y qué experiencias podrían contarnos y comparti.
Por cierto…¿jugasteis a la trilogía completa hasta acabarla? El bueno de Kukulcán te entrega una cajita en la que al abrirla….no encontramos nada….¿Qué significa esto para vosotros? Creo que se puede especular mucho…
¡¡Saludos!!
Por fin el otro día se acordó mi hija Guisela de enviarme tu artículo.
Vayan por delante mis felicidades a ti y a tu guapísima esposa por vuestro matrimonio.
Curioso, pero aunque varias veces me lo he planteado, fíjate que nunca he ido a visitar esa zona que tanto significó para mí, quizás algún día me anime y sea yo quien vaya a «recordar» aquella época.
Tu artículo sí que ha movido esa oculta fibra que todos tenemos y me ha emocionado, como siempre que recibo alguna carta o noticia de aquellos que se divirtieron con esas aventuras. Gracias amigo Álvaro por haberme dejado compartir un poco esos momentos tan importantes de tu vida.
Hoy día no hago aventuras, pero gozo intensamente de esta constante aventura que es la vida y recuerdo aquel período de los 90 como el que más amigos y satisfacciones virtuales me ha proporcionado.
Recordando aquellos tiempos, y a instancias de algunos de vosotros, he escrito una novela llamada «La Gran Caverna», utilizando como base la trama de la «Aventura Original», a ver si algún día la podemos ver publicada para compartir ideas.
De momento también me podéis encontrar compartiendo aventuras con un enorme grupo de «pirados» en el World of Warcraft, donde, por las noches, me lo paso pipa matando dragones, y haciendo todas esas «»fazañas» que a los aventureros de pro nos dan vidilla.
Sin más, con un fuerte abrazo, un saludo y deseándote lo mejor, tu amigo:
Andrés Recordando Samudio
Por cierto, mi email es andresam@infonegocio.com
Bueno, todo un gran honor que Andrés haya comentado el artículo en mi Blog; gracias y me alegro enormemente que el artículo de mi amigo Alvaro haya conseguido emocionarte. Un fuerte abrazo y espero, pronto, podamos crear una entrevista para volver a recordar aquellos tiempos tan añorados de los 8 bits.
Ahora sólo falta que alguien retome la ruta del Jabato y haga un informe similar.
😀
Mi enhorabuena Pedja por el artículo