Si realizamos un concienzudo repaso a la dilatada historia de SEGA, la compañía japonesa puede presumir de un departamento de marketing que no se andaba con chiquitas precisamente; SEGA acumula un buen puñado de lemas, anuncios gráficos y spots de televisión que, en pos de llamar la atención del consumidor, no dudaban en atacar indirectamente -o, en muchos casos, de forma absolutamente directa- a la competencia, o en transgredir varios pasos el límite de la moralidad.