Lo mejor de la última iteración que nos ha llegado de la saga de los capuchas asesinos radica en sus sensaciones, que siempre nos dejan un poso de disfrute y entretenimiento, más allá de la sempiterna aglutinación de tareas por hacer, objetos que recolectar, secretos que descubrir y kilómetros de oceános por explorar, tanto al timón de nuestro galeón pirata como a través de las profundidades marinas. Es difícil explicar cómo o porqué, pero lo consigue a pesar de que los fundamentos de la jugabilidad vuelven a ser los mismos que hemos visto año tras año desde que Altair saliera por primera vez al terreno de juego. A esto, indudablemente, hay que darle un enorme mérito.
Sigue leyendo Review Assassin’s Creed IV Black Flag Xbox 360