Todo aquel que haya jugado a Diablo III en su versión para PC y compatibles -¿aún se sigue usando esta coletilla?- que Blizzard lanzara el pasado año, tendrá en mente los puntos más achacables que lanzara al vuelo en forma de lamento la masa de jugadores que tanto tiempo llevaba esperando dicha tercera entrega. Meses después, nos cogió de sopetón el anuncio de que, por fin, un juego de Blizzard traspasaba la barrera del teclado y el ratón y dejara atrás el miedo a utilizar un control pad de consola.