Si existiera -que igual existe en algún lado, nunca digan nunca jamás- algún tipo de test o examen valedero para comprobar si eres capaz de analizar un videojuego en un puñado de párrafos y salir airoso del trámite sin que tu texto se parezca lo más mínimo a lo que podría leerse en publicaciones de masas como Hobby Consolas, ese examen debería girar en torno a un título como Heavy Rain. Y es que se me antoja tremendamente complejo revisar un título de tal calibre, un videojuego de los que suelen llamarse «de autor», en el que David Cage ha logrado dejar su impronta personal.