El fenómeno machacaladrillos pasó hace bastante tiempo, pero de vez en cuando surge algún desarrollador indie que se atreve a realizar un lavado de cara a uno de los géneros más antiguos del videojuego. No en vano, el manejar una paleta en la que una pelota rebote nos impregna de recuerdos más allá de los albores de esta industria. En cualquier caso, la fórmula que Nolan Bushnell y Steve Bristow implantaran en Breakout en el año 1976 sigue bombeando los latidos jugables de Ionball 2: Ionstorm, juego que hoy nos ocupa.