Indy y el Reino de la Calavera de Cristal: Segunda crítica

Tras mi artículo sobre la nueva película de Indiana Jones, hoy publico otro punto de vista, de la mano de mi compañero Jacobo, amante empedernido de la trilogía de Indy; una opinión en la que nos comentará si la cuarta entrega merece estar en el mismo pedestal que el resto de aventuras del profesor Jones.

La película

Crítica

Diecinueve años han pasado ya desde la última, y hasta ahora única, vez que me senté en la butaca de un cine para ver una película de Indiana Jones, recuerdo perfectamente ese día como si fuera ayer. Tras terminar de verla descubrí que no había otra cosa en mi vida que me apasionara tanto como el cine, ese día me convertí en un cinéfilo. Todos los que nos consideramos cinéfilos (que somos las personas que amamos realmente el mundo del cine) tenemos presente que a la hora de hacer critica de una película podemos ser más o menos duros con la misma, sabemos de antemano que alguna de esas películas gustan o no, otras horrorizan, pero solo unas pocas nos marcan para siempre.

Esos escasos films de los que hago referencia se convierten en los únicos culpables de que dediquemos parte de nuestro tiempo al mundillo del cine, ya sea bien por afición, profesión o devoción. Aparte de ser culpables de eso lo son también de haber despertado en nuestro subconsciente una clase de sentimiento tan personal que solo nosotros mismos alcanzamos a comprender. En mi caso en concreto, ese sentimiento despertó cuando yo era muy pequeño, ocurrió en el salón de mi casa y fue maravillándome con las andanzas de un hombre de carne y hueso que parecía sacado de una historieta, capaz de las hazañas más increíbles. Escenas ya míticas de “En busca del arca perdida” e “Indiana Jones y el templo maldito” se quedaron grabadas en mi retina de tanto verlas una y otra vez consiguiendo para entonces algo muy especial, cuanto más las veía, mayores eran mis ganas de repetir la experiencia, mejor me lo pasaba, más interesantes las encontraba , y más aprendía. Maduré y crecí junto a ellas hecho que me ayudaba a entender los chistes, fijarme en los detalles, me sumía en el argumento, y dicho sea de paso dejaba de sentir miedo cuando el poder de Dios, representado en fantasmas que brotaban del arca, fulminaban a Belloq y Co.

Entonces llegó el día del milagro, yo tan solo tenía poco menos de doce años y aunque era consciente de que yo no veía una película como lo hacia el resto de la gente que conocía, era demasiado pequeño para entender cómo funcionaba el negocio del cine. Por lo tanto era obvio que jamás se me pasara por la cabeza que aquel tipo del látigo y el sombrero tuviera una aventura más que contarme… hasta que mi padre me enseño un día la parte del diario donde se anunciaban los estrenos, había un cartel que a pesar de no haber visto en mi vida ese sentimiento albergado en mi subconsciente se encargó de relacionar de forma inmediata. En él en letras bien grandes y en la parte superior rezaba: “Indiana Jones y la última cruzada”; pensé que se trataba de una broma de mi padre, pensé que estaba soñando, pensé de todo menos que fuera real.

Last Crusade

Días después, en el estreno, me encontraba sentado en una butaca de mi querido y añorado Cine Avenida. Ese día, mis ojos recibieron el mejor regalo que nadie jamás les había hecho, la reacción no se hizo esperar y una semana después nacía en mi otra de esas experiencias únicas que cada uno puede comprender por sí mismo, y es que esa fue la primera vez en mi vida que sabía lo que era ir al cine por segunda vez a ver la misma película. Desde entonces no ha existido para mi (con permiso de la trilogía de “Regreso al futuro”, mi segunda preferida) tres películas que haya visto tantas veces y de las que haya exprimido más y más de un jugo que en vez de agotarse no pare de manar.

Ahora los tiempos han cambiado, todo ha cambiado aunque sea un poco, yo tengo treinta años y estoy recién casado (Indy ha tenido el detalle de esperar a que yo lo hiciera para hacerlo también el mismo año y mes que yo), y la información es algo que ha crecido en masa con la aparición de internet, por lo que en los tiempos que corren no hay cabida para la sorpresa a la hora de vivir un acontecimiento como este ya que la publicidad, las fotos, y los trailers están al alcance de cualquiera de nosotros, pero el mundo no ha evolucionado solo, nosotros lo hemos hecho con él, al igual que Indy y sus creadores. Ésta quizás sea la principal razón por la que a tanta gente le haya costado aceptar ciertas “nuevas” reglas impuestas por el film, puede ser que hayamos olvidado que en la saga siempre han existido ciertos momentos imposibles que son precisamente los que la dotan del encanto que la convierte en única y de paso la diferencia claramente del resto de productos que conforman el llamado género de aventuras.

Si partimos por lo tanto de la premisa de aceptar que, así se hace y es una película de Indiana Jones podremos disfrutar sin ningún problema de lo que se ha querido dar a conocer, erróneamente, como la película del año. Sería más acertado llamarla el estreno de la historia del cine. Spielberg ha tenido la amabilidad de aprovechar esta ocasión que le brindaba el paso de los años, para enriquecer aún más al personaje y a el mundo que le rodea, una expansión del universo del Dr. Jones que si bien a regocijado a una parte de la comunidad fan, no ha acabado por llenar al resto.

Éste es obviamente uno de los motivos por el que cierto sector del público no se ha visto satisfecho, esperaban quizás un film que les fuera más familiar con respecto a las entregas anteriores, lo que se llama vulgarmente más de lo mismo, pero Spielberg no es amigo de lo convencional y no desaprovecharía la oportunidad de entregarnos algo que también fuera completamente nuevo y fresco a pesar de contar con la cantidad justa de melancolía para los fans (en los cuales me incluyo), demostrando así que el tiempo pasa y no se olvida de pasar factura. Ello queda patente en una de esas magnificas filigranas en forma de frase, de las que siempre hace gala la filmografía del director, y que le espeta a Indy su colega de universidad Charles Dean Stanford:

Comenzamos a tener una edad en la que la vida nos deja de dar cosas para comenzar a quitárnoslas.

Siendo obvio que el paso inexorable del tiempo es un protagonista más de la historia que lleva a los personajes, tanto nuevos como antiguos, a cobrar un cariz que enriquezca la trama y ritmo de la película, demostrando de camino algo que siempre ha estado patente en la saga y es que son los personajes quienes llevan el peso de la acción. A todos nos encanta saber el, porque, donde o como de los McGuffins, pero siempre descubrimos al final que han sido los personajes los que nos enamoran y enganchan a repetir la experiencia de volver a cada uno de los films un sinfín de veces.
Los aspectos técnicos de esta cuarta entrega se mantienen fieles a las dos cosas primordiales a la que debían de hacerlo, ser un película de Steven Spielberg, y sobre todo ser una entrega que aumente honorablemente una saga ya mítica por meritos propios.

Indy y Mutt

Banda sonora

¿Qué sería de una entrega de Indiana Jones sin la fanfarria, ya eterna para la historia del cine, como es el “Raiders March” creado por John Williams? Era por lo tanto más que evidente que el tema principal de Indy no podía faltar, pero todos los aficionados a las bandas sonoras somos exigentes con lo que llega a nuestros oídos, es por ello que ponemos el listón muy alto. Bien es sabido que el maestro Williams cuenta ya con una edad en la que pedirle peras al olmo sería algo ilógico, pero este hecho ya se consumó cuando esperábamos la segunda trilogía de “Star Wars” dejándonos eso si con un palmo de narices al disfrutar de temas tan magistrales como “Duel of the Fates” o “Anakin vs. Obi-Wan”. Cierto es que sus composiciones hace diez o quince años formaban un todo perfecto y mucho más sólido que convertía esos trabajos en piezas memorables, y quizás ahora sus partituras no gozan de dicha consistencia.

De todos modos despuntan con suma maestría, al igual que ya pasó con la saga galáctica, algún que otro tema como: “The call of the crystal”, “Irina´s Theme” o “Jungle chase”. Otros en cambio como: “The snake pit” y “Adventures of Mutt” son tan solo divertidos y dinámicos a pesar de beber con suma agonía de temas ya inspirados en “Harry Potter” o “Hook”. Ello no le resta para nada categoría al conjunto, haciéndonos el visionado muy llevadero, no nos distrae de la acción sino que nos embulle más en ella, algo que sumado a todo lo anteriormente descrito mantiene dignamente al maestro Williams en lo más alto del escalafón de la música cinematográfica a sus setenta y seis primaveras ya cumplidas. ¡Y que sean muchas más, John!

Indy y Spallko

Fotografía

En cuanto a la fotografía, como bien sabrán los fans, el encargado de las tres primeras entregas fue el excelente Douglas Slocombe, maestro de maestros. Slocombe se jubiló precisamente cuando acabó su labor en “Indiana Jones y la última cruzada”, aun hoy este magnífico artesano de la luz vive a sus noventa y cinco años, pero Spielberg sabía que si traerse de vuelta para esta cuarta aventura a Sean Connery era muy difícil, traerse a Slocombe a su avanzada edad era imposible. Por lo tanto y como no podía ser de otra forma el director volvió a contar para la ocasión con su director de fotografía habitual, Janusz Kaminsky. Spielberg habló claramente con él y sin rodeos para que dejara momentáneamente de lado su particular fanatismo por la saturación de blancos y el uso de colores fríos (sello habitual de Kaminsky), para que pasara a imitar directamente el estilo que Slocombe usó en las tres anteriores.

El director de fotografía se adaptó cómodamente al muestrario de colores vivos y clásicos del viejo maestro, pero decir que el éxito ha sido total sería exagerar. Si es cierto que ciertas escenas como las acontecidas en, el campus o el interior de la universidad, la casa de Indy, el Area 51, ciertos interiores en pirámides y catacumbas, etc. Respetan el espíritu de la saga al cien por cien, en cambio otras como la persecución en la jungla, el campamento base de los rusos, el ataque de las hormigas o el estallido de la bomba al comienzo del film, muestran claramente el estilo de saturación de la luz con el que tanto disfruta Kaminsky, y es que no podía pasar de otro modo, la gente que goza de un talento como el suyo siempre sienten la tentación de dejar su huella.

Indy

Interpretaciones

De la interpretación hay bien poco que decir, y no es porque no despunte calidad, pero lo bueno si breve dos veces bueno, y en el caso de la interpretación se cumple el proverbio. El personaje de John Hurt es tremendamente divertido, aparece más de lo que se espera en un principio y sin duda sorprende de una forma sin igual, a la vez que transporta a la acción de una manera única.

Shia LaBeouf conforma con Mutt la mezcla perfecta de Marion e Indy, el carácter y la personalidad que imprime a su personaje es abrumadora, de esta manera nos encontramos ante un papel que aunque pueda parecer fácil de interpretar, era uno sobre los que pesaba una mayor presión, si nos parece fácil es porque LaBeouf ha realizado un trabajo impecable. Cate Blanchett está sencillamente espectacular, si nos encontráramos por la calle con Irina Spalko creeríamos que es real, su interpretación es poderosa y sumamente realista. Como ejemplo claro la escena en la que nada más comenzar el film consigue abrir la caja de Rosswell, la mirada de posesa y loca que nos regala es sencillamente aterradora.

Ray Winstone compone a ese sinvergüenza encantador que a todos nos hace gracia y cae bien, deudor en alguna de sus actitudes de Han Solo, algo que por supuesto no es casualidad. A parte de eso quizás su interpretación no llegue mucho más allá, pero es efectista y no desentona con el ritmo de la película. Jim Broadbent a pesar de no haber contado con mucho metraje para lucirse cuenta con la escena en casa de Indy, en la que por sí sola deja de relieve su habilidad y galantería a la hora de hacerse con un papel. De Karen y Harrison solo se puede decir que nos han demostrado que Indy y Marion no solo seguían vivos en nuestros corazones, sino que también lo siguen en la pantalla. Sus interpretaciones por lo tanto se convierten en uno de los mejores regalos de esta película.

Shia LeBouef

Historia

La historia mantiene un ritmo y grado de interés, por parte del espectador, que sin duda no supera a las tres primeras entregas, pero que se basta y se sobra con mantenerlo y no encontrarse por debajo. Es inevitable que esto días la gente trate de asignarle un puesto de preferencia o calidad entre las cuatro entregas, pero no por ser inevitable no deja de ser un tremendo error, para hacer algo así deberán de haber pasado diez años y deberemos de haberla visto ciento de veces más al igual que hemos hecho con las otras tres durante todos estos años. Si tuviéramos que señalar en concreto un par de puntos serían, por un lado el tema de los villanos.

Es obvio que los rusos, aún estando a la altura de una película de Indiana Jones, no son tan carismáticos como siempre lo han sido y serán los nazis. Por otro lado el McGuffin presentado (la calavera de cristal en principio, y lo que se resuelve al final como el poder del conocimiento total) no nos puede parecer tan misterioso como el arca de la alianza o tan romántico como el santo grial. Todo esto forma claramente parte de la evolución expuesta al principio de esta crítica, algo de lo que no se podía huir.

En su momento fue avisado, las tres primeras aventuras encontraban su inspiración en el cine del mismo género de los años treinta al estar ambientadas en esa misma época, por lo que el siguiente movimiento lógico era dar el salto a los bien entrados años cincuenta, dándonos de cara con el McArthysmo y su caza de brujas, la guerra fría y el cine que invadió aquellos años. Temas como el espacio, los extraterrestres, el pánico nuclear y una avalancha de interés por la ciencia ficción. Indiana Jones da por lo tanto el salto de la fe a la ciencia, un movimiento más que acertado del que George Lucas ha sido el máximo responsable y por el que será justamente reconocido con el tiempo.

En otro orden de cosas resaltar que elementos típicos de la saga como, las escenas de acción orquestadas con delicadeza y cariño, sus frases legendarias, momentos memorables que son capaces de arrancar las lágrimas (sobre todo de aquellos que hemos crecido con esto), humor al más puro estilo Indiana Jones, situaciones imposibles y mucho más conforman lo que no solo podía, sino no debería ser otra cosa que un film de Indiana Jones.

Visto de esta forma podemos empeñarnos en seguir durante años criticando escenas como la del frigorífico o las lianas y no disfrutar así de esta maravilla de película o podemos aceptar la verdad, que son igual de ilógicas, divertidas y necesarias como la de la balsa hinchable en “El templo maldito”, arrastrarse debajo del camión de “En busca del arca perdida” o caer por un acantilado subido a un tanque y agarrarse a una raíz justo a tiempo como en “La última cruzada”.

Indy & Spielberg

Conclusiones

Tan solo me queda dedicar un par de líneas a darle las gracias a Mr. Spielberg, por haber sabido aprovechar al máximo su madurez como, no solo director de cine, sino también creador de imágenes únicas y perdurables. Lleva haciéndolo más de treinta años y nunca deja de sorprenderme, pero si cabe algo aún más admirable es que se haya tragado su orgullo, solo para volver a un estilo de contar historias que ya había dejado atrás, y no solo contento con eso encima utilizar todos estos años de experiencia adquiridos entre la tercera y cuarta entrega para mejorarlo, depurarlo y de paso habérselo pasado igual de bien que nosotros.

Un señor que a pesar de ser un cineasta al que nunca nadie podrá igualar y que se ha ganado un panteón junto a gente como Wilder, Hitchcock o Ford, no deja de ser humilde y tratar a todo su equipo por igual. Un crío de casi sesenta y dos años que ha abandonado todos sus proyectos serios, no solo para regalarnos un cuarto milagro llamado “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal”, sino también un final que jamás ninguna otra saga o personaje de ficción podrá llegar a soñar, un final que deja claro que las aventuras del Dr. Jones solo pertenecen a nuestros sueños, de la misma forma que su sombrero solo le pertenece a él.

Jacobo Cortés González

Pre-Eurocopa: España 2- Perú 1

España Peru

Ya que restan apenas diez días para que nuestra selección debute en la Eurocopa, sí que hacen falta ensayos como el de ayer en el Colombino. Lo malo es que ha servido, entre otras cosas, para calar un poco más la desconfianza en el equipo que ronda por la afición. Con razón.

Y eso que la calificación para la cita de Suiza y Austria terminó bastante bien. Sin deslumbrar, pero con los deberes bien cumplidos. Pero con partidos como los de ayer, Grecia o Rusia pueden mojarnos la oreja a las primeras de cambio, y mandarnos a casa de forma vergonzante. Vaya defensa que tenemos. Puyol este año ha estado regular, y no parece que vaya a cambiar ahora. Sergio Ramos acelerado, le va la vida en cada control de balón y con las ansias falla una y otra vez. Y Marchena… bueno, él solito se define en el pifiazo ‘Cannavaro Style‘ de ayer. Aragonés y su gusto por los jugadores del Valencia. Pues nada. Menos mal que Capdevila es especialista en barullos.

Es cierto que se crearon varias jugadas de ataque, algunas bien trenzadas y que merecieron acabar en gol; sin embargo, sin extremos se hace complicado llegar con claridad a encarar al meta contrario, y aunque Xavi e Iniesta hacen buena pareja, sigo echando mucho de menos al mejor asistente de la Liga, Gutiérrez. El del culo pelado no tiene excusas para no haberlo llevado, simple y llanamente, es así.

Y en punta de lanza, sol y sombra. Villa, que ha hecho una temporada horrible -su final de Liga no lo salva-, parece llegar más fresco y espabilado que sus compañeros. En cambio, Torres hace una temporada memorable y hace cantar a los hooligans en su nombre, y cuando llega a la selección se confunde con una extraña neblina que le hace desafinar la puntería y la verticalidad. En esas estamos. El miércoles, la última prueba. Espero ver jugar a Cesc mandando en el campo. Si es así, tendremos mucho más porcentaje de éxito, si es que Marchena lo permite.

El concursazo de SEGArcadia

SEGArcadia

Felicidades desde el PixeBlog a la web del compañero Tatoon dedicada a SEGA, por sus cinco añazos, ¡todo un récord de permanencia y constancia en la red! Para celebrarlo, se ha montado en el Blog un concursazo donde se pueden ganar copias de varios videojuegos de SEGA; para los bloggers, el premio consiste en un pack SEGA Rally, mientras que para los lectores del Blog, los premios varían entre Condemned 2, The Club o Crush.

Desde aquí, mi más sincera enhorabuena a Tatoon, el cual mantiene un blog con el que podemos estar a la última respecto a los videojuegos de SEGA, además de leer artículos como Los videojuegos de fútbol de SEGA, completos resúmenes de eventos como el SEGA Gamer’s Day, o análisis a la última como SEGA Superstar Tennis.

Retrovisión: Operation Wolf, el arte de la guerra

Operation Wolf Carátula

Como un lobo

Operation Wolf es un videojuego cuyo origen se encontraba en los salones recreativos. Allí, Taito creó una máquina capaz de infiltrarnos en una peligrosa misión de rescate, y cuya mayor virtud fue hacernos sentir en la piel del soldado protagonista, puesto que la vista en primera persona y la imponente ametralladora que lucía en el panel de mandos de la máquina eran una combinación perfecta, posteriormente transportada a nuestros hogares de forma brillante, gracias a Ocean.

Nuestra misión principal es eliminar a todo bicho viviente que se mueva dentro de la pantalla, eso sí, con excepciones, ya que entre las oleadas de enemigos que nos asolarán durante cada una de las seis fases, se colarán de vez en cuando personas inocentes que no debemos disparar, puesto que si lo hacemos nuestra energía se verá disminuida en una unidad, y dada la dificultad del arcade, es conveniente apurar al máximo nuestra energía.

Operation Wolf posee un scroll automático, que hace que nos olvidemos por completo de desplazarnos y nos centremos única y exclusivamente en apuntar con la metralleta de la máquina hacia la pantalla, o en su defecto, de mover el punto de mira con las flechas del cursor o el joystick. Dispondremos de munición limitada para nuestro arma, que podremos reponer -en contadas ocasiones- a lo largo de la aventura, mientras que también disponemos de granadas, que habrá que maximizar para destruir vehículos como tanques, lanchas o helicópteros.

Operation Wolf Arcade

Please, rescue the Hostages

Resultaba bastante curioso el método para lograr pasar de nivel; no había que llegar a un punto determinado, ya que el bucle de movimiento era infinito; en cambio, el objetivo era destruir un número concreto de enemigos, a repartir entre soldados de a pie, vehículos armados y helicópteros. Estos dos últimos aparecían con menos frecuencia, pero lograban hacernos bastante más daño que la infantería enemiga. La acción de juego era trepidante y no nos daba ni un minuto de respiro, teniendo que abarcar las dimensiones completas de la pantalla para eliminar lo antes posible a cada soldado hostil.

Las distintas fases se repartían entre la Base de Comunicaciones, la Jungla, el Pueblo, la Reserva de munición, el Campo de concentración y, finalmente el Aeropuerto. Cada uno de los niveles ofrecía una ambientación distinta, aunque los enemigos no eran demasiado variados. La dificultad iba ‘in crescendo’ progresivamente, alcanzando el punto álgido en las dos últimas fases, ya que en ellas se jugaba un papel clave para finalizar el juego con éxito total.

De esta manera, en el Campo de concentración aparecían un total de 5 rehenes que cruzaban la pantalla; uno por uno y de forma parsimoniosa, los secuestrados debían llegar al otro extremo del scroll sin que sufrieran daño alguno. En la fase seis, este proceso se repetía, ya que los rescatados debían llegar al avión para completar su rescate. Se da el caso curioso de que, si llegábamos a completar la fase 6, el presidente de Estados Unidos nos daba un mensaje distinto en función de los rehenes que hubiéramos salvado. Más vale que salváseis al menos uno.

Operation Wolf Arcade

Versiones para dar y regalar

El éxito de la recreativa de Taito hizo que Ocean se encargara de realizar la correspondiente conversión a sistemas domésticos, logrando un excelente resultado. Amstrad CPC, Spectrum, MSX, Commodore 64, Atari ST y Amiga obtuvieron una copia cada uno, destacando el detalle gráfico en cada una de ellas, acorde a sus posibilidades. Operation Wolf salió también para otras consolas como Master System, NES o Turbografx. Incluso en Playstation 2 o XBox se puede jugar, a través del recopilatorio Taito Legends. Y además, desde hace unos meses, también disponible en la Máquina Virtual de Wii.

Tenéis la posibilidad de jugar a la versión de NES a través del enlace que os incluyo aqui, aunque os recomiendo probar en el emulador la versión de Amstrad CPC, siendo de los mejores arcades que se pudieron disfrutar en dicho sistema.

Por último os recomiendo echar un vistazo a la gran versión para Turbografx, mediante el siguiente vídeo:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=-iyHsavuatQ[/youtube]

Review Boom Blox Wii

Boom blox

Con el paso de las distintas generaciones de consolas, la balanza del videojuego ha ido repartiendo el peso de forma irregular, inclinando gran cantidad de peso sobre algunos géneros, como el First Person Shooter, y quitando el protagonismo a otros tantos, como la Aventura Gráfica o el género del Puzzle y Habilidad. Respecto a este último, cabe mencionar a insignes representantes a lo largo de la historia lúdica digital, con Tetris a la cabeza, seguidos por máquinas recreativas jugadas hasta la saciedad y que aún perviven en algunos rincones del planeta, como Puzznic o Puzzle Bobble.

Pues nada, resulta que ha tenido que llegar un genio cinematográfico como Steven Spielberg para darle un más que necesario empujón a un género que suele agrupar a personas de todo tipo, sin importar edad ni sexo. El conocido cineasta ha influido en la dirección creativa de un título desarrollado por EA Games, y que viene a demostrar que Nintendo Wii puede aportar más de lo que parece hasta la fecha, y que apenas ha servido para grabar unos cuantos anuncios de gente jugando con cara de posesos mientras agitan el WiiMote.

Boom blox

Spielberg mueve ficha

Boom Blox se basa en formas rectangulares, cuyo volumen y peso tienen una importancia capital en el desarrollo del juego. En realidad, los distintos modos de juego que encontramos en Boom Blox afrontan el puzzle desde perspectivas absolutamente diferentes, y a su vez guardan estrecha relación, basada en la física de los cuerpos, resuelta de manera magnífica por el siempre solvente motor Havok.

Así, pasaremos de lanzar pelotas hacia un muro para hacer que se caigan los bloques que mayor puntuación atesoren, a intentar quitar piezas de una torre con elevada inercia a caer, sin que la figura se descomponga, o al menos que no lo haga en nuestro turno. Todo a través de unos cuatrocientos niveles diferentes, en los que tendrán absoluta relevancia los que envuelvan a varios jugadores, ya sea para competir o para cooperar.

Por supuesto, el quid de la cuestión reside en el manejo del juego. Boom Blox podría haberse lanzado para otra plataforma, en otro tiempo y bajo circunstancias totalmente distintas, pero perdería más de la mitad de su efectividad. El WiiMote se ajusta perfectamente a cada rompecabezas: eres tú, realmente, el que está sacando esa ficha de la torre, midiendo la fuerza y la precisión, y sólo tú eres el que la has pifiado si el castillo se viene abajo por intentar sacar la pieza más jodida de la torre. Una simbiosis perfecta que se ajusta como un guante al concepto de puzzle.

Para completar este logro, EA Games pensó que un juego así no debería acabarse nunca, así que nos permite crear cualquier tipo de puzzle que se nos ocurra, siempre bajo las directrices generales de los distintos tipos de retos. Aunque los niveles que vayamos creando pueden enviarse a nuestros colegas para que se acuerden de nuestros ancestros, se echa de menos un multijugador online, algo que sí podrá hacerse en la misma consola y con cuatro jugadores como máximo.

Tecnológicamente, Boom Blox ofrece grandes dosis de colorido, simpatía en los personajes protagonistas en forma de fichas, y animadas melodías, a veces de corte tribal, otras de estilo medieval. Su punto fuerte reside en la implementación de la física, y realmente no necesita mucho más para conseguir su objetivo.

Boom blox

Conclusión

Boom Blox no es otra compilación de minijuegos para sesiones de partidas ‘casual’, como he visto en otras páginas. Aquí, las partidas son más pausadas por lo general, y como todo buen puzzle, requieren que nos estrujemos un poco la cabeza para tomar la decisión acertada; bien es cierto que incluye algunas pruebas del tipo «tiro al plato» que se alejan de este concepto, pero es la excepción que confirma la regla.

Y lo que se confirma es que el género del puzzle no había desaparecido por completo de la faz del videojuego; sólo permanecía enterrado, esperando a que alguien tornase la monotonía en creatividad a través de un brillante diseño y un inteligente uso de las capacidades jugables de Wii. Y no me extraña para nada que la batuta de las interpretaciones de un héroe como Indiana Jones haya tenido mucho que ver en esta resurrección.

Nota Boom Blox: 8.5